La puerta se abrió minutos después del aterrizaje. Al bajar del avión, sentí algo dentro de mí que sacudió todo mi interior de pies a cabeza que se reflejó en un profundo suspiro.
El viento despeinaba aún más mi cabello, y yo solo sonreí mientras me colocaba las gafas. Continué caminando para recoger mis maletas. Me esperaban dos semanas de vacaciones, pero a mí, solamente me interesaba un día en especial; el 7 de mayo lo tendría finalmente frente a mí y estaba dispuesta a todo con tal de que el supiera todo lo que me provocaba.
Al salir del aeropuerto estaba totalmente desorientada, sola, pues mi amiga no había podido recogerme, en un país que no conocía y nerviosa por saber que estaba más cerca que nunca de él. Miré hacia todas direcciones buscando alguna señal sin encontrarla. Me hundí en mis pensamientos hasta que un taxista toco mi hombro – ¿taxi señorita?– dijo parado frente a mí – sí. Gracias– dije sonriendo por mis comunes lapsus "alone in the world". El taxista tomo mis maletas y las colocó en la cajuela, después abrió la puerta invitando a abordar. Yo subí rápidamente al tiempo que colocaba mis gafas en mi cabeza -al hotel "Skyline" por favor- dije mirando a mi alrededor.
Al llegar al hotel, el taxista me acompañó hasta el lobi y dejó mis maletas, yo le agradecí y pague, él me sonrió – feliz estancia, aquí está mi tarjeta por si necesita mi servicio señorita– dijo extendiendo la mano –gracias– dije yo, segura de que así sería.
Después de registrarme, uno de los botones me acompaño hasta mi habitación marcada con el numero "10V3" jamás lo olvidaré. Una vez que el empleado cerró la puerta, me senté en la cama y me hundí en uno de esos "alone in the world" por no sé cuánto tiempo pues me quede dormida hasta altas horas de la noche.
Cuando desperté, eran las 10:00 pm, me levanté de un brinco ya que había olvidado que me encontraría con Lis en el café del hotel a las 9:00. Cheque mi teléfono y había varias llamadas perdidas de ella, entonces le marque rápidamente –amiga, perdóname. El cansancio me venció– dije en cuanto ella me contestó – no te preocupes amiga, lo supuse cuando no me respondiste las llamadas. ¿Quieres descansar y que nos veamos mañana? – dijo ella riendo – ¡No! ¡Ya no soporto un momento más de soledad! Necesito hablar con alguien– dije apresurada lo que provocó la risa de Lis nuevamente – ok amiga, voy para allá. ¿Te veo en media hora? – pregunto, yo le respondí que sí y al cortar la llamada, de inmediato me dirigí hacía el cuarto de baño.
Rompí mi record al alistarme en solo 15 minutos, tome mi bolsa y baje rápidamente. Al entrar al café, Lis ya estaba ahí, se levantó y ambas pagamos un grito provocando que los presentes en el lugar voltearan irremediablemente. Lis y yo, solamente nos conocíamos a través de las redes sociales, llevábamos años chateado y charlando en video llamadas y ese era nuestro primer encuentro.
Después de que la euforia pasó, nos sentamos y ordenamos un café. Charlamos un rato acerca del vuelo y otras cosas, después ella sugirió ir a un club. Aunque yo me sentía cansada, accedí no sin antes subir a cambiarme de ropa y retocar mi maquillaje.
A las 11:30 nos dirigimos hacia el estacionamiento, abordamos el auto de Lis y salimos rumbo al club. Cuando llegamos, en la entrada del lugar había un porche negro y dos chicos a bordo, al acercarnos, ellos susurraron algo que no pude entender, gire mi rostro y vi a un chico rubio muy bien parecido frente a mí y otro chico alto, con cabello quebrado dándome la espalda. El chico rubio sonrió cuando mi amiga volteó para verlos –¡yaaayyy! ¡Parece que alguien ya ha enganchado algo! – Dije riendo, ella hizo lo mismo –pues no te diste cuenta de que su amigo no te quitó la vista de encima– dijo codeando mi brazo – ¡Es una lástima que no me gusten los rubios! – Dije mirándola –además yo estoy aquí con un solo objetivo– agregue y ambas reímos mientras entrabamos al club.
Lis y yo llegamos a la barra y ordenamos un par de bebidas, sin alcohol para mí por supuesto. Intentábamos charlar pero creo que para ello no es buena idea un club en el que la música suena a todo volumen, entonces decidimos bailar. Mi amiga y yo estábamos bailando cuando del otro lado observé al mismo chico rubio que habíamos visto en la entrada. Varias veces lo sorprendí mirando a mi amiga, yo sonreía burlonamente alentando a Lis – ¿Ya viste? Ahí está otra vez– le dije casi gritando en el oído de ella. Lis giro el rostro y finalmente sus miradas se encontraron. En ese momento, yo también volteé y mire a su amigo mirándome. La oscuridad del lugar no nos permitía verlos bien, pero por alguna razón me sentí fuertemente atraída por él. No aparte la vista y él tampoco lo hizo, sonrió y yo creí que estaba siendo traicionada por mi subconsciente –no puede ser... – Susurré para mis adentros – esa sonrisa es inconfundible. Solo Aidan puede sonreír de esa manera. No... No...– suspire y sonreí convencida de que estaba alucinando y aparte la mirada. Confieso que después no pude dejar de vigilarlo. Él, desde su lugar fumaba un cigarrillo y sonreía sin dejar de mirarme. De no ser porque mi bebida no contenía alcohol, hubiera jurado que estaba borracha. ¡Un momento! Acaso, ¿pusieron algo más a mi bebida? Seguí hablando sola.