Epílogo

Miro mi reflejo a través del espejo y sonrió al ver mi enorme panza de embarazada. Mis manos se dirigen hacia mi abdomen abultado, y en ese preciso momento mi bebé lanza una dolorosa patadita. Una sonrisa se incrusta en mis labios, mientras que siento como el amor de mi vida me abraza.

—Eres la felicidad personificada para mi Lorraine. Te amo y cada día lo hago más por que, tu y él son lo mejor que me pudo pasar en la vida -el calor del cuerpo de Baran me envuelve. Logrando así que surjan estragos en mi interior. —Sin ti mis días son grises Lorraine -gira mi cuerpo hasta que quedo al frente de el. Justamente mirando sus preciosos ojos.

—Hermosas tus palabras cariño. ¿Pero porque supones que nuestro hijo es niño? Puede ser una niña. Así que no cantes victoria -Baran sonrie y besa levemente mis labios.

—Quiero un niño, pero si en mi destino esta tener una hermosa princesa lo aceptare, porque simplemente es el fruto de nuestro amor –mis brazos se dirigen hasta su cuello y una vez allí descansan.

—Te amo tontuelo –mi boca se dirige hasta la suya, envolviendonos en un beso que se encarga de expresar todo lo que sentimos.

Esta historia comenzó desastrosamente con una frase que cambió el rumbo de mi vida por completo. Aquella frase siempre la recordaré y guardaré en lo más profundo de mi corazón. ¿Gorda yo?, ¡Gorda tu abuela!

Siempre quedará con la salvadora de mi vida, porque gracias a aquélla frase pude conocer personas maravillosas e incluso el amor.

Así que le debo todo a ¿Gorda yo? ¡Gorda tu abuela!