Ganadora De La Apuesta #2

Uno

SIDNEY STEVEN.
 

 


Todo empezó por una apuesta pero termino cuando uno de los dos salió lastimados.

 

Todos estarán pensando que fui yo pero no, está vez él chico sufrió.

 

Y sin darme cuenta de alguna forma yo también.

 

 

 

Dos meses antes.
 

 

 

— ¿Una apuesta? Que acaso tenemos doce años. —Hable con burla hacia mi amiga Lexter.
 

— Si, ¿Aceptas? ¿O acaso tenés miedo de perder?
 

Sonrió.
 

— Yo no le tengo miedo a nada.
 

— Entonces aceptas ¿Si o no?
 

— ¿De cuánto estamos hablando?
 

— 10.000 dólares.
 

— Está bien acepto.
 

— Tenés dos meses para enamorar a Adam Roth.
 

Pan comido.
 

En menos de dos meses voy a tener a Adam Roth comiendo de la palma de mi mano eso se los aseguro.
 














 

(…)
 














 

— Hola Adam. —Me acercó a él y me siento a su lado en las gradas del campo.

 

Siempre viene para acá ya que es muy silencioso a estás horas.

 

Antes venía juntos pero mientras pasaban los años nos fuimos alejando.

 

— ¿Que querés? —Pregunta sin quitar su mirada del libro que tiene en mano.

 

— No se… Una cita.

 

Ahora sí deja de mirar el libro para prestarme atención.

 

— Ni en tus sueños.

 

— Por fa, Adam.

 

— Que no, Sidney.

 

— Solo una cita, si no te diviertes prometo alejarme de vos.

 

Cruzo los dedos en mi espalda.

 

— Está bien, peo solo una.

 

Se levanta.

 

Lo beso en la comisura del labio.

 

Al alejarme un poco veo sus mejillas rojas.

 

— Paso por vos a la siete, estate listo.

 

Me doy vuelta y salgo de ahí sin más.













 

(…)
 














 

Tocó el timbre de la casa de Adam.

 

Espero unos segundos y abren.

 

La Madre de Adam es la que abrio la puerta.

 

— ¿Sidney?

 

— Hola Caren.

 

— ¿Que haces por acá? Hace años que no te veía.

 

— Vine a buscar a Adam, tenemos una cita.

 

— ¡Ahhhhh!

 

Me tapo los oídos por el grito tan agudo que dió.

 

— No puede ser, no puede ser, no puede ser.

 

— ¿Está bien?

 

— Más que bien, estuve esperando esto desde que Adam y vos se conocieron.

 

— ¿El que específicamente?

 

— Que sean novios.

 

¿Novios?

 

Me atragantó con mi propia saliva.

 

Empiezo a tocer y la Madre de Adam me golpea la espalda.

 

Luego de unos minutos se me pasa.

 

— No somos novios, Caren.

 

— Ah que lastima, hacen tan linda pareja.

 

Mis mejillas se acaloran.

 

— ¿Puede llamar a Adam?

 

— Claro.

 

Entra a la casa y deja la puerta abierta.

 

Se escucha como Caren llama a Adam y pasos en la escalera.

 

— ¿A dónde vamos? —Pregu yo una vez frente a mi.

 

Se ve muy bien.

 

Jamás lo había visto así, parece un típico chico malo, aunque Adam de malo no tiene nada.

 

Lo raro es que el jamás se viste así.

 

Ahora que me doy cuenta tampoco lleva sus lentes si no lentes de contacto, lo sé porque ahora los tiene celeste no marrones.

 

— Al cine. —Contesto cuando salgo de la sorpresa.

 

No dice nada y va hacia mi auto.

 

Tardo un momento pero enseguida me subo también al coche.

 

Necesito averiguar qué pasó con el Adam que a mí me gustaba.




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