Lorraine
Caminaba por los pasillos de esta inmensa mansión, recorría aquellos interminables y anchos corredores mientras mi mente estaba puesta en la ultima discusión que tuve con mis padres.
Mis pies se dan rienda suelta para caminar sin rumbo, el rumbo que han trazado mis píes es totalmente desconocido. Pero lo que si se es que dicho rumbo me traerá problemas.
Ya que al finar de este gran y inmenso pasillo se encontraba el culpable de que yo este metida en esta cada: Ese odioso e idiota de Baran.
Mi recorrido se ve afectado por ver a semejante idiota. Sin pensarlo mucho paso por su lado pero el grandísimo hijo de su madre me toma por el brazo haciendo que me detenga a mitad de camino.
Diosito, perdóname por querer matarlo y desaparecerlo de la faz de la tierra.
-¿Qué quieres idiota? -expreso pero este ni se inmuta a responderme. Así que retiro su mano de mi brazo, pero él es más rápido y toma mi brazo libre y me apega a él.
-En este momento quisiera muchas cosas de ti, escarabajo -me pega violentamente hacia él, dice aquellas benditas palabras. Y se aleja de mi a paso apresurado.
Si pudiera matarlo, lo haría sin pensar.
Pienso en diferentes formas para matar a aquél idiota: Seria una buena forma de matarlo, tirarlo en el centro de un lago de cocodrilos. Asi no podrá escaparse de ellos.
Pero otra mejor forma de matarlo es dejar que se dejarlo encerrado con miles de millones de serpientes venenosas.
-Serian muy buenas formas pero mi palabra es la que cuenta, cariño.
Madre, santa de Dios.
Giro sobre mis talones y detrás de mi encuentro a Melek mirándome con una sonrisa en sus labios.
Joder. En este momento me sonrojo hasta más no poder.
-Lamento que haya escuchado aquellas palabras sultana.
-No te preocupes cariño, con decirte que en algún momento yo pensé esas mismas formas de muerte para matar a un tontito que se atravesó en mi camino -inquiere estas palabras mientras me toma del brazo y me lleva por un salón desconocido actualmente.
Caminamos hablando del tema de matar a Baran, hasta que llegamos a un salón lleno de fotografías.
Melek, me arrastra hasta un costado de aquel salón y allí me muestra varias fotos.
-Este era mi amado esposo.
Una terrible tristeza se puede visualizar en sus ojos, incluso puedo ver como de sus ojos brotan algunas lágrimas rebeldes.
-Lamento mucho su perdida sultana -Salen estas palabras de mi boca y de la boca de Melek una explosiva carcajada.
-No lo lamentes querida, ya que ese señor en estos momentos ha de estar revolcándose con cualquiera que le abra las piernas.
Joder y yo que pensaba que por sus ojos paso algo llamada tristeza.
-¿Porqué me dice esto sultana?
-Es simple querida. Ese bendito hombre fue mi primer amor y también mi peor tormento, cuando lo conocí fue como si el verano me rescatara de el invierno en que estaba sumergida, pero lo que nunca me esperaba era que después de procrear 5 hijos ese hombre me engañara con unas de mis mejores amigas.
Escuchó el pequeño relato que me propina Melek y puedo intuir que aquella reina, emperatriz o sultana sigue enamorada de su caballero pecador.
-¿Sigue usted enamorada de aquél sultán que robó su corazón? -Estas palabras abandonan mi boca y Melek sonrie.
-¿Tanto se nota que estoy totalmente pérdida por aquél hombre?
-Púes no, pero como soy una fiel lectora de libros románticos, intuí que usted seguía enamorada de él sultán.
-Cabe destacar que tienes buena intuición porqué es exactamente lo que dices. Estoy enamorada de aquél sultán que conquistó mi corazón con solo unas simples palabras: -Lamento haberle dañado su vestido -Dijo después de vertió un odioso café en mi vestido. Después de eso en cada reunión o fiesta yo me quedaba embobada mirando a aquél hombre, en una ocación sus padres nos incitaron a bailar y así lo hicimos, pero desde ese instante quedamos flechados uno del otro. Pero todo lo que habíamos construido se su a la mierda cuando lo encontré en la cama de mi amiga.