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Chapter 22

CAPITULO 22

 

~ N A R R A D O R ~

 

Algo que había sido sorprendente es como las cosas comenzaron a tomar un cambio positivo en las vidas de Alex y Mía, durante los últimos meses todo parecía estar tranquilo, cuando la pandemia estuvo en su auge más alto nadie parecía estar seguro de lo que pasaría, pero ahora se escuchaban buenas noticias, se había puesto en estudio una vacuna, lo cual parecía dejar un poco de tranquilidad en las vidas de todos. Después de que la madre de Mía se había recuperado, la enviaron a casa, ya tenía 2 semanas y se podía decir que las cosas estaban tranquilas. Mía se había recuperado nuevamente de ese episodio y comenzó ahora sí con las clases de batería, aunque solo eran un par de horas al día, se sentía muy bien y pensó que debía regresar a la música, pero con su madre había tenido un par de discusiones por la compra de dicho instrumento. 

 

La mujer decía que eso no la iba a ayudar a nada y solo estaba molestando en casa. Mía no podía negar que le había dolido que su madre no confiara en ella o en Donald, hasta amenazó con prohibirle seguir viendo a Donald ya que, según ella, solo la estaba mal influenciando. 

 

—Sé que es difícil comprender por qué tu madre piensa de esa forma, pero solo dale tiempo —Alex intentaba no ponerse de ninguno de los dos lados para entender a ambas mujeres, hasta ahora solo conocía a la madre de su chica por las cosas que le contaba Mía pero no podía juzgar sin saber ambas partes de la historia. La chica había salido a pasear al perro mientras hablaba con Alex.

 

Alex era de los pocos que entendía que Mía necesitaba algo más para distraer su mente, solo con la escuela no era suficiente y no podía simplemente someterse a esa vida, la sentía vacía y ahora con regresar a la música se sentía realmente viva. Lo cual hace años que no sentía. 

 

—Ella no lo va a entender jamás —Respondió la moreda girando sus ojos. Alex lo veía desde fuera pero no comprendía como realmente se sentía ella para opinar, igual era de los pocos que podía confiar aquellos temas así que le contaba todo—, es demasiado cerrada... Ni siquiera he le querido hablar de ti, no sé si me padre lo ha hecho, pero no entendería nada de eso... 

 

—Entiendo —Alex tampoco se sentía cómodo de que ella le contara a su madre de la relación que ellos tenían, no más por el hecho de que él se sentía responsable de ser el quien hablara con sus padres, en persona pero aún no podía viajar, había estado viendo vuelos las últimas semanas ya que poco a poco se había comenzado a levantar las restricciones, al menos en su ciudad y sabía que Mía no podría viajar al menos que sus padres estuvieran de acuerdo de que la chica hiciera ese viaje—, verás que pronto, pronto, estará bien. Todo mejorará. 

 

Él quería tomar la primera oportunidad que tuviera para viajar y sorprenderla, la quería cerca lo más pronto posible. Ya había llevado octubre y su cumpleaños estaba más que cerca, por eso Alex estaba planeando una sorpresa para la joven, faltaban un par de días y no podía esperar para que llegara ese momento. 

 

Mía ahora estaba un par de días de vacaciones gracias a que había aprobado su examen y estaban en trámites para comenzar clases con el siguiente año, fue algo que no pensó que lograría, pero con su esfuerzo había sido el suficiente para el siguiente paso en su vida, ella quería poder graduarse, como pensaba no era que odiaba esa carrera, pero tampoco la amaba del todo, aunque ella quería trabajar con niños, así que era algo que la ponía feliz. 

 

—¿Qué te gustaría de regalo para tu cumpleaños, pequeña? —Preguntó el hombre, pequeña era de los muchos apodos que él le tenía, pero el que más le gustaba era "amor" solo que se limitaba a decirlo en ocasiones especiales. 

 

—Me gustaría tenerte conmigo —Pidió Mía haciendo un puchero. 

 

—Ow, a mí también me gustaría, pero es algo que debe esperar un poco, sabes que te lo voy a cumplir... —Respondió el hombre echando su silla hacía atrás, aún seguían en la casa del campo, pero ya él estaba por regresar a la ciudad, al menos era algo que tenía en mente ya que esperaba que pronto pudiera abrir otra vez la galería, solo debía esperar los anuncios del gobierno. 

 

—Sabes que no tienes que darme nada... —Mía estaba dando la vuelta a la esquina para regresar a casa, ya no se sentía bien ahí desde que su madre estaba, se sentía espiada y no podía hablar como antes con Alex—. Estaré feliz con estar con mi familia ese día, invitaré a quedarse a Blaire, podrás conocerla... —Ella había planeado una pijamada con su mejor amiga el fin de semana de su cumpleaños. 

 

—Bien, entonces pensaré por mi parte que puedo regalarte, ya que no te vas a escapar de recibir un regalo mío —El hombre estaba feliz por la sorpresa que había preparado para su chica. 

 

—Bueeeno, te llamo en un rato, tengo que entrar a casa y debo hacer un par de cosas —Mía se detuvo frente a su casa antes de cortar la llamada—. Te quiero. 

 

—Yo también te quiero, hablamos en un rato. 

 

Finalmente, Mía entró a su casa, su madre apareció desde la cocina mirándola con cara enojada, la morena no sabía que pasaba, soltó la correa de Angel y este caminó por el lugar. 

 

—¿Cuándo pensabas decirme? —Ella no entendía la pregunta que su madre haciéndole, se acercó a ella lentamente, aun con la expresión de extrañez, no era la primera vez que su madre se comportaba de esa manera, pero desde que había regresado del hospital estaba completamente neurótica, nada de lo que hacía la joven estaba bien y eso ya no le estaba agradando. 

 

—¿De qué hablas? —Preguntó finalmente. 

 

—Del hombre con el que estás hablando —Aquello más que un secreto era un elefante en la habitación, si sabía su padre, ella al menos debía olerse que algo estaba pasando con su hija, pero había colmado la paciencia de todos—, ¿estás loca? ¿Cómo se te ocurre hacer algo así? —Continuó. 




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