Girasol bajo la zanja

Parte Segunda

Un girasol bajo la zanja

«Sinceramente, podría haber estado escribiendo alguna otra cosa o quizás estudiando para enriquecer mi pensamiento, aunque anteriormente me lo hayan pedido». Y no es solo dudar, también es el arrepentimiento de una conversación o motivación pasada, apagada como una vela frágil. Eso es lo que a veces lleva a ponerme —en plena desventura— un momento de extrema reflexión.

Ahora, me quiero sincerar ante mi corazón errante y sin cuidado. «¿Recuerdas las ganas que tenías de volver?» le dije luego de entrar a una experiencia. Algo que me abriría a cientos de sensaciones nuevas que el mundo escondía, que, si no llegaba ahí, me las perdería. Tal vez vendrían en algún otro momento, de otra forma. Entonces estoy agradecido de ser valiente, de confiar más en mí mismo y dejar que la oportunidad llegue.

Hablo de una comunidad creada en mi escuela, una hecha al principio para socializar y reflexionar sobre cuestiones psicológicas en la autoestima. Sin embargo, eso pareció cambiar con el rumbo y la juguetona distopía de aquellas personas, que igualmente compartían momento conmigo. Recuerdo sentirme extraño, rodeado de extraños, aunque no del todo. De igual manera, me gustaría volverme a sentir así. «Te agrada, ¿no es así? Eso es para ti especial».

Agradezco mucho por cualquier cosa, el momento o el sentimiento ajeno. He terminado hablando tanto con mi propia voz que mi identidad quedó fragmentada en sujetos, parecido a tener personalidad múltiple, similar solamente. He llegado al punto de tener diferentes opiniones en el mismo momento y, de cierto modo, discutir con todos esos sujetos que me acompañan al oscurecer del día y me regresan al mismo estado del día anterior.

Dicho eso. Desearía tener algún tipo de encuentro amistoso y cálido, sin ninguna pretensión. De esos momentos en que la boca de las dos personas es limpiada luego del revoltijo. Un momento único, que no llegué al punto de la ausencia incómoda. Deseo un momento que otro quiera con el objetivo de no tener que ver al otro como un objeto que llegó para detenerle. Quiero con poca esperanza y pienso mucho en olvidar querer.

No quiero tratar de esforzarme en que no se retire de la mesa, ni que deje de mirarme cuando trate de existir en su mundo. Al mismo tiempo, si me alejo de eso, el absurdo de estar viviendo muchas experiencias compartidas no impide que me los encuentre. No impide que se metan en algo donde no quisieron, no impide que controlen su mundo haciendo sus reglas en otros sin permiso, no impide que yo exista cerca.

Lo más honesto que podría hacer es acostumbrarme a mejorar mi capacidad de socializar, a levantar los ánimos que no quiero. A creer en lo que no sucede y a obligarme a seguir mi naturaleza. Mi humanismo. Por eso, intento, sobre todas las cosas, ya encontrar un momento especial que me demuestre por al menos un segundo que se puede. «Y cuando suceda, te vas a aburrir».

¿Cuándo sucederá? Eso que anhelamos con fervor y emoción, ese desnudo del alma que llega desde lo más profundo de nuestra libertad individual. No es tan difícil soñar con nuestro futuro, no es algo que duela tanto. Solo existen sospechas posibles que nos mentirán al cabo de un tiempo, mentiras absurdas que nos traen dando vueltas en nosotros mismos y que son tan abstractas como incómodas. Tan complejas de dimensionar por su capacidad de ser ajenas a la realidad que vivimos, creadas a placer y, a veces, tan diferentes a nosotros mismos por alguna razón que nos hacen sentir mal.

«Somos humanos, trata de ser más comprensivo y tómate el tiempo de verlo cuando pienses racional». Exactamente, pero ¿en qué momento podría darme cuenta de ello? A veces, cuando estoy en el extremo de un callejón sin esperar nada, sin recordar algo, sin alguna razón de estar sintiendo una emoción clara, podría decir que tendría la capacidad de ser racional; no estoy sintiendo nada. Aunque «¿cómo vas a enfrentarte a un problema entonces?». Parece que nunca podremos ser completamente racionales, pues el problema nace de la incomodidad o de algo que no queremos. De ahí nace una emoción. Solo podremos estar todos de acuerdo en una "verdad/mentira" que nadie podrá descubrir. Solo confiamos en aquello que es establecido, por más enigmático que sea. «Lo más humano posible».

Entonces dudo si es posible existir con la angustia constante de que en la soledad más monótona tenga que reflexionar de nuevo, luego de olvidar lo que ya me dejó de entretener y me hizo pasar un momento agradable. No quiero estresarme en descubrir las entrañas del universo abstracto, si es algún tipo de complejo de existencia física, una realidad totalmente material sin matices o algo diferente.

Tampoco quiero quedarme a ver cómo mi mente es evaporada para el resto de mi existencia, así que «quiero ser libre» y, lamentablemente, ahí donde deseo —mi libertad— también hay un callejón de penumbras y consecuencias humanas que recaen en mí. Así que intentar comprender algo que va más allá de mis placeres y comodidades como humano es profundamente desafiante. Escapar de mí significa perderme en el abismo del absurdo. Como iniciar preguntándome los dilemas morales de mi círculo social para luego cuestionar mi propia existencia.

Es entonces que me construí a mí mismo desde la nada otra vez. Esta vez yo elegí quién iba a ser, sin excepciones. Sería un humano que no quiere nada y que estará condenado a repetir el absurdo de la cotidianidad. Esto continuará hasta que sienta placer, me nuble, luego desaparezca y lamente. Me torturé, perderé la motivación, sanaré y olvidaré. Ese problema jugará con la hipocresía de mi corazón hasta que finalmente madure y, tal vez, encuentre un lugar especial que solucione todo lo que alguna vez deseé. De esa forma ya no tendré por qué seguir muriendo en vida. «Unirte a la ignorancia de tu humanidad entonces, bueno...».

Pensar en esto, en aquello. Soluciones y pérdidas, olvidar que leí esto; recordar el valioso momento de introspección. Todo esto porque mi identidad es así —por lo menos en este momento— hasta que, en algún lugar o momento deseado, obtenga mi respuesta personal y sea igual a todos aquellos humanos que me parecían indiferentes.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.