Viajes y dibujos

15 meses después

En el comedor se encontraban padre e hija, desde que le quitaron el poder a Sara, siempre se encuentra seria al lado del rey, no lo odia; simplemente se siente desechada.

El rey, decide romper el silencio y le da una noticia a su hija.

—Sara, dentro de una semana tienes que hacer un viaje—. La chica lo miro un poco confundida—. Vas a visitar algunos reinos que ocupan de nuestra ayuda, tal vez puedas formar una alianza, si es así, tal vez te deje aportar en las decisiones que Naelie tome, una vez que seas reina. Todo depende de qué tan inteligente sean tus acciones en ese viaje.

—¿De verdad lo harás? —. El rey asintió. No lo podía creer, está era la oportunidad de su vida, y si quería llegar a gobernar, tendría que ser mejor, tendría que ser como Naelie—. ¡Lo aré, no te voy a decepcionar!

Sara se levantó de su silla y fue a abrazar a su padre, después salió corriendo a su habitación, tendría que ordenar sus cosas, como llevar las cosas más importantes al viaje, está vez no llevaría nada llamativo, solo una ropa decente en caso de que tenga que presentarse ante la realeza. Pero para el viaje, optaría por un vestido liso de colores monocromáticos.

Naelie

Estaba en mi oficina acomodando unos papeles sobre la ayuda militar para uno de los reinos con los que tenemos alianza, resulta que hay ciertos bandidos en el pueblo, y ya conocen las estrategias de su ejército, pero no el de mis hombres, así que solo es parte de la alianza, esto no nos llevara a la guerra, y espero que nunca ocupemos ir a guerra, no creo estar preparada para eso, por más fuerte que me vean, siempre me da miedo morir en un ataque, puedo tener la inteligencia y respeto, pero mi fuerza no se compara con la de los soldados, estaba tranquila, hasta que escucho cuando alguien toca la puerta.

—Adelante—. Enfoco mi vista en la entrada, y veo entrar al mensajero del rey, veo como está nervioso. ¿A caso este chico piensa que soy mala?, tal vez es porque vio cuando estaba castigando a los soldados la vez del asunto del señor de la panadería— ¿En qué puedo ayudarle?

—¿Eh?... Ah, sí. El rey me manda para comunicarle que la princesa Sara ira a un viaje la próxima semana, y quiere que envié a soldados de su mayor confianza.

—Muy bien, ya los tengo identificados. Puede sentarse en esa silla— apunte a una silla que estaba enfrente de mi escritorio, mire que se sorprendió un poco, y sus nervios aumentaron. Esto no me gusta, tal vez piensa que soy mala. — Tranquilo, solo hare los documentos para que el rey de la orden a los soldados, en unos minutos estarán, y se los puede llevar.

El asintió, y se sentó. Yo comencé a redactar los papeles, pero algo que me distrajo, fue una mirada sobre mi persona. Levante mi vista, y era el chico.

—No me lo tome a mal, pero... ¿Por qué me mira con tanta intensidad?

—Ah, lo siento. Es solo que... me pregunto si, ¿me deja que la dibuje?, amo el dibujo, y a usted... la admiro, creo que, gracias a usted, el cambio va ser positivo para Corona. Y yo... yo— su nerviosismo aumento, y yo solo solté una pequeña risa.

—No hay problema, solo que estoy muy ocupada y...

—¡No se preocupe por eso, la puedo dibujar cuando esté haciendo documentos, como justo ahora, que traigo mis herramientas de dibujo, o cuando entrene, por mí no hay problema en que no pare de moverse, ya que usted es mi musa...! — al parecer se dio cuenta de que hablo de más, porque paro de hablar de repente.

Está bien, eso fue algo intenso. Pero me da ternura su comportamiento.

—Pues, puede comenzar. Cuando guste, puede buscarme y hacer sus dibujos.

—¿¡De verdad!?, ¡Muchas gracias!, comenzare ahora.

Cada uno siguió con su trabajo. Espero que los dibujos sean buenos.

Una hora después termine los papeles, y el chico hizo dos dibujos bien detallados. De verdad tiene talento.

—Sorprendente. Dibujas excelente.

—Gracias. Señorita Naelie, me pregunto... espero que no me vea como un atrevido, pero... ¿Puedo ser su... su amigo?

Wow, este chico me sigue sorprendiendo, ser amigos no suena mal, ya que no tengo ni uno.

—Por supuesto, me encantaría. — ambos nos sonreímos.