Estuve encerrado en mi habitación desde las nueve de la mañana hasta las una y media aproximadamente. Estuve todo ese tiempo, llorando tirado sobre mi cama, deseando retroceder el tiempo y decir que todo fue una broma pesada o inventarme algo así. Pero fue muy gilipollas al decirle de sopetón la verdad, en un momento tan delicado. En un momento donde lo que menos debo hacer es alejarme de ella.
Ya en la hora de almuerzo, salí nuevamente de mi habitación nervioso, noté que Emma seguía en su habitación al escuchar como la música alta provenía de la puerta frente a mi. Hice una mueca queriendo entrar pero el seguro estaba puesto.
—Carajo. —Susurré para mí mismo maldiciendo, me pasé las manos por la cara una vez antes de bajar, al ver a mis padres sentados en la mesa conversando, sonreí sinicamente.
—Hijo —Al verme mi madre, me abrazo y me indicó que me sentará, no sin antes quejarse por la inasistencia de Emma en la mesa—. Los hemos estado llamando hace media hora, mi amor.
—Lo siento, estuve encerrado en mi habitación durmiendo, al parecer no los escuché llegar, ni cuando me llamaron. —Mi madre acariciendo mis mejillas, asintió entendiendo la situación al parecer.
Pero mi padre, me miró con los ojos entrecerrados.— Yo pensé que estabas llorando, tus ojos están rojos.
Preocupado, me invente algo rápido.— Sí, debe ser porque estaba durmiendo con mi brazo bajo los ojos, puede que me los haya apretado y por algo estén así.
Al ver a Francesco alzar las cejad y asentir levemente me indicó el asiento y sonrió con los labios apretados.
—Emma está escuchando música, por algo no los escucho.
Dije a lo que mi madre, molesta subió rodeando los ojos.
—Dime la verdad —Trague saliva, y sin mirarme a los ojos, me centre en mi plato de comida—. ¿Te peleaste con Emma?
—No, cómo crees. Con Emma estoy mejor que nunca —Mentí sonriendo lo más creíble posible—. Estoy mal con.. Tiffany.
—Esa puta barata.
—Papá —Me mostré enojado para que me creyera, lo cual conseguí—. No la llames así.
—Muero de hambre —Al escuchar a Emma, mis sentidos se pusieron en alerta, y un escalofrío me recorrió la espalda.
—Mi niña, Oliv te preparó un nuevo licuado —Informó papá a lo que Emma le miró extrañado—. Tranquila, tranquila. O'connor cambió el plan nutritivo, creo que Horario le llamo y hizo algunos cambios. —Emma asintió bebiendo del vaso con el licuado color rojo, y al verle sonreír luego de dejar el vaso sobre la mesa comenzamos a comer.
En ningún momento le quité los ojos de encima a Emma. Y ella al darse cuenta, su sonrisa cambió a total y absoluto odio e ira.
Tragué saliva. Carajo.
Ella debe odiarme.
—Bueno —Dijo mi madre una vez que hubiese terminado su porción de comida y que Olivia le retirase el plato—, saldré con Yanet, iremos al club. Tengo unas ganas tremendas de ganarle en el tenis.
Mi padre sonrió enamorado y besándola se despidió.— Yo iré a jugar a los bolos, llegó en la noche. Klaus me invitó con un grupo de socios.
—¿Algo que me tengas que decir? ¿Negocios? —Pregunté
—Para nada. Solo colegas, luego hablamos. —Asentí y al verle a ambos salir de la casa, tomados de la mano Emma se sentó de mejor manera, colocando los pies sobre la mesa, uno sobre el otro, terminándose el licuado proteico.
—Tenemos que hablar.
—No. Tu te quedarás callado y no hablaremos del tema. ¿Claro?
—No. Nada está claro. Tú y yo tenemos..
—No hay un tu y yo, ¿Estamos? Y tampoco lo habrá, ¿Comprendes? —Emma al alzar la voz, Olivia aparece con una bandeja comenzando a retirar.
—Olivia.
—¿Si, joven Chris?
—Haz oídos sordos.
—Entendido.
—Mira —Me levante del asiento y la indique—, nadie elige s quien amar.
—No, no, no, no, no. Tú te vas a quedar callado y hacer como nunca existiera nada. —Al estar ambos levantados, matándonos con la mirada, proseguí.
—Emma, no pienso seguir un estupido capricho tuyo, yo siento algo y..
—Pues no lo sientas. —Más que enojada comenzó a gritar—. ¡Ay, escúchanos hablando como una puta pareja de casados cuando aquí no hay nada! ¡Tú no eres nada para mi! ¡Solo eres mi maldito hermano!
—¿Qué pasa aquí?
De manera inmediata, Emma se sienta agotada y rendida sin que responder.
—Nada papá.
—Como que nada? Me devuelvo un segundo porque se me olvidó mi billetera y los encuentro en plena guerra, menos mal son hermanos porque o sino esto ya se iría a las manos.
—Papá no te preocupes, solo discutíamos sobre quién es más guapo si Brad Pitt o Jennifer Lawrence.
—Bueno, pero esto podrían discutirlo sin tanto grito.
—Lo sentimos.
—Okey. Nos vemos hijos, y nada de gritos.
Al verle salir, cerré los ojos fuertemente, y suspiré de igual manera.
—Tú no te vas a ningún lado hasta que esta conversación termine. —Cogiéndola bruscamente del brazo al verla escapando de mi, la pegué a mi.
—Maldito cerdo, lo único que buscas es sexo. Eres un puto hijo de puta.
—Está bien. Insultame todo lo que quieras. Pero no haré lo que me pides.
—Entonces olvídate que tienes una hermana.
—Para mi nunca la tuve.
Al sentir la pequeña mano de Emma estrellarse en mi mejilla, supe que me había pasado y que ya estaba bien por hoy.
—Te odio.
Volteándome la vi correr lejos de mi.
Esta vez la había cagado.
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Editado: 04.01.2021