“Una tranquila tarde de otoño, a la lejanía se divisan algunas nubes, amenazantes de una lluvia torrencial, que por lo menos durará algunos días, sonidos de vagón, crujir metálico de la inmensa estructura metálica que cambió la forma de viajar a medianos del siglo IXX, interrumpido por sonidos propios de la estación, niños jugando, padres llamando a sus hijos, ayudantes de maquinistas anunciando destino y hora de salida, personas bajando y subiendo de éste, melodías únicas interrumpidas por lapsos que varían desde 30 minutos hasta una hora.
Empiesa a bajar la temperatura, el ambiente empieza a notarse húmedo, lloverá pronto, no hay duda, la bocina del tren anuncia su inminente partida, último tren que realiza el recorrido, ayudantes ayudan a subir apresuradamente a pasajeros que no hace mucho llegaron a la estación, ya se fue una estación, solo falta dos más, pensé, a la vez que el tren comienza a tomar velocidad y se adentra en un frondoso bosque, lejos, volví a pensar, un largo trayecto, viajes que quizás ya no haga, al menos ya no será el mismo viaje, ya no ire al mismo lugar, me lo anunciaron apenas hoy, ya no podré hacer el recorrido, ni contemplar el trayecto.
El tren comienza a frenar lentamente, si no mal recuerdo no debería haber una estación por esta zona, deberá ser algún animal obstruyendo la vía o alguien intentando ser gracioso, ninguna, entre más tiempo pasaba, menos velocidad tomaba el tren, y menos frondoso me parecía el bosque, ideas mías, pensamiento para desviar mi atención, de no pensar en el peor error que pude haber cometido.
Pero, sin previo aviso, un cambio en el camino me saca de mi pensamiento, frente a mi, lo que ésta mañana era un valle, con una hundidura casi continua, se convierte en un extenso lago, en tren comienza a frenar más hasta detenerse en una pequeña estación de madera, me habré equivocado de tren, pensé, o simplemente el tren se desvió por alguna vía secundaria sin que me diera cuenta, aunque el porqué no está claro ¿Un accidente? ¿Algo obstruyendo la vía? en cualquier caso lo sabré al llegar a casa, baje a estirar las piernas e ir al baño, aprovechando la pasada, al volver ya no estaba el tren, se había ido sin producir sonido alguno.
Casi las seis de la tarde, hace quince minutos que el tren me dejara acá, sin señal, sin comunicación con el resto del mundo, solo, libre, es extraño definirse libre, en sí somos libre, pero nos mantienen leyes y lo que es moralalmente aceptado, tenemos nuestra propia opinión, y es correcta, solo si la sociedad así lo determina, no hay plena libertad, solo algunas libertades sujetas a cambios, algunos determinados por la mayoría, algunos, impuestos por la "élite" o impuestos a la fuerza, aunque solo es una idea, pensamiento que florece en medio de la tristeza, en medio de la nada, sentado frente a un gran lago, frente a mi pequeño gran lago.
Bajo un pequeño sauce, sentado, contemplando el paisaje, rayos de luz bajan, filtrándose a través de las hojas que generosamente entrega el árbol, y , en la cima de la montaña, se divisa algunas nubes, las mismas que minutos ante había visto, tengo que refugiarme, pensé, la opción más rápida es ir a la estación, aunque por la estructura no creo que pueda soportar mucho tiempo, tendré que rodear el lago en un intento por encontrar alguna casa, o algo que me pueda salvar de la lluvia, opte por la segunda.
Empecé a caminar, un aire frío comenso a inundar aquel espacio, será una noche larga, por suerte, a lo lejos pareciera estar una pequeña casona, sale humo de una chimenea, buena señal, me dirigí hacia aquella casa y toqué la puerta, me atiende una anciana, de no más de setenta años y de pelo canoso.
Pase "mijo" pase, no esté afuera con este frío — me dice la anciana amablemente — se resfria y nadie lo salva de acá, no hay ningún médico en más de cincuenta kilómetros a la redonda.
Puede ser — le dije — aunque estoy aquí por un despiste mío, me baje en una estación acá cerca y el tren se fue casi enseguida, sin darme cuenta.
Tan mala pata que tiene usted, caballero, y bastante despistado, tendrá que pasar la noche acá, en la parte de arriba hay una habitación libre, puede usarla si así lo desea.
Muchas gracias señora.
Nada de nada, tendrá que ayudarme antes, venga, me ayudara a cosechar algunos "recuerdos".
¿Recuerdos? — pregunte, algo desconcertado.
Al menos así los llamo, después se dará cuenta.
Salimos de aquella casona, por una puerta trasera, ya no estaba lloviendo, ya no hacía frío, estaba cálido el ambiente, acogedor, y lo único que veía era una casi infinita sucesión de árboles, con algo que me pareció ser un siervo, corriendo a lo lejos, más adelante, por un camino se encontraba un gran árbol, rodeado por múltiples árboles, con frutas que nunca había visto.
¿Que son estas frutas? — le pregunté a la anciana, pero no obtuve respuesta, solo una leve sonrisa en su rostro ya marcado por el tiempo.
Detrás del árbol hay una canasta, tomelo y empieze a cosecharlas, ya no queda mucho antes que empiezen a pudrirse — me ordena la anciana, al parecer estás son las que ella llama "recuerdos"
Tome la canasta, y empecé a cosecharla, tome la primera fruta.
Una prqueña casa, abandonada, desteñida, manchones provocados por la humedad, manchas negras que no pude reconocer, alguien gritando desesperadamente, llama a alguien, cubierto de sangre, pero no puedo oír su voz, solo imágenes borrosas sin sonido.
Parece que ya sabe por qué los llamo así.
¿Pero que fue eso? ¿Quien era esa persona? ¿A quién llamaba?
Todo a su tiempo — me dice la anciana, con un tono gentil, suave, demasiado amable — después entenderá.
Después entenderá, pensé, después entenderé a quien estaba llamando, suponiendo que esa persona era yo.
Continúe ayudando a la anciana a recoger aquella extraña fruta, sin forma aparente, que a veces se asemejaba a una manzana, después a un tomate, incluso a veces se parecía al rostro humano, pero por instantes, pequeños lapsos de tiempo, empezó a oscurecer, la luz dorada se hacía cada vez más más débil, y el frío que antes había sentido se volvió a apoderar de aquel lugar, una espesa niebla que no superaba el metro de altura comenzó a aparecer, realmente va a ser una noche larga, pensé.