Gran Diosa - Hermosa Curvilínea.

Capítulo 1: Tristeza.

—Por Dios Lorna, párate de esa cama. Últimamente has estado muy perezosa—señala Almudena madre de Lorna.

—Mamá por favor, actúas como si me odiaras.

—Querer tu bien, ¿es odiarte? No seas insolente muchachita.

—Aquí estoy bien, estoy de vacaciones.

—No pensarás, pasar las vacaciones de verano, metida en esa cama y comiendo—señala su madre con pesadez y hurga debajo de su cama, diciendo: —¿Qué significa esto Lorna? —la cuestiona al hallar evidencias.

—Mamá, ya.

—Eres una marrana, solo piensas en comer.

—Basta mamá.

—Nosotros que nos desenvolvemos en el mundo de la belleza, tenemos una hija horrenda y gorda de paso. Nos avergüenzas Lorna, somos la comidilla de la sociedad. A veces pienso, que Dios me castigo al tener a una hija como tú—imprime Almudena con Soberbia.

Rápidamente al escuchar los gritos, que salían de la habitación, ingresan el padre y hermano de Lorna:

—¿Qué pasa mamá? ¿Por qué gritas? —pregunta Austin hermano de Lorna.

—Que va a pasar hijo, tu hermana que no hace más que mortificarme.

—Es suficiente Almudena, es mejor que salgas de la habitación de Lorna—indica Marcus patriarca de la familia Martell.

—Ya mamá, no te cansas de molestar a mi hermana, te comportas como su enemiga.

—Por eso ella es así, la consienten demasiado. Romantizan su obesidad.

—Tampoco Lorna es un monstruo, es una chica con curvas ¡¿Qué hay de malo en eso?! Mejor salgamos mamá, luego vengo hermanita—señala Austin, mientras besa la frente de su hermana, quien se halla muy afligida con los reclamos de su madre. Al salir se queda completamente sola con su padre y éste la consuela:

—Ya hija, tranquilízate no llores.

—No entiendo, papá ¿Por qué mamá me trata así? Me humilla cada vez que puede, siento que no puedo más papá, quiero irme de la casa, vivir sola y salir de todo este infierno cuanto antes.

—Tú no te vas a ningún lado, tu hermano y yo te necesitamos, hija. También está Candice, que te quiere mucho.

—Todos me quieren, menos mi mamá. Mi propia madre me detesta.

—Ya cariño, que te parece. Si nos vamos a comer fuera y salimos de estas cuatro paredes.

—Me parece estupendo, papá—advierte Lorna con entusiasmo.

—Te dejo para que te arregles, en un rato salimos a comer. Y recuerda que eres hermosa, no dejes que nadie apague tu brillo, eres una gran diosa.

—Gracias papá, te amo.

Lorna Martell es una joven dulce, inteligente y genuina, con unos kilos de más, su madre Almudena Martell no pierde el tiempo, para molestarla cada vez que puede, por ser una chica diferente que rompe con los prototipos de belleza. La familia de Lorna, es dueña de varias casas de modas, bajo la firma de empresas Martell, la cual viste a personalidades de mucho prestigio y dinero, por lo general viven rodeados de mujeres bellas constantemente. Escenario que ha avivado con el pasar de los años el horrendo ego de Almudena, quien es una mujer muy superficial y prepotente, no tiene el más mínimo reparo a la hora de humillar a su hija menor Lorna, por ser gordita. Su padre y su hermano Austin, siempre están muy atentos para defenderla de las asechanzas de su madre, sin embargo, la gran tristeza que existe en el corazón de Lorna es tan grande, que solo siente que la calma atiborrándose de dulces. Definitivamente su madre, ha jugado un terrible rol en la autoestima de la muchacha.

Llega a la mansión Martell, Gael Braston un joven muy guapo y tranquilo, es el mejor amigo de Austin y siente mucha simpatía por Lorna. Al verla, corre abrazarla:

—¡Wao estás bellísima!

—No digas tonterías, Gael.

—¿Sigue tu madre pisoteando tu ego?

—Ya sabes cómo es, no quiero hablar de ese tema.

—Lo siento, ignórala. Como te he dicho muchas veces, tú eres la única dueña de tu destino.

—Yo me quiero ir a vivir sola, Gael.

—Aún eres una chiquilla.

—Yo soy una mujer, estoy a punto de cumplir veinte años.

—Ja, ja, ja, si tú lo dices.

—No te rías, es la verdad. No soy ninguna chiquilla.

—Está bien, mujer mayor de edad ¿Dónde está Austin?

—Está arriba, ya baja.

—¿Vas a salir?

—Sí, voy a comer con papá.

—Qué bueno, siempre he admirado mucho a tu padre, es muy buena persona. Con su fundación ha ayudado a mucha gente.

—Es un pan de Dios.

—Así como tú—musita Gael acariciando el rostro de Lorna, velozmente ella siente como un intenso escalofrío se interna en todo su cuerpo.

—Adiós, Gael—sale rápidamente al jardín, para evitar ser descubierta por su amor platónico.

Lorna de un tiempo para acá, se halla profundamente enamorada en secreto de Gael, el mejor amigo de su hermano, el joven sin querer había despertado sentimientos nuevos y diferentes en ella. Gael, la escucha, la entiende y no la juzga por sus kilos de más, siempre busca la forma de elevar su autoestima.

En el jardín, Candice la ama de llaves de la mansión, se le arrima al percibirla algo incomoda:

—¿Qué ocurre Lorna?

—Me asústate, Candice—murmura Lorna con asombro.

—¿Todos esos nervios son por Gael?

—Sí, Candice. Cada vez me cuesta más ocultar, que me gusta.

—Yo pienso, que es mejor que te olvides de ese muchacho, ya tiene novia y solo te ve como la hermana menor de su mejor amigo, también es un poco mayor que tú, hija.

—Tampoco tanto, solo me lleva diez años.

—Me refiero a la experiencia, tu todavía eres la consentida de papá. Aún no sales al mundo, cariño.

—Pronto lo haré, ya estoy decidida.

—No comas ansias, que del apuro solo queda el cansancio, querida.

*****

Adentro se topa Almudena con Gael y se sienta, muy amablemente a conversar con el joven.

—Austin se arregla más que una mujer. Está tardando demasiado—señala Gael, mirando su reloj.




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