Durmió en algo parecido a un tapete, así que cuando despertó todo el cuerpo le dolía. Se sentía fuera de lugar, algo en él le decía que no pertenecía ahí. No se había sentido así en el bosque o cuando iban caminando por el Limite, era la sensación más extraña que había sentido. Salió a buscar al líder Ecanus, yendo al lugar donde le dijo que lo buscara.
Cuando lo encontró, estaba pacíficamente mirando los cielos, como la noche anterior.
Se aclaró la garganta para hacerse notar.
—Buenos días, joven Nicaise.—Decía sin mirarlo.— A mi lado hay un poco de fruta, cómela mientras hablamos.
Nicaise agradeció y se acercó a la pequeña bandeja llena de todo tipo de frutas, comenzó a comer y al mismo tiempo el líder Ecanus comenzó a hablar.
—Estudiarás por ahora con los más jóvenes, ya que no sabes sobre nosotros, esas clases te servirán mucho y cuando encuentres tu poder, estudiarás en la escuela correspondiente con chicos de tu edad.— Suspiró y lo miró tranquilamente.— Lo primero que aprenderás es a defenderte, por el momento, físicamente. Existe mucha maldad en Proari, muchas criaturas que se comen a nuestra gente.
Nicaise casi se atragantó con un mango. ¿Criaturas que se los comen? El líder Ecanus se dio cuenta de su expresión en el rostro, así que le sonrió amablemente.
—No tienes nada que temer. Tenemos muy buenos guerreros que pueden con ellos. Y tenemos a los Guardianes.—Dijo con orgullo.
—¿Los guardianes?
—Son los guerreros elegidos para proteger a sus respectivos imperios, los guardianes en realidad son los líderes.
—Entonces ¿usted es un guardián?
El líder Ecanus le dio una sonrisa pequeña.
—No, yo soy el líder de los Arcontes, recuerda que somos quienes hacen prevalecer la paz, los dos guardianes del Imperio de Zeradia se llaman Zadkiel, es un caballero imperial, y Lacelle, un Ángel, tienen más o menos de tu edad.
Tal vez el líder Ecanus esperaba que Nicaise preguntara acerca de los caballeros imperiales, pero ya sabía algo sobre ellos.
Eran descendientes de dioses y diosas.
—Verás, existen cinco niveles de guerreros, cada uno es de suma importancia claro.
'Tenemos a la categoría uno de guerreros llamados Especiales. Los guerreros especiales jamás van a batallas, su trabajo sólo es llevar a lugares seguros a los indefensos en caso de un ataque, son como la guardia del lugar, nos avisan si ven algo sospechoso por sus áreas. En la categoría dos están los guerreros épicos, si hay batallas grandes su presencia es requerida por lo que ellos sí van a batallas, también son el apoyo de guerreros de alta categoría cuando los necesitan. La tercera categoría es de los guerreros de élite, al ser tercer nivel son más poderosos pero su labor es obedecer órdenes de los guererros de alto nivel, hacen mandados por ellos y pueden morir por ellos. En la cuarta categoría están los guerreros diamantes, quienes son los líderes y jefes de sus imperios. Se eligen por su nivel de poder al igual que por herencia. Ellos se encargan de resolver los conflictos por aquí, al igual que nosotros. Y la quinta última categoría...Eterales. Los Eterales son guerreros únicos ya que solo los brujos pueden serlo. Debido a su increíble poder y fuerza son literalmente indestructibles. Solo hay 7 de ellos, pero como has escuchado, solo los brujos pueden tener la capacidad de ser un Eteral. Son requeridos cuando las cosas se nos salen de las manos o hay alguna situación en la que no podríamos salir victoriosos, entonces los llamamos. Tenemos mucho tiempo sin ver a uno, y eso es algo bueno, porque Proari jamás había estado en total paz.'
Nicaise sentía como si le hubieran contado un cuento, seguía siendo para él algo irreal y difícil de creer. Pero se mantenía lo más calmado que podía para mostrar su valentía y orgullo como humano, o al menos, una parte de él como humano.
—Tú decidirás a que categoría quieres pertenecer, si no deseas ninguna de las 4, estará bien, aunque serás uno de los más indefensos en este mundo donde siempre estamos en peligro. ¿Tienes alguna pregunta?
El líder Ecanus lo miró con las cejas alzadas.
—¿Qué es lo que soy exactamente? Porque si fuera humano, no hubiera encontrado este lugar jamás.
El líder Ecanus caminó hacia él y puso su mano en la frente de Nicaise aunque sin tocarla realmente. Una pequeña luz comenzó a salir de la palma del Arconte. Duró tan solo unos segundos hasta que la retiró bruscamente.
— Parece que tu magia está bloqueada de alguna forma. No pude despertarla. — Lo miró confundido.— Tendremos que estudiarte y si no tenemos más remedio, te mandaremos con los brujos para que ellos usen de sus poderes para despertar los tuyos.
Apartó la mirada de Nicaise y se puso la mano en la barbilla.
— Me pregunto por qué Proari te trajo aquí si no tienes nada de magia.— Murmuraba para sí mismo.
Nicaise se removió incómodo en la silla y el líder Ecanus parpadeó varias veces y lo miró.
— Hay mucho que debes leer, puedes ir a la biblioteca del Castillo Aceradia. Ahí leerás sobre todas las criaturas que habitan aquí, los lugares de Proari, conocerás más acerca de los seres que ahora serán tus amigos y familia. Y más tarde, aprenderás tus primeras lecciones en combate.— Hizo una seña para que Nicaise lo acompañara.
— Te llevaré al Castillo de Aceradia. Vivirás ahí por el momento, debes conocer al Líder de los Caballeros Imperiales.
Juntos salieron de la cueva de Zaoviel, el líder Ecanus lo levantó de las axilas y con sus enormes alas, se dirigieron hasta el Palacio con alas de piedra gigantescas. Cuando llegaron, Nicaise se sintió extraño, jamás había imaginado volar, y menos con tanto impulso. Sentía náuseas.
—Buena suerte, Nicaise.
Se fue y Nicaise se quedó parado en la entrada del castillo. Desde donde estaba, podía ver el Límite que estaba lleno de varias personas. Parecían estar pasando un buen rato, conviviendo entre todos sin importar lo que eran.
Las puertas del Castillo se abrieron de repente dándole un gran susto a Nicaise. Entró con pasos lentos, y a su izquierda, bajando de unas escaleras enormes y de color negro, estaba un chico mirándolo con los ojos entre cerrados.