Cuando llegamos las plaza estaba llena de gente. Tenía todas las mesas puestas, ya montadas.
- ¡Mamá! ¡Reyna! - Alex sacudía las manos, llamando nuestra atención. - ¡Aquí!
Toda mi familia estaba situada en una de las mesas centrales. Mi abuela se había sentado presidiendo la mesa y todos los demás estaban dirigiéndose a sus sitios. Al lado de mi padre y Álex habían tres sitios libres reservados.
Mi madre se dirigió al lado de mi padre mientras que nosotras nos fuimos junto a Álex y mis primos.
- Llegáis casi tarde. ¿Qué ha pasado hermanita? ¿Se te han pegado las sábanas? Mucha fiesta veo yo.
Se apoyó en mi mientras hablaba.
Negué con la cabeza y lo aparté ligeramente.
- Llevo dos horas ayudando con las patatas. Al que se le han pegado las sábanas es a ti.
- Yo llevo aquí horas poniendo mesas. No durmiendo como tú.
Me quedé mirándolo, podía oír las risas de Estela y mis primos, intentando ocultarlas.
- ¿Sabes que te he visto salir de casa, no? No te has escondido mucho la verdad.
Eso ocasionó que dejaran de esconder la risa y mi hermano empezó a sonrojarse.
Le había pillado.
- No debes meterte con ella, Álex.
- Es verdad, nos ha aguantado demasiados años ya.
Los dos primos añadieron, dándose la razón y riéndose un poco más.
- Entonces - Estela se apoyó en la mesa para hablar- ¿Cuándo comemos?
Repartieron la comida rápidamente. El plato estaba formado por unas longanizas junto a un trozo de carne y algunas patatas. Además, desperdigados por las mesas, había una serie de platos con aceitunas y cacahuetes junto a embutido.
Íbamos a hincharnos, de eso no tenía ninguna duda.
Antes de empezar a comer le mandé una foto a Lucas de la comida.
"Mira lo que te pierdes
Ya os podríais haber quedado"
Sabía que estaban trabajando pero un poco de envidia no le hacía ningún mal a nadie.
"Guárdame un poco"
Eso me hizo reír, pero como acababa meterme comida en la boca acabé atragantándome. A mis lados la conversación paró y delante de mí empezaron a aparecer vasos de agua.
Cogí el vaso más cercano.
- Gra.. - tosí y carraspeé un poco antes de volver a intentarlo. - Gracias.
Mi voz salió susurrada y entrecortada, sin posibilidad de sonar más.
- ¿Qué te ha pasado? - Estela sonreía pícara mientras preguntaba - Casi te nos mueres en dos minutos.
Ella sabía perfectamente lo que estaba haciendo. Al verme hacer la foto se había interesado y al descubrir para quién era no se había sorprendido.
- He tragado mal. - Intenté forzar un poco más la voz. - No ha pasado nada.
- ¿Estás segura? - Esta vez fue Paul. - Juraría que te estabas riendo. - ¿Alguna mensaje que nos quieras contar?
Estela no había sido la única en ver el móvil.
- No seis cotillas, no ha pasado nada. - Me giré a mis primos. - Por cierto, ¿queréis ver un vídeo interesante?
Me levanté de la mesa y me dirigí a una de las de al lado.
En ella estaban sentados Oliver y su familia. Al pasar por al lado de Herminia me dirigió una mirada, intentando averiguar si iba por voluntad propia o tenía un recado de mi abuela. Cuando vio que buscaba a Oliver se relajó.
- Oye Oliver, - me apoyé en su hombro- te lo quise preguntar el otro día. ¿Tu abuela tiene el vídeo del discurso de la mía? - Eso le hizo reír - es que me haría ilusión tenerlo.
-Dame dos minutos. - Oliver asintió antes de dirigirse a su Herminia.
Me quedé con Sandra mientras esperaba a que volviera.
Ellos no tenían problemas con Herminia.
Bueno, no tenían tantos.
Y al poder soportarse y ser una familia más pequeña que la nuestra los ponían siempre en la misma mesa.
- ¿Tantas ganas tienes de tener ese vídeo? - Sandra me sonreía.
- Voy a enmarcarlo y se lo pondré cuando quiera recordarme alguna tontería. - Reí, recordando otros momentos.- ¿Sabes cuántas veces hemos querido recordarle algo pero no teníamos pruebas?
- ¿Cómo cada vez que le preguntan por Herminia? - Enarcó unas cejas.
- Síp, algo así. Pero es por otra cosa...
En ese momento volvió Oliver.
- Lo he conseguido, pero tienes que prometerme que no se lo enviaras a mucha gente. Como se entere mi abuela me mata.
Asentí riéndome.
- Por cierto... - Rodeó mis hombros con sus brazos. - Ahora que te he dado el video, dime. ¿Cuándo vamos a seguir investigando la relación de nuestras abuelas?
- Diría más bien la falta de relación. - Me reí. No te preocupes, en breves volvemos a las andadas.
Me volví hacia mi mesa mientras sacaba el móvil del bolsillo. Lo primero que hice al sentarme fue descargar el vídeo y ponérselo a mis primos.
Llegó un punto en el que no pusimos a llorar de la risa. Esta era una vision de la abuela Virginia que ellos todavía no habían visto y sus relaciones valía la pena verlas.
Seguían riéndose mientras recogían y repartíamos los cafés.
Se me acercó Paul y me rodeó con el brazo.
- Te debo una, pero una muy grande. Creíamos que no lo íbamos a poder ver. Mamá nos había dicho que no había podido conseguir el vídeo.
- Tengo mis recursos.
- Recursos sí - se coló Álex por medio - y Herminia nunca falla.
Los tres nos reímos suavemente.
Por la esquina de mi ojo pude ver como empezaron a llegar una serie de coches, el último era el de Lucas.
Habían llegado todo el grupo ya.
Al acercarse a la plaza aminoraron el ritmo, tanto que pude diferenciar las caras de los conductores. Conocía a la mayoría pero el que me interesó fue Lucas. Se quedó mirándome todo el tiempo que pudo con las cejas arqueadas y una sonrisa divertida, fijándose en el brazo que tenía en mi hombro, no acostumbraba a pegarme tanto a la gente pero era mi familia y él lo sabía.
Le saludé con la mano mientras se alejaban.
- ¿Cuánta gente son? - Herminia gritó tanto que pude escucharla desde donde estaba.