Guerra de Sombras

Capítulo 7

Demian Muñoz

La daga que impactó en el hombro de Thea estaba bañada en algún líquido extraño.

Me acerqué rápidamente a ella, mi corazón esta alocado y mis pensamientos nublados. Mi atención esta en ella, no me importa la guardia en este momento.

Carla retiro la daga del hombro de Thea y la rodeó con su brazo para evitar que cayera al suelo.

Me acerqué para comprobar el estado de su brazo, pensaba estudiar medicina así que tenía leves conocimientos sobre el tema.

Tome su brazo con mis manos para comprobar si hacer presión ayudaba a que la sangre parará. Sentí como se me helaba la sangre y mi cuerpo tenía escalofríos al ver que no era sangre roja sino negra.

Aún así, saqué de mi mochila una camisa para enrollarla en su hombro.

No había estado consciente de lo que sucedía alrededor pero ahora veo como los mellizos e incluso Adrián intentan protegernos de los ataques.

—Bosque naranja—susurra Thea con poca fuerza.

No sabía que significaba eso y sé que Carla tampoco. Así que grité:

—Bosque naranja—Los mellizos al parecer sabían de lo que Thea estaba hablando así que dejaron de defendernos.

Los mellizos se colocaron al frente, tomé a Thea en mis brazos y empezamos a correr hacia el lado Lux. Me parecía suicida correr directo al enemigo pero confiaba en que ellos conocían más este mundo de lo que yo lo hacía.

Adrián y Carla nos cubrían las espaldas, nos adentramos por las calles de Lux, parecía salido de un cuento de hadas pero no tenía tiempo para apreciar los detalles.

La guardia seguía disparando dagas y algunos lograban acercarse lo suficiente a nosotros como para atacarnos con espadas.

Si algo supe ese día, es que la guardia fue entrenada para ser cruel y despiadada. No les había bastado con dejar moribunda a Thea, querían asesinarnos a todos. Podía oír sus crueles risas cada vez que estaban a punto de herirnos. El traje de la guardia era blanco, un traje que se adhiere a su cuerpo como una segunda piel pero es lo suficiente resistente como para protegerlos.

Nos estabamos adentrado al bosque, mi cuerpo exigía un descanso, mis brazos empezaron a flaquear.

—No puedo más—dije empezando a correr más lento.

La desesperación estaba empezando a inundar mis sentidos. No había forma de huir de la guardia. Algo pasó dentro de mí, como si algo hubiera cambiado drásticamente.

De repente lo sentí y supe que era, supe que la naturaleza estaba de mi lado en esta batalla, coloqué a Thea en el suelo.

Escuché como Carla empezaba a gritarme pero sabía lo que tenía que hacer.

Alcé la mano, sentí como la naturaleza me apoyaba y todo el bosque se movía en sincronía con mi respiración. Empecé a guiar a la tierra para lograr colocar un muro al nuestro alrededor.

En cuestión de segundos estábamos a salvo, la guardia intentaba acercarse a nosotros pero cada vez que quitaban un poco de tierra era remplazada de inmediato.

—Eso hará que al final desistan—dije a los demás.

Evan estaba arrodillado frente a Thea, al parecer llevaba en su mochila material curativo.

—¿Cuánto tiempo crees que lleve eso? —preguntó Hannah con preocupación—. Lo que tenemos aquí sólo basta para que Thea esté estable pero sino salimos pronto de aquí morirá.

No tenía ni idea de cuánto tiempo tardarían en irse o si se quedarían aquí por mucho tiempo, había que buscar otra idea.

—¿Cuánto tiempo puede resistir?—preguntó Adrián.

—No lo sé, podría ser un día o una hora—contestó Evan alterado mientras seguía curando el hombro de Thea—. No sé que tenía esa daga ni el daño que pueda estar causando en su sistema.

Adrián calló por unos segundos que se sintieron como eternos.

—¿Hay alguien que pueda venir y darnos lo que necesitan?

—De hecho sí, Lucas puede-contestó Hannah.

Hannah empezó a escribirle a Lucas, al parecer vivía con ellos.

Sentí como un peso en mis hombros que no había notado se desvanecía. Todo mi cuerpo se relajó.

La guardia de Lux se ha ido. Esa no era mi voz. ¿Qué está ocurriendo?

—Se han ido—informé.

Baje los muros que nos rodeaban, en ese momento Thea empezó a convulsionar, sus pupilas estaban dilatadas y su cuerpo se retorcía violentamente.

Mi cuerpo dolía sólo de ver la escena, Adrián se acercó a ella, Adrián parecía estar enloqueciendo, sus manos tenían pequeños espasmos y sus ojos estaban al borde de las lágrimas.

—Resiste—susurró suavemente y colocó sus manos sobre la herida como si pudiera hacer algo.

Sus manos emitían un brillo azulado, Thea paró de convulsionar y Adrián parecía a punto de desmayarse.

Adrián se apartó de Thea sin dejar se ver sus manos como si no las reconociera.

—Mírame, respira, lo que acabas de hacer es increíble—dije obligándolo a verme a los ojos. Asintió pero sus ojos me decían que seguía en shock.

Thea esta sentada bebiendo agua de una botella. No tenía el aspecto de alguien que rozó la muerte, no se ve débil sino más fuerte que nunca.

Hay un brillo en sus ojos, un destello de venganza y poder, verlos me hizo retroceder, este día nos ha cambiado y dudo que haya vuelto atrás.

—Gracias por lo que hiciste Adrián—dijo Thea mientras se ponía de pie.

—¿Por qué querías que vinieramos a este bosque?—preguntó Carla.

—Hay que empezar a caminar—dijo a todos yendo al frente—. Hay una zona en este bosque que es indetectable, está en el centro de ambas ciudades, hubo una fuerte disputa sobre a que lado pertenecía así que los reyes decidieron que sería una zona neutra, ni de Lux ni de Noctis.

Eso significa que ninguna ciudad tenía jurisdicción sobre este bosque. Hay una energía rara en este bosque, puede ser la forma en que el viento zumba o los colores tan extraños de los árboles, sea lo que sea logra colocar en alerta cada parte de mi cuerpo.

—¿Hacia dónde nos llevas?—pregunté a Thea llegando a su lado.

—Hay una cabaña aquí cerca, solía ir de niña cuando escapaba del orfanato—contestó con una sonrisa nostálgica.



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En el texto hay: fantasia, romance, guerra

Editado: 26.05.2020

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