Coincidencias
Kaia
Después de la persecución, entro a casa con la respiración acelerada y el corazón amenazando con salirse de mi pecho.
—Pero niña ¿Qué te ha pasado, porque estás así de agitada? ¿Y porque estás toda llena de barro? —Dice la señora Johnson apareciendo por la puerta de la cocina a la vez que su mirada se tiñe de preocupación y otra emoción que no soy capaz de identificar.
Tomo un respiro antes de hablar ya que me falta el aire después de correr tanto ya que no estoy acostumbrada.
—No es nada grave señora Johnson, lo que pasó fue que empezó a llover muy fuerte y en mi afán por llegar rápido resbalé y caí en el barro. —Miento ya que no quiero que se preocupe y llevo las bolsas hacia la cocina poniéndolas sobre la encimera.
—¿Estás segura? Entraste demasiado apresurada y te ves algo asustada. —Comenta lanzándome una mirada extrañada mientras guardamos las compras en los armarios de la cocina.
—Todo bien tranquila, no ha ocurrido nada, lo que pasa es que la lluvia y las tormentas me dan algo de miedo. —Le regalo una sonrisa de boca cerrada para convencerla de que estoy bien, aunque en realidad internamente esté aterrada.
Los próximos minutos los pasamos organizando las compras en un cómodo silencio que aprovecho para pensar en que diablos acaba de pasar. ¿Acaso la persona que me estaba siguiendo es la misma que está cometiendo los asesinatos? Todo es tan extraño, aun no consigo entender como no encontré información sobre estos sucesos extraños cuando estuve investigando sobre este lugar.
Una vez está todo ordenado me dirijo a mi habitación para darme una ducha y quitarme todo el barro de encima. Cundo el agua caliente toca mi piel me permito relajarme y poner mi mente en blanco ya que necesito un descanso, aunque sea por un momento. Me visto con ropa cómoda para estar por casa ya que después de comer quiero limpiar un poco la casa.
A la hora de la comida bajo hacia la cocina donde la señora Johnson ya tiene la mesa lista y comemos manteniendo una amigable charla, sin embargo, no me cuenta mucho de su pasado y tampoco insisto ya que no parece agradarle demasiado hablar sobre eso.
El resto de la tarde me la paso recogiendo la cocina y limpiando la casa, cuando salgo de acomodar la habitación de la señora Johnson no puedo evitar dirigir mi mirada hacia la puerta del sótano que se encuentra al fondo del pasillo y doy un par de pasos acercándome a ella al darme cuenta de que, además de estar cerrada con llave, tiene una cadena que rodea varias veces el pomo de la puerta y un gancho anclado a la pared hasta juntar los dos extremos de la cadena con un candado.
—Que extraño, ¿Por qué tanta seguridad en un simple sótano? —Pienso frunciendo el ceño un tanto pensativa por tanto misterio.
Me giro rápidamente al escuchar los pasos y el bastón de la señora Johnson acercándose al pasillo y me apresuro a subir las escaleras antes de que me vea husmeando y me reprenda.
El fin de semana me lo paso en la casa, haciendo tareas del hogar y por las tardes charlo un rato con la señora Johnson mientras tomamos chocolate caliente. Lo poco que he podido conocerla en este par de días me he dado cuenta de que es una señora muy dulce y amable, pero he podido percibir en su mirada un gran pesar, tristeza y algo de remordimiento que intenta ocultar.
El domingo por la noche llega sin mayor novedad y después de conseguir algo de cobertura y hablar con mis padres por videollamada me meto entre las sabanas ya que mañana es mi primer día de universidad.
Cuando estoy a punto de conciliar el sueño escucho un extraño ruido que me hace saltar de la cama un poco alterada. Me quedo sentada, alerta, intentando identificar de donde proviene el sonido y que puede ser lo que lo provoca, sin embargo, solo puedo escuchar el sonido que hacen las ramas de los árboles al moverse con el viento y el golpeteo de la lluvia al chocar con la ventana.
Me levanto despacio para acercarme a la ventana y echar un vistazo hacia afuera y lo único que consigo ver son las sombras que se divisan en el bosque provocadas por las ramas de los árboles.
Después de unos segundos en los que no consigo ver nada extraño me dirijo a la cama de nuevo arropándome hasta el cuello he intentando conciliar el sueño, cosa que no consigo hasta las 2 AM ya que no dejo de pensar en ese extraño sonido similar al golpe de una puerta al cerrarse bruscamente.
(…)
A la mañana siguiente me cuesta abrir los ojos, después de dormirme tan tarde, cuando escucho el despertador. Doy un par de vueltas en la cama hasta que me levanto con dirección al baño donde me doy una ducha rápida y me lavo los dientes a la vez que me miro en el espejo percibiendo las ojeras que se dibujan bajo mis ojos. Escojo un outfit sencillo y esta vez no me olvido de coger un abrigo para no morir de frio, meto todo lo necesario en la mochila y me la echo al hombro bajando las escaleras.
Voy con un poco de prisa ya que tengo el tiempo justo para llegar por lo que me disculpo con la señora Johnson por no poder desayunar lo que me ha preparado y me despido agitando la mano mientras salgo en dirección al camino de tierra pensando que ya comeré algo en la cafetería de la universidad.
Mientras recorro el camino me mantengo alerta y voy a paso acelerado hasta que llego al pueblo donde puedo respirar mas tranquila y relajo el paso disfrutando de la brisa matutina que choca contra mi cara enrojeciendo la punta de mi nariz.
Cuando tan solo quedan cinco minutos para comenzar la primera clase atravieso la puerta principal de la facultad y voy tan distraída mirando el horario para comprobar donde está mi clase que no me doy cuenta del chico que viene caminando en mi dirección hasta que choco con alguien. Me golpeo la nariz y del impacto se me cae la carpeta que llevaba en el brazo.