–¡Vaya! ¡al fin llegas! – dije en cuanto Lis se acercó a la mesa –lo siento… estaba… estaba– dijo ella sonriendo con la mirada perdida – ¿Qué tienes? Esa mirada solamente la pones cuando ves a Dean– le dije – ¡¿eh?! No, no. Solamente me acorde de la primera vez que lo vi– dijo ella sentándose frente a mí. Yo la miré un tanto intrigada – ¿estás segura? – le pregunté –sí, si… ¿Qué pediste? – dijo ella suspirando. Yo sonreí y giré el rostro sonriendo sin entender la actitud pasiva de mi amiga.
La mire sin decir palabra alguna durante algunos minutos hasta que ella rompió el silencio – ¿Qué? ¿Tengo algo en la cara? – Dijo ella bromeando mientras daba un bocado; yo me reí –es que tienes una actitud muy rara… extrañamente feliz– le dije sin dejar de mirarla – ¡yo siempre estoy feliz! – replicó ella. Di un sorbo a mi jugo – si… pero… esta felicidad es diferente. Estás muy… muy tranquila– dije en un tono un tanto burlón y ambas reímos fuertemente. Ella no soltó prenda y cambió la conversación –el viernes tenemos que estar guapísimas, así que mañana iremos a un spa– me dijo –pero… sabes que no me gusta eso– replique –Aidan lo podría agradecer– dijo sonriendo burlona – ¿me estás diciendo fea? – le respondí fingiendo enojo y ella no soportó la risa, misma a la que posteriormente me uní.
Pasamos un día increíble, el día estaba cerca y yo me llenaba de nervios al pensar que pronto tendría a Aidan frente a mí, solamente quedaba un día antes de verlo y la tensión aumentaba con el transcurrir de los minutos – ¿entonces mañana iremos al spa? – le pregunté, en ese momento su celular sonó:
– ¿si? – Dijo y su semblante volvió a cambiar –si claro, mañana está bien, hay que ver ese asunto antes de que se vean… ok… si claro. Mañana a la hora de la comida. Ok, ahí nos vemos. Bye – cortó la llamada y soltó un profundo suspiro.
– ¿Qué te pasa? – Volví a cuestionar –amiga, lo siento, no podremos ir mañana al spa, me surgió un asunto que no puedo posponer– dijo ella un tanto nerviosa – ¿y Aidan? Estabas muy preocupada por mi fealdad– le dije burlándome – ¡ya sé! Creo que tendrá que conformarse con esta brujita– me dijo haciendo un puchero al tiempo que yo le daba un golpe suave en el hombro –mala– le respondí mientras me bajaba del auto en el estacionamiento del hotel –creo que mañana tendrás que salir sola amiga, esta noche te envío el itinerario a tu mail para que sepas a donde ir, en la mañana pasare a dejarte el auto para que no tengas problema ok? – me dijo lanzando un beso al aire y poniendo en marcha el auto.
Ella se fue sin darme oportunidad de decir nada, me dejó totalmente desconcertada y no me quedo más que resignarme a salir sola al día siguiente, aunque, ella se había olvidado de que después de nuestro "tour" iríamos a recoger los pases para la premier de la película. Sonriendo entre al hotel, no entendía nada de lo que le estaba pasando, pero si sabía que dos días después por fin seria llegaría el momento que tanto había esperado.
La tarde se me fue mientras yo leía un libro. No baje a merendar, y me recosté en la cama para intentar dormir sin conseguir hacerlo; entonces, vino a mi mente el recuerdo de la noche anterior, cuando me asome a la ventana y vi a Aidan en la calle. El deseo de verlo me hizo levantarme y aproximarme rápidamente a la ventana. Corrí la cortina y me asome, pero no vi a nadie. Me invadió un sentimiento de tristeza al ver que él no estaba ahí, pero mi sonrisa volvió cuando pensé en que dos días mas tarde lo tendría conmigo y nadie podría evitarlo.
Me pase parte de la noche pensando en él, en lo que le diría y en cómo sería nuestro encuentro. Cuando mire el reloj ya eran las dos de la madrugada, el frio entro en mi cuerpo y decidí meterme a la cama, ni siquiera recordé revisar mi mail para buscar el itinerario, muy al contrario, dormí sin pensar en nada mas, solamente él ocupada mi mente, solamente él estaba presente.
Muy temprano, desperté cuando uno de los empleados del hotel llamó a mi puerta, me levante adormilada – ¿Si? – Pregunté –señorita, le dejaron esto en la recepción– me dijo extendiendo la mano para entregar la llaves del auto de Lis –gracias– dije tomando las llaves. El empleado se retiró y yo cerré la puerta dirigiéndome de inmediato hacia mi computadora para checar el itinerario.