Gay not gay [chanbaek]

21. ¿Amor a primera vista?

Jong Dae

Estudiar en un campus universitario no era mi plan, en mis planes originales y perfectos incluía Estados Unidos, un buen departamento de soltero y tal vez una bonita novia pero aquí estaba yo (gracias a mis padres) esperando a que un señor cuarentón con una verruga en la punta de la nariz me entregara mi número de habitación la cual compartiría con quien sabe qué chico.

—Habitación uno trece —el hombre me tendió una llave que tenía escrito con lo que parecía ser marcador indeleble, uno trece.

—Sería más fácil si sólo dijeran “ciento trece” —opiné con una sonrisa divertida y opté por arrastrar mi maleta hasta el elevador de un tanto lujoso campus, el hecho que tuviera uno ya lo hacía lujoso.

Ingresé al limitado espacio rogando porque mi claustrofobia no se hiciera presente, a poco de que las puertas se cerraran escuché un grito.

—¡Espera!

Levanté mi rostro que antes estaba dirigido al suelo y miré al causante del agudo sonido, era un chico que corría en mi dirección con un par de maletas y una agujeta desatada, sólo reaccioné agarrándome fuerte a la pared de vidrio tras de mí esperando que el chico chocara contra mi cuerpo pero eso no sucedió, al contrario, su maleta cayó sobre mi pie y solté un quejido de dolor.

—¡Lo siento tanto! —exclamó.

—No... te preocupes —solté con dificultad por el dolor de pie.

—En mi maleta tengo crema para golpes si quieres acompáñame hasta mi habitación y...

—Tranquilo, no dolió tanto.

¡Por supuesto que había dolido!

—Bien —pareció estar un poco más tranquilo— Lo siento, de nuevo —asentí en respuesta mientras lo observaba con atención.

Cuerpo un tanto pequeño, ropa sucia, despeinado aunque le quedaba bien y ¿eso en sus ojos era maquillaje? Joder. Cuando nuestras miradas se cruzaron algo hizo “Click” en mi cabeza y el estómago me dio un vuelco, de repente me hallaba mirando sus labios con detenimiento y me maldije porque ¿qué estaba haciendo mirando así a un chico?

—Así que... ¿Cuál es tu nombre? —habló de repente.

—Oh, claro, soy Jong Dae, Kim Jong Dae —nos dimos la mano, una corriente de sensaciones se fueron a alojar en mi cuerpo en cuanto esto pasó, sabrá Dios por qué y mierda que comenzaba asustarme.

—Kim Minseok aunque algunos de mis amigos me llaman Xiumin, mejor no preguntes por qué —me sonrió mostrando sus dientes por lo que mejor bajé la mirada, no quería sentirme extraño de nuevo.

Solté una risa insegura y por fin el silencio reinó en aquel elevador. Cuando las puertas se abrieron, salí de ahí lo más rápido posible, ahora me avergonzaba de mí mismo, Kim Jong Dae era un hombre hecho y derecho que disfrutaba del sexo con chicas.

“Eso decía tu amigo Sehun”

Oh, Dios, era cierto, cuando volví a ver a Sehun en China me estaba presentando a su nuevo novio, pero esto era Corea y yo Jong Dae, el macho más macho de todos ¿cierto?

“Eso díselo a los sexys labios de Minseok”

—¡No!

Sin poder contralarme grité en pleno pasillo deteniéndome por un instante. Suerte que estaba casi vacío, sólo un par de chicas y detrás de mí... Minseok ¿Acaso me estaba siguiendo?

Seguí mi camino mirando que estaba cerca del “uno trece” cuatro números más y listo pero el tal Kim seguí detrás de mí.

Pronto estuve frente a la puerta de mi habitación y Minseok a lado mío exclamando alegre:

¡Somos vecinos!

Baekhyun

—Uhm... N—No, aquí no, podrían descubrirnos, Channie.

Intentaba apartar al bruto de Chanyeol pero él sólo me ignoraba mientras me besaba el cuello y me toqueteaba inapropiadamente en la que sería mi habitación, en cualquier momento mi compañero podría llegar y descubrirnos pero a él parecía importarle una mierda.

—¡Oye! ¡No me toques ahí!

—Soy tu novio, puedo tocarte donde me plazca.

—Pero no si yo no quiero así que ya basta, idiota —me quejé.

Soltó un bufido.

—Bien pero llevo dos semanas sin tocarte y me estoy muriendo.

Por fin lo saqué de encima de mí y pude sentarme con propiedad sobre la cama.

—No es mi culpa que estuviéramos atareados por lo de la universidad, si no pasábamos el examen adiós becas y futuro juntos.

—Pues por lo mismo debes hacerte responsable de mí, te necesito.

Fruncí el ceño.

—¿Y acaso yo soy de piedra? Mi culo ya se merecía un descanso, de un tiempo para acá eres un bruto cuando lo hacemos.

—Es porque te deseo demasiado, bebé.




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