Guerra entre Hermanos

13

—Miren —Vi como Bárbara levantaba una botella de whisky y vodka en cada mano, reí metiéndome una rodaja de limón en la boca, riendo—, olvidémonos de tantos gilipollas.

—Pásame eso nena. —Dijo Roxanne quitándole la botella de vodka y abriéndola bebió de inmediato.

—Mis padres no están así que. —Cogiendo la botella que me ofrecía Bárbara, la abrí y bebí el fuerte líquido que a los segundos quemó mi garganta, encendiéndome de inmediato.

Mientras Bárbara bailaba con Roxanne sensualmente, una canción que pusimos aleatoria en el reproductor de Bluetooth, con Mía bailamos saltando sobre la cama. Tocándonos nuestros propios cuerpos y riéndonos de nosotras mismas, bebiendo. La bandeja que Olivia había traído la dejamos en el suelo, para no manchar la cama, para tener un mayor espacio.

Moví mis caderas ante la nueva canción más sensual, y por un momento me dejé llevar.

Christian. —Susurré solo para mi, reí excitada y pasada de copas.

Me apoye en la pared, y debo haber estado tan borracha que por un momento pensé que me frotaba con Christian. Mientras movía mis caderas.

Roxanne sacudió su cabello, moviendo su culo de un lado para otro, cuando sonó una canción Pop. Mientras Bárbara subiéndose a la cama comenzó a saltar junto a Mía y a mi. Caímos rendidas y muertas de risa para luego recibir el cuerpo de Roxanne sobre nosotras.— Mi cabeza, —Se quejó Bárbara.

Una quinta canción había comenzado, y las chicas nuevamente comenzaron a moverse.

—Iré a por palomitas, tenemos que ver una nueva película, busquen en Netflix. —Les arroje el control remoto, mientras le bajaba a la música solo un poco. Mía cogió la botella de vodka y se la terminó.

—Como las extrañaba. —Reímos al ver a Mía más borracha que nunca. Salí de la habitación con la bandeja en las manos, y me dirigí a la cocina aún riendo. Al dejar la bandeja en la isla de la cocina, abrí los cajones que se encontraban pegados al techo, buscando frituras y esas palomitas azucaradas que paquete, subiéndome en la isla, las encontré.

Al bajarme de allí y dejar las golosinas sobre la mesa, la puerta sonó.

Asustada, me reí nerviosa, y me escondí entre los taburetes, pero al ver la silueta de Christian vistiendo unos jeans ajustados negros y una camiseta musculosa, me mordí el labio.

—Que tal hermanito. —A este se le cayó una de mis botellas de bebida energética.

—Emma, no te había visto cuando entre.

—Si. Es que soy invisible. —Al verle acercarse, me tomó de la cintura mirándome fijamente.

—Hey, estás muy tomada. —Reí, alejándolo de un empujón.

—¿Y donde es que estabas hermanito? Podré estar borracha pero no soy tonta. Te fuiste a acostarte con alguien.

—No, Emma. Solo salí con amigos.

—Esa ni tú te la crees, pero a mi no me importa. —Dije subiéndome en la isla de la cocina, sentándome en la orilla de esta.

—Emma, no es lo que tú..

—Ui.. —Dije cayéndome sobre él. — Perdón. —Reí.

—Hey, ven te ayudaré a llegar a tú habitación.

—No, no. Yo poder.

—Shh.. Ven grandulona.

—Eres bonito tonto, pero me perdiste.

—Porque lo dices?

—Yo soy tu hermana, estupido.

—Te amo, Emma.

—Yo también hermanito.

—Te amo Emma, no como mi hermana.

—Pero yo te amo como mi hermano.

 




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