Nueva vida

El padre Fernando retiro la bala, limpio la herida vendándolo por completo la zona. Josué arrastrando los cuerpos toda la noche, ni siquiera completo la mitad del viaje la luz del sol iluminaba el amanecer debía transportarse con más cautela para no ser visto. Al medio día pudo observar el pueblo Virgen Del Carmen debía rodearlo por la parte oeste ahí, se encontraba el río y el puente avanzó con cuidado por las colinas al llegar al extremo espero la noche. Cubierto por la oscuridad continuó llegando al río, le esperaba el puente arribó a las nueve de la noche, dejo los cuerpos ahí junto con las armas que portaban. Cansado con la temperatura alta se dirigió a la ciudad de Los Cedros, pero ya no tenía fuerzas. Llamo al padre Fernando para que lo recogiera, hora después lo encontró en mal estado sentado en una cuneta de la carretera, Josué le dijo que lo llevará a la ciudad a un hospedaje por un tiempo. Al llegar el padre compro medicina para fiebre y antibióticos.

– ¿Cuánto tiempo te quedarás aquí?

– Sólo hasta recuperarme, y volveré como alguien desconocido dueño del rancho.

– Crees que funcionará.

– Cuento con eso… viviré la vida de mi padre, un simple ranchero, hasta mi último día.

Las cosas nunca salen como lo pensamos… sólo el tiempo lo revela. – el padre se retiraba, pero Josué lo detuvo.

– Padre… puede absolverme de mis pecados.

– Para ello debes estar arrepentido… y no creo que lo estés. – se marchó del lugar.

Josué permaneció allí, a la mañana no se levantó estaba herido lo único que podía hacer era pedir comida para saciar su hambre. Al día siguiente por fin la noticia esperada, las noticias transmitían el reportaje de cuatro cuerpos hallados bajo el puente y debido a las características, de uno de ellos confirmaron que era el hombre a quien Josué buscaba. La Policía no dio con ninguna huella para su investigación, lo único fue que los cuerpos fueron arrastrados, y por las armas que portaban dedujeron, de quien lo hizo no salió ileso del enfrentamiento. Josué permaneció una semana en el hospedaje, cumplió su propósito, ahora sólo debía cumplir el nuevo, compro ropa en la tienda la gente dialogaba de lo sucedido.  Algunos decían que era justicia y que era el único responsable, de las otras tres víctimas era Andrés. Debido que Josué le pidió venir sólo y el lo confirmo, pero no lo cumplió, las familias de los occisos decían que no se merecían la muerte, no obstante, todos ellos tenían antecedentes penales muy serios y pedían justicia por el crimen de sus familiares fallecidos.

La gente no estaba de acuerdo, ya que ellos sabían dónde se metían. Josué en dirección al terminal terrestre compro un boleto rumbo a San Juan, al llegar la gente lo miraba con curiosidad. No prestó atención siguió caminando hasta el rancho, pero una señora lo detuvo.

Buenas tardes, a donde va.

Josué respondió – buenas tardes, me voy a mi casa… compré una propiedad por aquí. Señalando con el dedo la dirección al rancho.

Sorprendida dijo – el rancho de Juan.

Lo conoce – siguiendo la corriente.

– Si… hace tiempo que no lo vemos. ¿¡Usted!? ¿De dónde lo conoce?

– En el extranjero… somos amigos, me hablo de sus tierras y su pueblo. Me maravilló tanto que se lo compré a buen precio… y antes de que diga ¿Cómo? Me gané la lotería allá.

– ¡Que suerte! Pues bienvenido.

– Muchas gracias… ah… Sabe si está aquí el padre, quisiera que la bendijera, para comenzar habitarla.

– Debe estar en su despacho, vaya a verlo.

Gracias – entro en la Iglesia directo a la oficina, no lo encontró, pero espero ahí. Tiempo después entro.

– Buenas tardes padre.

– Josué. No me digas que estas arrepentido.

Josué no dijo nada – sólo vengo para que bendiga mi casa… me ayuda.

Con una sonrisa dijo – claro vamos. Aunque no te arrepientes, quieres iniciar de nuevo.

Fueron en la camioneta del padre al llegar bendijo la casa y la propiedad y a él una vez más le dio la bendición y La Biblia.