Chanyeol
—¿Tae? Hola, amor.
¿Amor?
“Idiota, eso eres, un completo idiota” me regañó mi subconsciente. Así que ella era su “amor”. Tomé el celular de Baek de su mano y le hablé a Taeyeon.
—Lo siento, Baekhyun no puede hablar ahora porque va a follar —solté para después colgar la llamada. Obviamente no lo iba a follar pero, quería que Tae tuviera algo en qué pensar durante el resto de su viaje.
—¿“Amor”? —me quejé con Baek colocando la mano con su móvil en mi cadera.
—L—Lo siento, es la costumbre —así que la costumbre, yo era su novio y él aún no acostumbraba a decirme “amor”. Suspiré con fuerza, casi dramatizando y lo acorralé contra la pared sin avisarle, sin darle indicios de que lo haría, sólo de la nada.
—Si me dices ahora mismo que prefieres estar con Taeyeon, te juro que esto se acaba, este noviazgo se termina, no tendrás que esforzarte más por sacar la relación adelante, pero si me dices que realmente me quieres, voy a besarte hasta dejarte sin aliento —dije rozando mis labios con los suyos.
Podría jurar que casi pasó un minuto en el que Byun solo me miraba receloso, sin decir nada, considerando mis palabras y cuando por fin habló, el corazón casi se me sale del pecho y sentí como comenzó a bombear la sangre a una velocidad increíblemente rápida.
—Si sabes que no podré elegir a Taeyeon, ¿por qué no solo me besas y ya? —sus palabras salieron a rastras, con esa mirada recelosa sobre mí.
“Te amo tanto”
Lo besé como le dije, jamás estuve tan contento de besarlo como lo estaba en esos momentos, cabe mencionar que terminé con una ligera erección y un labio ligeramente sangrante, me había mordido.
Solos, esa era la palabra, completamente solos, así estábamos, juntos, acostados en la misma cama, tenía a Baekhyun contra mi cuerpo, él me transmitía su calor, su cabello tenía un olor delicioso, único, sus preciosas y femeninas piernas se enroscaban a mis caderas y sus manos sostenían mi rostro mientras él me besaba a su ritmo, un ritmo lento en el que él tenía el control de lo que fuera a pasar. Quería que se sintiera confiado y tranquilo conmigo. En ese momento lo que yo necesitara de él, pasaba a segundo plano.
—Te amo muchísimo —susurré en medio de los suaves besos.
—¿Cómo es que puedes seguir diciendo eso a pesar de lo idiota que he sido contigo? —me besó de nuevo.
Me lo pensé, era verdad, Baek solía hacer idioteces, tal vez las hacía para alejarme, o quizás era su inseguridad pero yo tenía una respuesta a su pregunta, tenía muy en claro por qué me había enamorado de él, todo había empezado desde la primera vez que lo vi, desde el momento en el que a los once comenzó a gustarme, desde que a los doce lo tomé por primera vez de la mano con una estúpida excusa, desde que lo besé a los catorce mientras él dormía robándome su primer beso, empezó porque él era diferente a cualquier chica que yo hubiese conocido, él me hacía sentir celos de las niñas constantemente, las llamadas “mariposas” en el estómago, cosas que nadie pudo haberme hecho sentir sin embargo, cuando cumplí los dieciséis me obligué a mí mismo a abandonar cualquier sentimiento hacia Byun Baekhyun, fue entonces que comencé a salir con chicas y acostarme con ellas, tuve algunas novias y poco a poco me fui convenciendo de que mi gusto por el pelinegro no había sido más que un efecto causado por la pubertad. Obviamente no me había convencido lo suficientemente fuerte porque a la primera oportunidad que tuve de besarlo, no sólo terminé besándolo sino que también le había hecho el amor.
—Porque no importan las cosas idiotas que hagas, siempre vas a ser el amor de mi vida —me volvió a besar.
—Que cursi.
Era obvio que pensara que yo era cursi, digo, él no sabía que desde muy chicos me gustaba, que lo que yo decía no solo era real sino que lo estaba sintiendo.
—Ese efecto tienes en mí.
Pensativo bajó la mirada y luego me vio de nuevo.
—Hazme un favor y no esperes lo mejor de mí porque soy un completo caos.
Uní nuestros labios sin responderle, yo ya sabía eso.
Toqué a la puerta de la casa de Baek, había quedado en pasar por él para irnos juntos a la boda de su amiga, esperaba que Baekhuyn se arrepintiera de ir para así poder pasar la tarde juntos, quizás ir a comer un helado.
—¡Está abierto! —el grito de Baek se escuchó casi por toda la cuadra, de eso estaba seguro, entré y me senté en el sillón al no encontrarlo en la sala porque de seguro aún estaba vistiéndose, tampoco estaba su amiguito Sehun, eso era bueno.