Génesis: El inicio de una nueva vida..

Capítulo 2: Una nueva oportunidad..

Cuando Carlos termino de pronunciar palabras, ya no me quedaban lágrimas, pensaba en que hacer y cómo seguir, ¿cómo es que no podía recordar nada?, como era o que hacía, no sabía que rumbo seguir, lo mire a los ojos y le pregunte: ¿Y ahora qué sigue? – Carlos me dio una mirada tierna diciéndome;

Elena lo mejor será dejar que todo siga su cuso y que sigan pensando que estas muerta, no irrumpas en sus vidas pues jamás entenderían, adicional no sabemos si el virus Cell funcionará del todo y necesitamos de más estudio para poder analizar y mejorar el virus.

Entonces aún no saben ¿qué pasará conmigo? – pregunte, su rostro se tensó, y el brillo en sus ojos se opacaron, era más que evidente lo que saldrían de sus labios pronuncio débilmente casi como un susurro – Lamentablemente aun no lo sé Elena, solo tienes una opción, ¿Cuál es? Interrumpí….. Carlos se acomodó en una silla con pesar, no me miro, se quedó con la vista fija en la pantalla y empezó hablar;  Empezar de nuevo lejos de todo, en un mundo diferente, hemos creado un lugar  con personas como tú, que viven con el virus por lo pronto tienen vida sin problemas…corte sus palabras algo exaltada dirigiéndome frente a él y casi reclamándole; ¿hay más como yo? ¿Que se supone que están haciendo?, me parecía una monstruosidad, estaba confundida no sabía si  tomarlo como  una nueva oportunidad de vida… o  sentir que éramos sus conejillos de india para practicar con nosotros sus experimentos genéticos.

Carlos me miró fijamente, me sujeto la cabeza con sus dos manos y me dijo con voz firme… no entiendes!, te estoy dando una opción de vivir nuevamente y poder absolver los errores pasados, si esto resulta y puedo hacer los efectos del virus Cell permanentes y que puedas recuperar tus recuerdos, imagina como sería el mundo no despediríamos a nuestros seres queridos, podríamos seguir con ellos…!!, indico quebrándose al final.

Carlos estaba desesperado para que lo entienda, algo molesto con la voz exasperada, al soltarme caí de rodillas, entendí lo que quería él y le pregunte… ¿perdiste alguna persona muy importante en tu vida verdad?, con lágrimas en los ojos, contestó; Si, perdí a mi esposa e hijo y no sabes cómo me siento, cada día de mi vida quisiera retroceder muchas cosas, pero a veces es mejor dejarlos  ir – me dio la espalda soltando un - Te veo luego Elena, Se fue dejándome sola en ese lugar, yo me quede sin palabras, podría sentir un dolor en el pecho entiendo por lo que había pasado y tratando de entender que quizá no era demasiado egoísta como pensaba, quizá su sufrimiento, frustración y dolor que lo embargaban lo hacían actuar con tal desesperación por recuperar algo que había perdido. Enseguida llegaron dos mujeres que parecían enfermeras para llevarme a un lugar con paredes blancas, ahí me bañaron, me vistieron y me arreglaron, pude ver mi rostro en el espejo, ni siquiera recordaba el anterior si era igual o había cambiado, pero parecía una mujer hermosa después de todo, tenía ojos grandes, un cabello negro largo y una figura esbelta, ojos marrones profundos y de labios gruesos. El virus estaba completado su proceso y parecía una persona normal después de todo, la enfermeras se retiraron indicándome que ese sería mi  cuarto momentáneamente y si necesitaba algo solo tenía que llamar por una especie de intercomunicador que estaba al lado de la puerta, de inmediato se cerró la puerta como si fuera una cárcel… me quede pensando en ver a mi familia de lejos, quería verlos, mas no irrumpir en su vida, pero ni siquiera sabía dónde estaban, donde vivían, el único que podía ayudarme era Carlos, así que comencé a llamar por el intercomunicador, necesitaba hablar con Carlos, sentía una ansiedad por verlo y escuchar su voz, esa voz gruesa y reconfortante, pero no oí ninguna respuesta.

De repente sentí un gran dolor de cabeza, que me dejo tendida en la cama, no sé por cuanto tiempo estuve dormida, al despertar vi el rostro de Carlos mirándome con intensidad, el brillo en sus ojos miel lo hacían ver con reflejos dorados a la luz, una sonrisa de esas que te alegran el alma,  había terminado de aplicarme el virus, su voz sonó dulce y melodiosa en mis oídos: Es normal que ocurran esos dolores de cabeza cuando tu organismo empieza a necesitar de esto, ¿te sientes mejor ahora? – Si le conteste, levantándome de la cama, necesito que me ayudes Carlos, quiero verlos, quiero ver al que fue mi esposo y a mi hijo, solo de lejos, no dejare que me vean, solo quiero verlos, es lo único que necesito, mis palabras salieron como una súplica.

Carlos al principio no estuvo de acuerdo ni siquiera en que saliera de ese lugar, negó con la cabeza, pero al verme a los ojos su rostro reflejo dolor, tenía un expresión que no pude descifrar, finalmente accedió; De acuerdo Elena  con una condición, te llevaré con los ojos vendados para que no veas el camino y tengas la tentación de regresar al lugar, yo asentí con la cabeza dibujando una sonrisa en mi rostro, fue suficiente para que él también me sonriera…

 

Estuvo manejando por un tiempo, mi corazón latía a mil por hora, o al menos eso sentía, solo escuchaba el sonido del carro avanzar y sentía que me miraba de rato en rato, hasta que por fin Carlos detuvo el auto, desesperadamente pregunte - ¿ ya llegamos? – Carlos se limitó a preguntarme, ¿realmente estas segura?, lo estoy conteste.

Me quito la venda de los ojos suavemente - No bajes del auto, me susurró al oído, abrí los ojos con dificultad por la luz, parpadee varias veces hasta acostumbrarme en ese momento vi a una familia, se veían muy felices, corriendo y jugando entre ellos, me preguntaba si en algún momento fui así de feliz, parecían de una buena posición económica, ¿qué podía yo ofrecer?, no sabía que sentir porque no lo recordaba, vi a un pequeño de 7 años aproximadamente, con cabellos castaños oscuros, tez blanca y con una sonrisa hermosa… Ethan susurre…estuvimos ahí, mirando desde lejos como una media hora, mi corazón estaba estrujado, podía sentir una gran tristeza embargarme sabiendo que no era parte de sus vidas, sin embargo no los recordaba, eran como extraños para mi y eso me hacía sentir peor con sentimiento de culpa, entendí lo que dijo Carlos, que a veces es mejor dejarlos ir….quizá están mejor sin mí..




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