Pedro era un adicto declarado a la cafeína. Mientras la gente normal bebía una o dos tazas de café al día, él se tomaba diez. Su nevera estaba llena de bebidas energéticas y su sangre probablemente tenía más espresso que glóbulos rojos.
Un día, decidió que necesitaba un verdadero reto: romper el récord mundial de consumo de cafeína en 24 horas. Con una transmisión en vivo y una mesa repleta de cafés, shots de espresso y latas de bebidas energéticas, comenzó su desafío.
Las primeras horas fueron pura euforia: hablaba rápido, temblaba de emoción y sus pupilas parecían dos agujeros negros. A las doce horas, su corazón latía como si estuviera en un concierto de heavy metal. A las veinte, empezó a ver colores que no existían. A las veintitrés horas y cincuenta minutos, su corazón decidió que ya había trabajado suficiente.
Su último mensaje en vivo fue: "¡Vamos, una más y...!" seguido de un golpe sordo contra la mesa. Su video se volvió viral, aunque por razones que Pedro jamás imaginó.
Game Over.
Editado: 19.03.2025