Guerra de Palabras

CAPITULO 5

La casa era de dos pisos y estaba alejada de la ciudad.

Al entrar, el interior revelaba, a la izquierda, un living con unas escaleras curvas que ascendían al segundo piso. Al frente, una mesa redonda junto a los grandes ventanales con vista al jardín.

Ellos caminaron hasta la cocina. Allí, un botón rojo con una caja protectora llamaba la atención, junto a un papel con una lista titulada: "Lista de cosas para hacer en pareja".

—Debe ser una broma —él dijo, luego lo leyó en voz alta.

—Primera cita.

—Ir a un cine.

—Cocinar juntos.

—Salir a dar paseos nocturnos tomados de la mano.

—Hacer un pícnic.

—Ir a una fiesta.

—Ir al supermercado juntos.

—Bailar bajo la lluvia.

—Mirar las estrellas.

—Lluvia de ideas para sus nuevos libros.

—Tener sus comidas siempre juntos.

—Pintar juntos.

—Darle un nombre a su nuevo hijo. —ambos miraron al gato naranja—

—Casarse.

—¿Casarse? —Natasha lo miró confundida—. No creo estar tan mal como para hacer eso.

Jared se rio.

—Creo que se refiere en forma metafórica, casarnos sí, pero de forma falsa.

—Ya lo sabía —murmuró, intentando parecer indiferente. Ella le arrebató el papel de las manos, sin cuidado—. ¿Entonces tenemos que hacer esto para inspirarnos?

—Creo que sí —respondió Jared, mirando de reojo el botón rojo—. Pero por hoy solo descansaremos, no creo tener la energía para esto.

Natasha asintió, dejando el papel donde estaba.

—Mañana será otro día —suspiro, pensando en ataques de defensa, por si acaso.

Ambos se volvieron a mirar, raros. Oliendo el peligro, y la locura que los llevó a aceptar eso. Pero podían sentirlo, aquella emoción: el dinero que obtendrían de esto.

Natasha lo vio subir las escaleras con su maleta y lo llamó.

—Espera, al menos pongamos un nombre al gato.

El gato maulló mientras miraba a Jared, que se dio la vuelta y dijo:

—Gato. —Luego siguió subiendo las escaleras, dejando a Natasha pensando que era un idiota.

Ella bajó la vista al gato, que estaba lamiendo sus patas.

—¿Te gusta el nombre Gato?

El gato volvió a maullar y se estiró, como si estuviera, diciendo: "Me da igual, solo dame comida".

—Supongo que sí.

Ella lo tomó en sus brazos, junto con sus bolsos, y lo llevó hasta arriba. El pasillo era largo y solo había tres puertas. Abrió la primera y lo vio desempacando sus cosas. Jared la miró de reojo, pero ella le cerró la puerta en la cara sin decir una palabra. Abrió la siguiente y se encontró con un baño acogedor. Abrió la última puerta y encontró una habitación vacía, lista para que ella la ocupara.

Se pasaron el día encerrados, arreglando sus cosas, pero alertas. Natasha puso su computadora en el escritorio mientras Gato se relajaba en la cama, ronroneando suavemente. Al mismo tiempo, Jared hizo lo mismo en su habitación, pensando que después de pasar horas con alguien del sexo opuesto, deberían al menos tener una idea.

Ella posó los dedos sobre su teclado mientras veía en pantalla: "CAPÍTULO 1".

Él posó los dedos sobre su teclado mientras veía en pantalla: "INSERTAR ESCENA DE ROMANCE".

La escritora escribió: "Fue como mirar a la noche misma, esos ojos negros que... que" —borró y escribió de nuevo—. "Su voz era como una melodía... Melodía desafinada..."

—¡No! —volvió a borrar y se agarró la cabeza—. No puede ser tan difícil —exclamó y volvió a escribir—. "Su encuentro fue escrito por el destino, dos almas desconocidas se unieron para... para..."

Natasha soltó un suspiro y tiró su frente hacia el teclado, no se dio cuenta de que mantuvo apretada la 'H' y la pantalla se llenó de una hilera de "hhhhhh..."

Jared tronó su cuello y escribió: "Ella tenía cabello plateado al igual que la luna, sus ojos eran dorados como dos gotas de oro fundidas, cuando sus ojos se posaron en ella era como ver algo hermoso y... Y ella lo miró y se enamoró".

Él miró lo que había escrito y no le gustó nada, así que borró y volvió a escribir: "Sus ojos parecían dos gemas rojas yyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy", mantuvo apretada la 'y' cuando noto que la inspiración se había ido y soltó un suspiro.

—No puede ser, tuve que aguantarla por ocho horas, ¿y ni siquiera una frase?

Ambos se tiraron a la cama rendidos, tal vez mañana podrían escribir algo, tal vez mañana el otro le podría dar la inspiración que necesitaba, tal vez...

Natasha abrió los ojos con dificultad, deslumbrada por el sol radiante que entraba por la ventana. Se había olvidado de correr las cortinas y ahora pagaba las consecuencias. Pero no solo el sol la molestaba, también sentía un peso extraño en su pecho que le dificulta respirar.

—No puedo respirar —susurró e intentó incorporarse, pero un cuerpo cálido y pesado la detuvo. Era Gato, que había pasado la noche durmiendo encima de ella.

El gato notó sus movimientos y se bajó de la cama con elegancia, estirando y arqueando su espalda.

—¿Qué hora es? —preguntó Natasha, adormilada, buscando su celular en la mesita de noche. Eran las ocho de la mañana. Se estiró un poco, intentando desentumecer su cuerpo—. Déjame ir al baño y te daré de comer, Gato —hablo, mientras el gato maullaba y la seguía con el tintineo de su collar, ansioso por su desayuno.

Salió de la habitación y abrió la puerta del baño sin más, pero se encontró con una visión que no esperaba: un cuerpo completamente desnudo, tapado con una toalla, solo lo necesario, y tatuado frente a ella. Cerró la puerta rápidamente, avergonzada.

—¡Lo siento! —Gritó, en tanto su mente procesaba lo que acababa de ver.

«Está en forma y tiene tatuajes», pensó, sorprendida.

—¡Carajo, ¿no sabes tocar?! —gritó Jared molesto desde dentro del baño.

Natasha iba a disculparse de nuevo, pero entonces se le ocurrió una idea.

—Espera, no te vistas —dijo, intentando sonar lo más convincente posible.

—¿Qué? —soltó Jared, confundido, mientras se secaba el cuerpo después de su baño.




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