Aidan se levantó muy de mañana, el hecho de no haberle pedido el número de teléfono a Ely lo ponía nervioso. Se quedó un rato sentado en la cama pensando. Entonces de repente de un salto salió de la cama, se metió a la ducha y 15 minutos después salió de su habitación. En el pasillo se encontró con Dean – ¿A dónde vas? – Dijo deteniéndolo del brazo –tengo que arreglar una cosa– respondió Aidan sonriendo y sin decir más se dirigió directamente al lobby.
Salió y se fue caminando hasta el hotel en donde se hospedaba Ely. No sabía si preguntar o no por ella, solo sabía su nombre –sin apellidos– y por su acento y físico, sabía que era latina – ¿qué le diré a la recepcionista? – pensaba en voz alta. Después de una discusión consigo mismo decidió entrar dispuesto a preguntar por su latina llamada Ely.
–Buen día– dijo Aidan sonriendo apenado. La recepcionista no volteó hasta que Aidan terminó de describir a la chica en cuestión –no… no teng…– balbuceó la recepcionista y sonrió embobada mirando a Aidan pues lo había reconocido. Aidan un poco incómodo por la mirada que la chica le dedicaba, volvió a preguntar, en ese momento, la chica se tornó totalmente en disposición y comenzó a buscar en los registros –Señor Turner, pues hay una chica que se hospeda aquí con ese nombre, aunque no podemos dar esta información, por tratarse de usted hare una excepción– dijo sin dejar de mirarlo –gracias– dijo Aidan y apresurado solicitó pluma y papel a la chica que respondió de inmediato a la solicitud.
Aidan se alejó un poco y escribió: “A las seis de la tarde alguien pasara por ti, siento no poder recogerte personalmente pero ya sabes, el llamado es a las cuatro. Te veo dentro, bonita… Aidan. P.d: Siempre investigo todo acerca de quién me interesa ;)”. Enseguida doblo el papel y se acercó a la recepción nuevamente – ¿podría entregarle esto por favor? – dijo Aidan sin dejar de lado su sonrisa. La chica de la recepción tomo la nota y aprovecho la oportunidad para solicitar una foto con él. Aidan pensó en rehusarse pero él no era así, de modo que aceptó. Algunas chicas que estaban presentes observaron la escena percatándose de que Aidan Turner estaba ahí. Todas ellas se abalanzaron sobre de él rodeándolo y deteniéndolo un largo rato ahí.
Mientras tanto yo despertaba en ese momento, no sabía que me depararía aquel día pero sin duda me sentía muy nerviosa. Sabía que aunque Aidan no me recogiera, lo tendría frente a frente una vez más esa misma noche.
Una vez más estaba yo hundida en uno de mis tantos “alone in the world” cuando alguien llamó a mi puerta. Me levante rápidamente y abrí –ya es hora amiga– dijo Lis entrando de un brinco a la habitación – ¿hora de qué? Son las ocho– dije al cerrar la puerta –vamos a ir a un spa, como te lo había prometido– respondió –pero… pero primero tengo que contarte algo– le respondí algo acelerada –no, no. Apenas tenemos tiempo. Ya después me cuentas– dijo cerrando mi maleta pues ella ya había escogido lo que me pondría.
Y es que en verdad, mi amiga, es terca cuando se empeña en algo. En fin accedí a sus peticiones, me metí a la ducha y después de media hora salimos. Llegamos a un spa que según ella era muy exclusivo, yo no supe jamás de dónde sacó aquellos pases, la cuestión fue que de inmediato nos dieron acceso y nos atendieron de manera muy especial.
Pasamos medio día ahí. Hablamos de tantas cosas, pero todo giraba en torno a Aidan, Dean y una sorpresa que mi amiga no dejaba de mencionar a pesar de que en todo el día nunca quiso decirme de lo que se trataba alegando que si me decía, dejaría de ser sorpresa.
Mientras nosotras pasábamos el día en el spa, nuestros chicos se preparaban para salir al llamado de su productor. El cual los había citado a las dos de la tarde pues había habido un ajuste en cuanto a la organización. Aidan lucía nervioso y Dean estaba intrigado, pues era muy raro que su amigo se comportara de ese modo – ¿Qué te pasa? – Pregunto ya sin resistir la curiosidad, Aidan lo miro, frunció el ceño y sonrió –nada ¿por? – Respondió –bueno, pues es solo que te noto extraño– agregó Dean –ya alucinas– replicó Aidan. – ¡Por cierto! El ayer me ibas a contar algo ¿Qué era? – Preguntó nuevamente Dean y Aidan lo miro ampliando su sonrisa –si no hubieras estado tan ocupado, te habrías enterado. ¡Ah! Y después de las cinco no tengo tiempo para ti ¿entendiste? – dijo Aidan dejando a Dean todavía más intrigado.