[gay] Don't Be Ashamed Of Be Yourself, Baby.

Parte 8 - Soy una cobarde

Abro los ojos algo somnoliento, y lo primero que veo es a Aaron, que está asomando observándome desde lo alto de su cama. Al ver que me despierto se sorprende un poco y se levanta de la cama.

—Buenos días— Dijo algo nervioso.

—¿Y eso que me estabas mirando?— Pregunté entrecerrando los ojos mientras lo miraba fijamente.

—E-Estaba viendo si te habías despertado— Dijo luego de un segundo, sonaba algo nervioso. Lo miré con confusión.

—"No lo sé rick"— Le respondí algo confundido mientras lo miraba con los ojos entrecerrados —En fin, ¿hay algo de comer?

—Bueno... bajemos a la cocina a ver si hay algo— Respondió.

Salimos del cuarto, bajamos por las escaleras y caminamos hasta la cocina. Aaron se puso a revisar los gabinetes de la cocina (Estantes, Alacenas, etc) mientras yo esperaba.

—Solo hay cosas para cocinar— Dijo.

—Bueno, ¿puedo revisar yo para ver que hacemos?— Le pregunté pidiendo permiso.

—Dale (Ok, adelante, etc)

Luego de revisar los gabinetes, tuve algunas ideas para cocinar.

—Podemos hacer pizza, pasta...— Aaron me interrumpe.

—Pizza— Responde emocionado con una sonrisa.

—Ok... Si quieres preparas la salsa y yo preparo la masa— Dije extrañado mientras buscaba los ingredientes.

—Es que hay un problema.

—¿Hm? ¿Cuál?— Pregunté, dejando todos los ingredientes en la mesa.

—Soy malísimo cocinando.

—No creo que no puedas hacer una salsa, inténtalo.

—Bueno... pero tu dime que tengo que hacer.

—Ok.

***

—Ya están listas las pizzas— Dije en voz alta al escuchar el cronómetro de mi teléfono sonar.

Aaron camina hacia mi y me ayuda a sacar las pizzas. Esperamos unos minutos a que se enfriaran, las cortamos, las servimos y nos sentamos.

Le doy un pequeño mordisco a la pizza y me encuentro con un sabor desagradablemente salado en la salsa.

—¡¿Que c*ño le echaste a la salsa?!— Exclamé mientras escupía la abominación que tenía en mi boca.

—Lo único que yo le eché fue la sal.— Dijo impresionado.

—¿¡Cuánto, una tonelada!?

—Sólo le eché 3 cucharadas— Dijo con inocencia.

Lo miré con una expresión neutral, parpadeé dos veces y finalmente hablé.

—¡¿Sólo?!

—La cocina no es mi fuerte— Dijo de brazos cruzados y cerrando los ojos. Es casi imposible molestarme con él.

—Si no me lo dices no me doy cuenta— Dije con sarcasmo y soltamos unas risas. —¿Y ahora que comemos?

—Ordenaré una pizza— Dicho esto, se levantó, agarró su teléfono y ordenó las pizzas.

Luego de media hora tocan el timbre, Aaron se dirije a la entrada y regresa con las pizzas. Las coloca en la mesa y comenzamos a comer.

—Al fin, una pizza comestible— Dije mientras saboreaba mi trozo de pizza.

—Así es— Respondió, mientras comía, y luego de unos segundos habló —Em... ¿Cuál es tu comida favorita?

—Hmmm...—no me esperaba esa pregunta— Me gusta el pescado, langostinos, camarones, pulpo y calamares. Pero supongo que la pizza es mi comida favorita... ¿cuál es la tuya?

—El pasticho. (Lasagna)— Respondió —¿Cuál es tu color favorito?

Este tipo de preguntas me aburren, pero supongo que esta información me servirá en algún futuro.

—Azul rey, ¿y el tuyo?— Respondí

—Negro.

—Como todo un emo—Dije riendo y soltó una risa. —¿Y eso que me haces estas preguntas?

—Curiosidad, de todas formas estas cosas se preguntan ¿no?

—Supongo.

Seguimos comiendo mientras continuabamos haciendo las preguntas triviales.

***

—Muchísimas gracias por haberme invitado Aaron, pero ya me tengo que ir, es tarde— Dije levantándome de la silla.

—Oh, bueno...— Dijo algo decaído. Comenzamos a caminar hasta la puerta para salir de la casa. Me despedí, y comencé a caminar.

—Si sabes que ahí no queda el carro, ¿verdad?— Dijo algo confundido. —¡Oh! Me recuerda a la primera vez que viniste a mi casa.— Dijo sonriente

—Me voy a ir caminando— Respondí decidido y comencé a caminar. No quiero que Aaron gaste gasolina dando mil vueltas por la ciudad.

—¿Eres bobo o qué? Yo te voy a llevar— Escuché a lo lejos —A demás, ¿quién te va a abrir el portón? Porque yo no lo haré si te vas a ir caminando. —Me detuve unos segundo al escuchar eso, y comencé a caminar hacia él.

—¿Me puedes abrir el portón?— Dije algo fastidiado, luego de pararme frente a él.

—No. ¿Cuál es tu vicio de que siempre te quieres ir a pie?

—No es nada.

—Dime.

—Ya te dije que no es nada— Respondí y se cruzó de brazos esperando una respuesta

Si no le digo, supongo que no me dejará irme.

—Sólo no quiero que gastes gasolina y tengas que hacer las colas de mil kilómetros— Dije rendido.

—Yo tengo gasolinera.

Lo miré con cara neutral. No me esperaba esa respuesta.

—¿Eres millonario o qué?— Pregunté

—Ojalá... ¿Vienes o qué? —Dijo caminando hacia su carro.

—Bueno— Dije rendido y comencé a caminar a su auto. Me subí a este, y Aaron lo puso en marcha.

***

—Alex, ¿tu pagas el alquiler de tu habitación o algo así?— Dijo Aaron mientras manejaba.

—Si... ¿por qué preguntas?

—Es que como llevo conociéndote por bastante tiempo, y sé que eres alguien en que puedo confiar, te puedo ayudar en algo...

—¿En qué cosa?

—Sé que es un poco repentino, pero... como yo vivo solo, tal vez podrías quedarte en mi casa, para que no tengas que pagar por el alquiler y se te haga más fácil. Te podrías quedar en una habitación que está disponible. Si no tienes ningún problema, claro.

—No quiero causar problemas ni abusar de tu confianza, mejor no.—Dije, aún sin creer la propuesta que me acababa de ofrecer.

—Vamos, yo insisto. Sé que puedo confiar en ti. A demás, sería divertido compartir la casa contigo— Dijo alegre con una sonrisa.

—Ya te dije que no quiero abusar de tu confianza.

—Quédate una semana, y si no te gusta te puedes ir— Me dijo mirándome con sus hermosos ojos —Por favor, insisto.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.