Hola! Espero estén teniendo un buen día, quise compartirles un discurso que di el día de hoy en mi facultad.
Este es un mess para reflexionar y para s aer cquiernes queremos ser ante la vida.
Espero disfruten el poema y recuerden: no estás sola.
Hoy quiero compartir con ustedes la historia de una niña que, desde su infancia, fue moldeada por expectativas y roles de género impuestos por la sociedad. Se le enseñó a ser femenina y delicada, recibiendo juguetes como bebés de plástico y cocinas de juguete, orientándola hacia un futuro centrado en el hogar y la familia. Al crecer, descubrió que su deseo de liderar era etiquetado negativamente como “mandona”. Observó cómo la presencia de su padre en su vida era motivo de elogio, mientras que la de su madre se daba por sentada. En los medios, notó que las mujeres debían ser jóvenes y sexualizadas; en la literatura, eran mencionadas principalmente en función del deseo masculino; y en los museos, predominaban como musas, mientras que las artistas permanecían en la sombra. Incluso en la historia, el papel de la mujer era minimizado o censurado.
Con el tiempo, esta niña se enfrentó a un mundo que le dictaba cómo vestirse para no provocar al género opuesto, donde buscar la aprobación masculina era la norma. Vio cómo sus amigos masculinos reprimían sus emociones, pues no era aceptable que un hombre llorara. También fue testigo de la injusticia salarial, donde las mujeres recibían menos por el mismo trabajo que los hombres, y se esperaba que aceptaran estas condiciones sin cuestionarlas.
Esa niña está aquí entre nosotros. Ella vive en cada una de nosotras. Hoy, con valentía, se une a nosotras para alzar la voz en una lucha que no debería ser necesaria: la lucha feminista. Hubo un tiempo en que temía identificarse como feminista, pero ahora comprende el significado y la importancia de esta causa. El 8 de marzo conmemoramos la lucha y el sacrificio de trabajadoras que exigieron igualdad y respeto. Ser feminista no es odiar a los hombres ni buscar superioridad sobre ellos; es aspirar a la igualdad entre géneros. No buscamos ser reconocidas solo por ser mujeres, sino por nuestras capacidades y logros.
Es difícil estar aquí hoy, es difícil ir contracorriente, es desgarrador ver el número de desaparecidas y asesinadas, es doloroso notar cómo el ser mujer puede costarte todo, es desafiante luchar contra ideologías sembradas tan dentro de nosotras. Pero mírense aquí, vean a su lado y notarán a sus hermanas. Tómense de las manos y pierdan el miedo; marchamos todas juntas, pues si no lo hacemos hoy, ¿cuándo? Si no lo hacemos nosotras, ¿quién?
La lucha por la igualdad de género es una responsabilidad compartida. Cada uno de nosotros tiene el poder de desafiar las normas injustas y construir un futuro más equitativo.