Guerra entre Hermanos

2

Grité cogiendo a mi perro del cuello, y moviéndolo de un lado para otro.

Emma había logrado alcanzar a las otras dos que le llevaban una pequeña ventaja, pero mi pequeña hermana había podido alcanzarlas.

—No puedo créelo Darryl, esto es algo nunca antes visto. La chica de oro, acaba de alcanzar a las dos mejores nadadoras, ¡Y ganar la preliminar, señores!. Dice Bob, el locutor de ESPN, sonreí, viendo como enfocaban a Emma, chocar las manos con su compañera Palmira, para luego ayudarla a salir de la piscina.

—No tengo palabras Bob, está pequeña acaba de ganarse el pase a las olimpiadas, y miren como su equipo celebra su triunfo. —Ahora la cámara enfoca al equipo de Emma, y en eso se ve a O'connor corriendo hacia Emma, y levantándola la abrasa, ella alza la mano, triunfante.

Sin lugar a duda, esta chica no nos defraudará el día de mañana. Abracé a León, otra vez y le besé, mi niña había vuelto a ganar, y me dolía demasiado no estar allí, felicitándola.

Bajé el volumen de la televisión, y llamé a mi madre, quién contesto a los segundos después.

—¡Hijo...!

Le corté— Pásame a Em. —Ella titubeó, pero finalmente, luego de tanto ruido, escuche la animada voz de mi hermana a través del celular. — ¡Hey! Lo hiciste.

—Siiii.

—No tienes idea de las ganas que tengo de estar allí y abrazarte, felicidades —Chillo de emoción y total felicidad—. Estoy muy orgulloso de ti. Espero que me dediques este triunfo a mí.

—Como todos, tonto —Sonrío como un estúpido, y nos quedamos callados un largo rato—. Te echo de menos, Christian.

Guardo silencio, sintiendo algo raro.

—Y yo a ti, Em. —Suspiro tristemente, era tanto el tiempo que, esta vez, estábamos separados que me dolía el no poder estar allí, festejando junto a mi hermana pequeña.

A lo lejos se escuchó la conocida voz de O'connor llamando a mí hermana—Me tengo que ir, hablamos en la noche.

Asentí—Sí. Claro. —Al cortar en la pantalla, se enfocó nuevamente el rostro alegre de mi hermana, pero esta vez su sonrisa se asemejo a una mueca.

Unos minutos después, comenzó la premiación, donde llamaron primero, al tercero y segundo lugar, y finalmente a mi enana, quién saludo a la cama, guiñando un ojo, riendo encantada. Le sonreí a la pantalla.

En eso León ladró e hice una mueca. — Diablos León, como la extraño.

Al finalizar la entrega, todos los camarógrafos siguieron a Emma, quien se vio algo sorprendida.

—Veamos que tiene para decir la chica de oro. —Dijo Darryl, desapareciendo la cámara que le enfocaba, y ahora Emma aparecía en toda la pantalla del televisor.

—¿Qué se siente haber ganado? —Pregunto una periodista mujer.

—Genial. —Habló ella, caminando hasta donde estaba O'connor, quién coloco su brazo sobre los hombros de mi hermana.

—¿Cómo te sientes ahora que vas a representar a Estados Unidos, en las olimpiadas? —Preguntó un hombre, colocándole el micrófono en la cara de Emma, esta algo disgustada se corrió.

Aún no estoy seleccionada pero bien, algo nerviosa. —El camarógrafo de ESPN se posicionó por delante de donde caminaban Emma, O'connor y el equipo en general, además de mis padres, dejándolos ver a todos en la pantalla.

—¿A quién el dedicas este triunfo? —Me senté de mejor manera, queriendo escuchar la respuesta.

Saludo a la cámara de ESPN, haciendo con su mano el signo de amor y paz, y sonrió— A mi hermano, obviamente.

Sonreí riéndome, joder. —¿Dónde está él? ¿Porque no vino a verte competir? ¿Pelearon? ¿Sucedió algo entre ustedes? Responde, chica de oro.

Me enfurecí al escuchar tanta mierda, y negué disgustado.

—Hey, hey, chicos. La están poniendo nerviosa. —Hablo Darryl desde el estudio, pero se cortó la transmisión, y ahora toda la pantalla ocupaba el set de grabación, con Darryl y Bob en él.

Al ver que dejaban de hablar de mi hermana, apagué el televisor, y me serví un poco más de vino. Y miré la hora, 22:33. Allá en Los Ángeles, deben ser como las una de la tarde. Me imaginaba que ahora irían todos a comer a un costoso restaurante, para celebrar el triunfo de mi pequeña hermanita. Bebí un trago largo hasta acabarme el vino de la copa, para servirme más.

Y tristemente solo, brindé por mi hermana, alzando la copa hacia una de las fotografías que había en la mesita de noche.

Últimamente he tenido que esperarla hasta las tres de la mañana de Madrid, para poder hablar con ella por video llamada, era extraña esta necesidad que últimamente me había dado, de querer hablar con ella, escuchar su voz, aunque sea por una nota de voz de WhatsApp. Mordí mi labio nervioso, distrayéndome un poco de mis locos pensamientos, le serví comida a León en su plato, este me lo agradeció lamiendo mi mano, y comenzando a comer.

—Enana. —Suspire maravillado, realmente no sabía que me estaba pasando últimamente, no sabía que era, si es que me estaba volviendo muy sobreprotector o qué. Pero cada día estaba más necesitado de sus abrazos, besos y caricias.

Cerré los ojos, escuchando a desesperado León devorar su comida.

Al ser las tres de la mañana, llamé por video llamada a Emma, quién se tardó en contestar, pero finalmente lo hizo, y en la pantalla apareció el adorable rostro de mi hermana menor, con el cepillo de dientes dentro de su boca.

—¡Enana! ¿Interrumpo? —Pregunté a lo que ella cogió el aparato electrónico y lo llevó hasta el baño, donde lo dejo en una de las repisas al lado de la puerta y así pudo cepillarse los dientes de mejor manera frente al espejo.

—Nop. —Dijo, antes de volverse a cepillar los dientes.

—¿Y? ¿Qué tal ese almuerzo? —Bebí de mi café humeante, dejándolo después en la mesita de noche.




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