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Chapter 27

 

~ N A R R A T I V O ~

 

Por un rato, mientras caminaban por el barrio, estuvieron en completo silencio. Ninguno quería decir nada y arruinar la armonía que había entre ellos. La joven estaba muerta de los nervios y su mano sudorosa lo hacía más obvio, pero Alex no le importaba, era lindo. El rubio era mucho más alto que la morena y más allá de incomodarle, le gustaba a sobre manera.

 

—Tu madre cocina muy bien —El hombre finalmente rompió el silencio, no quería que estuvieran en silencio durante todo el paseo y que regresaran a casa sin decir alguna palabra, era la primera vez que se veían y seguramente tendrían mucho que decir, al menos el así lo sentía.

 

—Y eso que no haz probado la comida de mi padre —Respondió Mía orgullosa. Sus padres eran excelentes cocineros, su madre cuando se lo proponía mientras que su padre era algo más experimental y parecía que le salía sin esfuerzo, eso era de las cosas que más admiraba de su padre, que sus talentos como la cocina, parecía hacerlo sin esfuerzo alguno.

 

—Espero entonces poder hacerlo —Respondió Alex apretado un poco la mano de su novia, estaban cerca de una pequeña plaza donde Angel corría a hacer sus necesidades o simplemente a oler lo que sea que estuviera por ahí que llamara su atención. Ambos vieron una banca y decidieron sentarse, un rato nomás hasta regresar a casa.

 

—Me diste una gran sorpresa… Este es el mejor regalo de Navidad que he podido pedir —Mía no soltaba la mano de su novio, ella lo miraba como algo hermoso y él como lo más preciado.

 

—No creas que han acabado las sorpresas —El hombre no tenía planeado muchas cosas, con el tema del covid sus planes eran limitados, aunque quería llevar a Mía a dar paseos, al cine, algún restaurante, llevarla a bailar, no lo sabía, pero quería que las cosas entre ellos fueran normales mientras estuvieran juntos. Ahora que la tenía cerca sabía que cuando se fuera a casa odiaría aún más la distancia. Ya que después de tenerla, seguramente se le haría terrible.

 

—No quiero nada más, el tenerte acá conmigo es suficiente para mí —Confesó la joven con una sonrisa haciendo sonrojar a Alexander. Él no se creía tan especial para hacer feliz a la joven, pero hacia su mejor esfuerzo para que eso pasara.

 

El inglés la miró. Hacía frío, pero aquello ni siquiera era algo que se les pasara por la cabeza, la soledad había sido la compañera de estas personas por mucho tiempo y por primera vez en mucho tiempo no sentía ese frío interno que les había quemado. Mía lo miró a los ojos y se perdió en ellos. No había nada que podía hacer ahora, estaba perdida y jodida.

 

—Tengo que hacer esto —Susurró Alexander antes de unir sus labios con los de su novia. Aquello parecía un sueño, ambos lo imaginaron, pero el momento en cuestión fue mucho más mágico que cualquier cosa que pudieron haber pensado. Dulce y tierno, así fue ese beso. Delicado y hasta torpe. Mía fue la primera en dar el siguiente paso para intensificar el beso, abriendo un poco más la boca. Alex llevó su mano libre hasta el cuello de la mujer para atraerla más a su cuerpo como fuera posible.

 

Perdieron el tiempo. Se tomaban un par de segundos para tomar aire, pero luego volvían a encontrar sus labios en un beso, no fue hasta que Angel comenzó a ladrar a pocos metros de ambos que ambos se separaron, Mía tenía el rostro completamente rojo y el rubio no se quedaba atrás, sonrieron con las frentes unidas.

 

—Creo que deberíamos regresar a casa —Anunció Mía con un ligero puchero, no quería tener que regresar quería seguir probando los labios del hombre. Este entendió y se levantó, volviendo a tomar la mano de la chica. Los tres se dirigieron a la casa, hablando de cosas triviales. La morena se dio cuenta de que estaban ambos vestidos de negro y que fue muy lindo.

 

Cuando entraron a la casa, todos estaba de regreso a la sala listos para comenzar abrir los regalos no sin antes de tomar un par de fotos, Celeste era experta para esto, así que hizo que todos se levantaran y se comenzaran a tomar fotos con el árbol, en los sillones. Así que la pareja tomo asiento en uno de los sillones donde entraban dos personas donde también posaron. Después de que la sesión de fotos terminó, comenzaron a abrir los regalos en el orden que tomaban los paquetes.  

 

Todos se veían completamente felices y eso era algo que le había gustado a la mujer. Podía decir que se sentía como cuando era una niña y las Navidades eran una celebración que esperaba durante muchos años. Alex tenía una copa de vino en una mano y con la otra tomaba la mano de su chica, no se habían despegado desde que llegó y eso hacía sentir confiada a la joven.

 

—Este tiene el nombre de Mía y es de Carmen Kirkman —La muchacha frunció el ceño ya que ese era el nombre de la madre de Alex, lo miró y el solo asintió. Marcus acercó el regalo hasta la joven, ella para tomarlo dejo la copa en poder del hombre y comentó a quitar el papel de regalo que tenía, era una caja blanca que al abrirla se encontró con el sweater que había tejido la mujer junto a una nota.

 

“Hola linda. Soy la madre de Alex, espero que le cuides muchísimo y lo quieras tanto como él te quiere a ti”

 

La nota había hecho sonrojar a la chica y el regalo había sido perfecto, con solo verlo sabía que le quedaría, esperaba en algún momento poder hablar con la madre del hombre para poder agradecerle por el regalo. Antes de que pudiera decir algo más, Marcus tenía en sus manos otro regalo que era de Carmen, ella lo abrió con la misma ilusión, era un poco más pequeño en tamaño, pero cuando lo abrió se dio cuenta de que era una bola para el árbol, pero sabía que no era algo industrial, sino que había sido hecho a mano.




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