EPÍLOGO
Una vez que todos en mi casa y en la de él saben que Alejandro y yo nos reconciliamos se vuelven locos de felicidad. Llevamos dos años transcurridos de una relación donde todo es perfecto en todos los aspectos, dónde lo único que importa es que estamos felices él y yo amándonos sin ninguna restricción disfrutando de todo aquello que por tontos y testarudos nos perdimos por un tiempo pero que también hemos sabido recompensar con una total confianza y felicidad.
Alejandro me sorprendió el día de hoy muy temprano en mi casa, llego por mi creo incluso antes de que salieran los primeros rayos de sol, se ve que apenas aterrizó el avión en tierra firme él solo salto y se vino conmigo, claro el día amerita eso y más porque hoy estamos celebrando nuestro segundo aniversario de novios. Según me informó nos vamos en velero a recorrer por un momento las costas de Yucatán, nosotros solos disfrutando del paisaje, es una oferta muy tentadora que obviamente no deshecho.
Estamos en la orilla del mar sobre el velero ya entrada un poco la noche cuando Alejandro se pega más a mí cuerpo brindándome todo su calor, me gira para que lo vea a la cara -Dios es tan guapo que debería ser un delito mirarlo- me besa de forma tierna y casta yo le contesto a su tierno beso de la misma forma.
-Eres muy hermosa Reichell y no sé si lo sepas pero este hombre que te ama con locura quiere preguntarte algo.
-¿Cuál es tu duda cariño? -le preguntó aunque creo saber por dónde va esto.
-¿Me amas? - uf que miedo pensé que preguntaría algo más, la verdad estaba un poco temerosa de que preguntara otra cosa y mirándolo a los ojos sonriendo le respondo.
-Más que a mi vida te amo como una loca, no necesitas preguntarlo.
-Claro que sí porque también te quiero preguntar otra cosa -con los nervios a flor de piel le contesto.
-¿Así? Sabes que puedes preguntar lo que quieras.
-Mira a la orilla por favor dónde está ese grupo de gente -hago lo que me pide, él me toma de la mano cuando me giro para mirar en la dirección que me ha dicho, levanta nuestras manos y puedo ver cómo las personas del grupo se van moviendo en una pequeña alineación que hasta parece ensayada, de repente se iluminan las caras de las personas poco a poco primero una para después darle paso a otra, esas personas son los seres que más quiero en mi vida primero mi padre con mi madre después, los papás de Alejandro, Joaquín y Marta, Pablo y Vanesa y al final Daniela y Samuel, cada una tiene una palabra que juntas van formando aquella pregunta que tanto quería escuchar, aquella con la que toda mujer sueña algún día responder afirmativamente y que para mí suerte esa pregunta ha sido formulada por el hombre que más amo en la vida. ¿REICHELL TE QUIERES CASAR CONMIGO?
Alejandro de la nada se separa un poco, se arrodilla delante de mí sancandome un poco de mi sorpresa.
-Hermosa mujer después de estos años este hombre terco que tienes delante te quiere preguntar si ¿quieres hacer a este hombre el más feliz del mundo siendo su esposa? -mis ojos que ya están comenzando a humedecerse se llenan de lágrimas de felicidad e inmediatamente le tiendo la mano- señorita no me ha contestado -dice el muy cretino.
-Desde luego que si Alejandro. Quiero ser tu esposa y seguir siendo la mujer más feliz del mundo -se levanta y nos besamos apacianadamente para sellar nuestro precioso acuerdo, nuestras familias aplauden y celebran con nosotros nuestra victoria.
Después de un pequeño tiempo y sin tantos planes decidimos casarnos dos meses después en la iglesia de Mérida porque acordamos que el hermoso lugar que nos permitió conocernos sea el testigo de nuestra unión, la cual es de lo más íntima, con nuestros amigos más cercanos y nuestros seres queridos.
El día de la boda estaba hecha un manojo de nervios aunque sabía que Alejandro me quería no podía dejar los nervios fuera, todo me parecía mal todo me daba vueltas, llego un momento en el que sentí que me desmayaba y no llegaba a mi boda pero como buena Montalbo, fuerte y dedicada decidí dejar todos mis miedos por un lado y me presenté a la iglesia, pero cuando vi a ese hermoso hombre esperándome al pie del altar comprendí que nada en el mundo me separaría de él y que sería muy tonta si lo dejara ir, además no creo que me pudiera conseguir un esposo más guapo que él. Cuando llegó el momento de decirnos el sí definitivo delante de dios, en ese momento todo mi mundo desaparecio y es como si solo estubieramos los dos porque nos besamos con pasión, con locura demostrando todo el amor que apesar del tiempo todavía llevamos dentro, pero los aplausos de nuestros amigos nos sacaron de nuestro trance porque al abrir los ojos recorde dónde estamos y me sonroje como solo yo lo sé hacer primero mis orejas y después toda mi cara, entre los aplausos de todos salimos con rumbo a las mejores vacaciones que he tenido en mi vida porque el chofer nos lleva al velero donde me había pedido matrimonio que para mi sorpresa ya lo tenía comprado, emprendimos un viaje por el mundo solo él y yo -obviamente para poder hacer eso he tenido que tomar un curso básico para conocer lo que se debe saber para poder maniobrar un velero, por ello les puedo decir que aún no se manejar un auto pero en lo que respecta veleros son mi especialidad- durante la noche de bodas nos compenetramos más de una vez, disfruto de cada fibra de su cuerpo y lleno de besos cada poro de su piel, creo que pareciamos animales salvajes pero no me pueden juzgar ya que mi hermoso esposo fue y será para siempre muy especial, saber que soy su mujer me brinda más satisfacción y me crea una adición incontrolable que como bien le prometí cuando lo hicimos la primera vez (que era cuando tenía mi pierna rota) que una vez que estuviera bien de mi pierna sería incansable y haríamos el amor toda la noche y así fue, nos amamos toda una noche con solo los descansos necesarios, por ello esas vacaciones solo me sirvieron para saber que lo seguiría a donde él quisiera con una fe totalmente ciega, pero con la diferencia de que ahora no me daba miedo porque a su lado estoy protegida y a salvo.
Nuestras vacaciones duraron aproximadamente tres meses visitando diferentes partes del mundo como París, Egipto, la muralla china, España, etc. Fueron muchas ciudades pero lo que más disfrute fue estar a su lado en todo momento, después de este tiempo regresamos a Mérida que será el lugar donde residiremos porque como saben aquí están los negocios de mi esposo -aún no me acostumbro a la palabra esposo pero el echo de decir "mío" con eso me basta para llamarlo esposo porque él es todo mío- y ahora los dos trabajaremos en la empresa aunque yo ya no seré su asistente si no su fiel esposa que lo asesora en los contratos y al mismo tiempo verificó la información de los hoteles de mi padre pero por correo, lo mejor de mi trabajo es que siempre estoy cerca de él, en el escritorio que una vez me hizo pedir a recursos humanos -ya saben cuando era su asistente, cuando me quería tener cerca de él por otros motivos aunque a estas alturas ya dudo si desde aquel entonces ya sentía algo por mí, espero poder preguntarle algún día ¿cuándo te enamoraste de mi?- obviamente vivimos en la casa de mi esposo porque mi piso resulta un poco pequeño para los dos y como queremos tener familia a futuro pues sería el lugar más cómodo para ver crecer a nuestros hijos.