20 - diciembre - 2010
Tres meses desde que perdí toda esperanza de mi vida, donde toda luz en mi interior desapareció, las ganas de vivir, las ganas de levantarme cada día de la cama, los sueños, todo, incluso desapareció aquella persona que me había llenado tanto, mi marido había muerto, y el dolor ya era parte de mi, sobre todo desde ese veinte de agosto de dos mil diez.
Decidí tomar un respiro, llevaba ya casi una semana sin salir de casa, supongo que había entrado en una gran depresión, caminaba por la calle sin rumbo alguno, cuando miré hacia delante estaba enfrente de la puerta del cementerio, había estado tan centrada en mis pensamientos que no me había dado cuenta de que había llegado al cementerio, suspire y en ese momento perdí las fuerzas, mis ojos se llenaron de lágrimas al ritmo en el que entraba al cementerio, por cada paso una lágrima, cuando me situé enfrente de la tumba de Dennis, me fallaron de tal forma las fuerzas que caí de rodillas explotando en un gran llanto de dolor, puse mi mano derecha sobre su foto, aun seguía sin creerme que había muerto, que se había ido de mi vida para siempre, era inexplicable el dolor que sentía.
-Amor... ¿por qué de esta forma? siempre soñé que formaremos una familia juntos, siempre soñé que tendría todo junto a ti y ahora... mírame aquí estoy esperando a que aparezcas en algún momento detrás mía y que me abraces, diciéndome que a sido un mal sueño y que nada de esto es real, pero por desgracia, sé que todo esto es muy real y que ya nada va a cambiar, pero nunca perderé la esperanza de en algún momento sentirte y saber que aunque ya no estés a mi lado, saber que nunca te has ido y el sentirte de nuevo, eso si que lo voy a extrañar-
Mi llanto se agranda y ya no sabía como hacerlo ni de qué forma expresar lo que necesitaba decirle, no sabía cómo expresar el juramento que tanto he escrito en todas las cartas, que he llegado a quemar, solo para que él las leyera. Cogí fuerzas y con seriedad y respiración profunda recité de memoria eso que tanto había escrito.
-¿Quién lo diría... Si ya es de día y aún es de noche en mi corazón? Amor allá donde estés, quiero que escuches esto... Te amo y siempre lo he hecho, no te olvido y nunca lo haré, juro serte fiel en esta vida y en todas las que tengamos, porque te amor en esta vida y en mil más-
Mis ojos no podían contener más las lágrimas, estallé en llanto, me derrumbé y solo podía hiperventilar y lamentarme por ser en estos momentos tan débil y estar tan rota, mi estrés solo podía ir en aumento, cuando un fuerte pinchazo empezó en mi vientre, dolía mucho, así que empecé a tranquilizarme si no quería empeorar. Decidí pensar en el momento más feliz de mi vida, y ese momento era el día en el que Dennis y yo empezamos a salir.
10 - abril - 2004
Nos encontrábamos en la feria de al lado puerto, habían muchas atracciones, iba acompañada de Dennis, en esos momentos éramos mejores amigos, éramos inseparables. Estábamos en la zona de las máquinas donde estaban los peluches, este me consiguió un osito blanco gigante, me pareció la acción más tierna de todo el mundo.
-Laia me encantas -susurró en mi oído con suavidad- eres la mejor compañía que puedo tener -aseguró lleno de ilusión, cosa que provocó mi rubor, la verdad él me encanta y me gusta pasar tiempo con él.
-Gracias Dennis -agradecí más roja que un tomate, intentando esconder mi rostro en el peluche.
Este apartó la cabeza del peluche y posó un suave beso sobre mis labios, instintivamente seguí el beso que pensaba que nunca iba a suceder, pero aquí está, en la feria besándome.
-Se mi novia Laia -dijo lleno de emoción- juro nunca fallarte -dijo con su característica confianza que lo hacía tan tierno.
-Sinceramente me encantaría -sonreí con alegría y volví a besarlo, cosa que le sorprendió y me gustó ya que rápidamente empezó a seguir mi beso.
-Te quiero Laia -susurró en mi boca.
-Y yo Dennis -susurré al separarnos del beso.
Siempre soñé este momento de mi vida, el tener a quién de verdad quiero a mi lado, en ese entonces, yo tenía dieciocho años y Dennis diecinueve,
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Y ahora con veinticuatro años ya estoy viuda, pero ese recuerdo me relajó y a la vez me entristecí, me levanté del suelo y caminé a la salida mientras intentaba arreglar mi destrozado rostro, una vez me convencí de que estaba bien, salí fuera del cementerio, saqué el móvil y llamé a Gina, mi mejor amiga y confidente.
-Tía... ¿Quedamos? -pregunté con una sonrisa animada, ya era hora de empezar a divertirse, me había quedado una semana aislada y ya era hora de ser vista.
-Menos mal, creía que nunca me lo ibas a pedir -dijo super emocionada- esta noche a las diez paso a tu casa preciosa -avisó con alegría.
-Claro que sí -sonreí con alegría a través del teléfono con emoción- nos vemos a las diez guapi -anuncié y colgué dirigiéndome a mi casa a cenar y a arreglarme.
***
24 - diciembre - 2010 (nochebuena)
Una sonrisa aflora en mis labios, estoy con mi madre, mi padre y mi mejor amiga, estábamos a punto de tomarnos las uvas, me notaba hinchadisima, y algo más gorda, mi madre se acercó a mí y puso su mano en mi vientre notablemente hinchado.
-¿De quién es? -me preguntó.
-Supongo que es de Dennis... -suspiré pesadamente ya que no soportaba esa idea de tener un bebe de él- me dí cuenta el mes pasado cuando empezó a crecer.
-Te acompaño a la ginecóloga -sonrió con ternura y a la vez algo de emoción de ser abuela.
-Gracias mamá -sonreí agradecida de su sacrificio.
La cena transcurrió con tranquilidad y con alegría, cuando se hicieron las doce en punto Gina se levantó y empezó a felicitarnos a todos la Navidad y a abrazarnos, ella siempre estaba repartiendo amor a todo el mundo, es cariñosa y muy buena chica, por eso es mi mejor amiga, por eso la quiero tanto y me alegra que esté pasando estos momentos tan duros conmigo.
-¡Feliz Navidad! -gritó Gina llena de emoción y nos abrazo a mis padres y a mi a la vez.
-Feliz Navidad -comenté con emoción.
-Feliz Navidad -comentaron mis padres a la vez a ambas.