Chanyeol
[16 días antes, 10:00pm]
—¿No piensas divertirte? —susurré en el oído de Baek, el ruido de la música estaba a todo volumen, sin embargo, no lo suficiente como para que mi amigo no escuchara el susurro.
—No sé bailar.
—Ven conmigo, yo te guio —lo arrastré a la pista de baile del bar, lo tomé de las caderas hasta que lo tuve muy pegado contra mí.
Por mi mente pasó que ese escenario era muy gay pero los encuentros que nuestras entrepiernas se estaban dando al movernos me estaban poniendo muy duro, realmente disfrutaba de los roces.
—Creo que deberíamos parar, la gente nos mira raro —murmuró Baekhyun con inseguridad.
—Es porque piensan que somos gay, nos adoran.
Y así pasaron un par de horas, ambos bailando en esa acalorada pista de baile, rozándonos provocativamente y moviendo nuestros cuerpos al ritmo de la música.
La vista de mi mejor amigo con las mejillas rojas, los labios hinchados de tanto mordérselos, el sudor recorriendo su cuello, todo eso, combinado con habernos estado restregando, me condujo a una sola cosa.
—Voy a besarte —le avisé a Baekhyun que tenía los ojos cerrados, no creo haber tenido la mente muy clara, sólo sabía que quería comérmelo a besos.
—¿Uhm? —Baek se permitió abrir los ojos para mirarme.
Tomé su barbilla y estampé mis labios contra los de él, la sensación fue tan placentera que con mi otra mano apretujé su trasero ganándome por su parte una mordida en el labio inferior, lo mejor era que él me besaba de vuelta, le lamí el labio inferior y lo empujé más hacia mí, probablemente nos habíamos dejado llevar demasiado rápido, al parecer ya no había vuelta atrás a menos que...
—¿Qué estamos haciendo? —reaccionó apartándose de mí, me miró unos segundos esperando mi respuesta (que no llegó) y saliendo del lugar a paso rápido, casi corriendo. Lo perseguí hasta el estacionamiento donde lo tomé de la muñeca para detenerlo.
—¿Qué haces?
—Te vienes conmigo —lo cargué en brazos al “estilo princesa”, fue demasiado sencillo puesto que Baek además de ser más bajito que yo era aún más liviano. Lo subí al auto que mi padre me había prestado para asistir al bar.
—Suéltame —me reclamó mientras lo colocaba en el asiento trasero junto a mí, cerré la puerta del vehículo y me puse encima de él quedando cara a cara obligándolo con esto a recostarse en el asiento.
—¿Qué piensas que estás haciendo? —insistió colocando las palmas de sus manos en mi pecho para que no me acercara más, comenzó a patalear para que me alejara pero para su mala suerte no tenía intenciones de hacerlo.
—Cálmate, bebé —susurré cerca de sus labios, sus ojos se abrieron como platos, y sonreí.
—Yo no soy gay, no lo soy, no lo soy, Chanyeol —repitió con sus ojos cerrados ya un poco más tranquilo, lo besé por segunda vez para callarlo, quiso alejarme pero le tomé la cara con las manos para pegarlo más contra la mía.
—Relájate —le dije con dulzura en medio del beso apartándome, no quería follar, sólo necesitaba que me besará y que él lo disfrutara, después de eso nos iríamos a casa simulando que nada había pasado.
—Bien —su voz sonó entrecortada a mis oídos, me sorprendí al notar como sus manos tomaban las solapas de mi chaqueta para acercarme a él y besarme, nuestras lenguas se rozaron, nuestros dientes chocaron y no podía evitar morder los labios del otro. Cegado por la lujuria bajé mis manos por su pecho acariciando por encima de la ropa, sin darme cuenta llegué a su entrepierna. Un ronco gemido se escapó por parte de mi amigo que me hizo estremecer y perder la cabeza, le besé el cuello lamiendo, chupando y mordisqueando.
—E—Eso se siente bien, Chanyeol —susurró en mi oído mientras lo mordía y quitaba mi chaqueta de mi cuerpo.
—¿Te gusta? —levanté mi cabeza para mirarlo, a pesar de la oscuridad del coche y gracias a mi perfecta vista nocturna noté como sus mejillas estaban realmente rojas, también estaba sudando y su polla se sentía dura, no le pregunté si podía cuando comencé a subirle la camiseta para terminar lamiéndole un pezón, lo sentí arquearse.
—Quítamela —jadeó, no hizo falta que lo pidiera dos veces para yo obedecer, le saqué la camiseta por la cabeza y lo hice de igual manera con la mía. Nuestros torsos desnudos frotándose entre sí, increíblemente esa sensación fue tan erótica que me derretía de placer.
Le di una pequeña mordida a su pezón para con esto llevar mis manos a sus pantalones y empezar a bajarlos como pude, cabe mencionar que también quité los míos, así que ahí estábamos, juntos, semidesnudos, besándonos y frotando nuestros penes duros por la excitación por encima de la tela del bóxer.
—Estás muy duro —susurré.
—Lo sé, te odio por eso —su tono era serio a pesar de que él también quería lo que estábamos haciendo, al menos un poco, sí.
—Entonces, ¿qué quieres que haga al respecto?
—No lo sé.
—Sí, sabes lo que quieres —mordí su cuello, gimió.
—Jamás he estado con un chico, Chanyeol, ni siquiera con una chica —sonaba asustado.