- No me puedo creer que les hayas enseñado ese video.
Estela tenía razón. Yo también seguía sin creérmelo.
- ¿Qué querías que hiciera? Mi única opción era arrancarle el móvil de las manos y no era el momento de hacerle eso a mi abuela.
- Pues menos mal que no era otra cosa.
- Aparte, tengo que contarte una cosa que he oído.
Mientras caminábamos por el pueblo y se lo enseñaba le conté la conversación de mi madre. A medida que le iba contando se ponía cada vez más roja, intentando no reírse, hasta que terminé y dió riendo suelta a la risa. Durante cinco minutos lo único que hacía era intentar empezar una frase y cortarla al momento porque no podía ni respirar.
- A ver que me quede claro, ¿están intentando saber si tienes algo con Lucas?
- No saben ni su nombre. Si tengo algo con alguien, hombre o mujer les da igual.
- ¿Y quieres ocultarlo?
- No, pero hasta que no me lo pregunten directamente voy a jugar un rato. De todas formas al final se cansaran.
- ¿Sabe ya lo del vídeo?
- No creo, si no se lo ha dicho Julia.
Ante eso se le iluminó la cara y me hizo un gesto para que marcara.
- Llámalo, quiero decírselo yo.
No quise discutir. Cuando llegamos a un parque un poco más apartado de las casas saqué el teléfono para marcar y le puse el manos libres.
- Hola princesa.
- Hola princeso.
Esa fue Estela. Había respondido antes de que yo pudiera decir nada.
- Estela, te echaba de menos. - Podía oír la risa en su voz. - Hace mucho que no te veía. ¿Me puedes pasar con mi novia?
- Estoy aquí. No me ha quitado el móvil.
Reí suavemente.
- Encima que te busco fans nuevos. - Habló por encima de mí.
- ¿Nuevos fans? - sonaba extrañado.
- Julia nos ha mandado un vídeo de una de las actuaciones. Os habéis quedado a gusto, querido.
Eso lo hizo reír.
- ¿Te gusta?
-Demasiado, espero que me lo enseñes cuando te vea, y si es en privado, mejor.
- En privado te hago lo que quieras, preciosa. - A Estela le dió un escalofrío antes de hacer un gesto de vomitar. Lo debió escuchar Lucas porque soltó una carcajada.
- Pues a lo mejor te toca incluir a la abuela de Reyna en ello.
- ¿Perdona, qué?
- Casi le tenemos que arrancar el teléfono de las manos. Se ha enamorado viéndolo. Me ha dicho que si no os podíamos traer.
Se lo tomó como una pregunta.
- Eso está complicado. - Por un momento pareció pensarlo. - Pero estamos demasiado ocupados, no paramos en todo el verano.
- Nos podrías decir los pueblos a ver si podemos acercarnos.
Quería ver algún espectáculo pero para ello necesitaba saber dónde estaban y cuándo. Sabía que preguntarle a Julia era perder el tiempo.
- Estoy intentando conseguir la lista de pueblos de Julia, a ver si puedo escaparme e ir de visita pero entre que no me la quiere dar y estamos liados todo el tiempo. - Resopló un poco. Podía verlo como si estuviera allí, estaba frotándose la cara.
- No me lo habías dicho. - En mi cara había una sonrisa triste, sabía que me echaba de menos, me lo había dicho, pero era bonito ver cómo intentaba reunirse conmigo aunque fueran unos días.
- Era una sorpresa.
Nos quedamos callados durante unos segundos hasta que Estela volvió a hablar.
- Intentaré que Julia me dé los sitios. A ver si lo consigo.
Se alejó un poco, intentando hablar con Julia.
- ¿Se ha ido ya?
- Sí.
- Entonces dime, ¿qué es lo que más te ha gustado del vídeo? - sonaba un poco engreído, estaba buscando cumplidos.
Pensé en hacerlo esperar pero al final cedí, si no le veía la cara perdía la gracia.
- No te había visto mover la cadera así en mucho tiempo. ¿Es para el siguiente espectáculo?
Su respuesta a eso fue reírse.
- No, eso era una apuesta que salió mal.
- Ahh, tiene sentido. ¿Cuál era la apuesta?
- Concurso de bailes sexis pero sin llegar a ser explícitos. ¿Qué piensas, hemos ganado?
- Por mí sí - paré un momento - y por mi abuela creo que también.
En ese momento interrumpió Leo.
- Oye Reyna, ¿qué le has hecho al pobre? - oí un golpe, parecía que le había dado en la espalda - lleva una cara. Solo le falta sacudirse y estaría en una película de miedo.
Se estaba riendo.
- Me he enterado de lo de la apuesta, Leo. ¿Quién ha ganado?
- Nosotros, obviamente. - Había más gente hablando, se confundían los sonidos. - Te lo tengo que robar, tenemos que seguir ensayando.
- No me lo rompáis - escuché de fondo como Lucas se quejaba - Y decidle a Julia de mi parte que puede enviarme más videos cuando quiera.
Poco después de eso colgué.
Me giré a ver si Estela había acabado con su conversación, había llamado a Julia. Mi amiga hablaba dando vueltas sobre sí misma, no se estaba quieta y gesticulaba todo el rato. La conversación no le estaba saliendo como quería. Mientras esperaba me senté en un banco de al lado y me puse con el móvil.
Volví a ver el vídeo.
El único sitio en donde se juntaba toda la gente del pueblo, independientemente de su edad, era el bar. Era un local pequeñito que durante los meses de invierno acogía a las pocas personas que había pero en verano casi ni se usaba, todo era terraza. En una mesa se encontraban mis padre y tíos junto a amigos de allí y en otra estaba mi abuela.
Me dirigí a la mesa de mi hermano. Allí estaban los pocos que había de nuestra edad en el pueblo: Paola, Sandra y Oliver.
Paola y Sandra eran hermanas, nietas de la amiga de mi abuela, Maruja. Teníamos la misma edad y habíamos pasado muchos ratos juntas pero no éramos las mejores amigas por culpa de algunos problemillas. Con Oliver, en cambio, no tenía problema alguno. Nos habíamos aliado en un intento de descubrir el problema entre nuestras abuelas demasiadas veces y este año volvería a pasar.