Guerra entre Hermanos

14

—Joder, mi cabeza. —Oí quejarse a Roxanne, en ese entonces sentí las manos de Mía en mi espalda, empujándome fuera de la cama, cayendo sobre un montón de almohadas.

Pero aún así no logré librarme de golpearme el costado de la cabeza con la mesita de noche.

—Mierda. —Me queje, y levantándome escuché a lo lejos mi teléfono.

—Lenguaje. —Dijeron todas somnolientas, y volteándome a mirarlas con cara de pocos amigos las vi acomodándose por toda la cama moviendo todo el edredón.

Puse los ojos en blanco, y debajo de los cojines busqué el sonido de mi teléfono.

—Diga. —Hablé una vez que lo encontré contestando sin mirar el identificador.

—¿¡Dónde estás!? —Me golpeé la cara y mire el reloj pequeño sobre el escritorio.

—Mierda. —Susurré al darme cuenta la hora.

12:43.

—Tienes quince minutos para llegar, sino lo haces Emma juro por Alá que te decapitare, e invéntate una buena excusa cuando te vengas. —Finalizó para cortar la llamada. Suspiré pesadamente y dejando a las chicas de lado, arreglé mi bolso deportivo Nike con todas mis cosas rápidamente.

Entre al baño a hacer lo básico, y corriendo salí de mi habitación tomando mi bolso y una sudadera negra. Corriendo escaleras abajo, corrí hasta el refrigerador y cogiendo un lácteo proteico además de una manzana de una frutera, corrí hasta la puerta pero la voz de mi hermano me detuvo.

—¿Te llevo? —Preguntó tomando su maletín, quería mantener mi orgullo en alto pero iba demasiado atrasada y no quería que O'connor me matara más de las ganas que ya tiene de matarme.

Suspirando pesadamente, respondí:— Sí.

—Entonces, vamos. —Ambos corrimos hasta el auto y abriendo este nos sentamos cada uno en su asiento, yo en el de copiloto, él en el asiento del conductor.

Al entrar arroje todas las cosas en el pequeño espacio entre mis piernas y la guantera, bebiéndome en lácteo proteico en un solo sorbo.

Christian condujo tan rápido que en diez minutos ya estaba estacionado fuera del gimnasio, dándole las gracias tomé mis cosas y corrí dentro.

—¡¡Emma!!

Cerré los ojos fuertemente. Al escuchar la voz proveniente de los micrófonos del gimnasio.

—Quiero una buena excusa. Dila.

Mordí mi labio inferior nerviosa. Cuando apareció detrás de mi, me observo como buscando el solo la falta a mi entrenamiento mañanero.

—Acaso, ¿Estuviste bebiendo?

—Brown, solo fueron unas tomadas nada más.

—Tienes prohibido beber, sabes lo que eso significa —Me regaño, indicándome con el dedo—. Pierdes totalmente el ritmo que habías alcanzado, como esto, quedándote dormida. ¡Jamás te había pasado!

—Siempre hay una primera vez para todo, ¿No?

—Pon más seriedad a tu carrera. Emma esto no es un juego —Le vi tomar un momento tratando de tranquilizarse para no arrancarme la cabeza—. Ahora vete a calentar, dos horas seguidas y luego partimos con entrenamiento duro, hoy no andaremos con mamadas, va enserio. —Dijo alejándose, levanté en su dirección la botella de bebida energética con una sonrisa sinica.

Comenzando un trote fuerte por toda la cancha comenzó mi entrenamiento.

—Prometo no llegar tarde nunca más.

















 

—Bendito sea el señor. —Dije tirándome al piso, cayendo conmigo mi bolso. Christian bajo el periódico y me miró encantado, sentí algo raro en ese entonces

—¿Todo bien?

—No. Todo mal.

—Supongo que O'connor no te dejo en toda la tarde descansar.

—Solo lapsos de cinco minutos entre entrenamientos de una hora.

Al verle acercarse, y sentarse a mi lado, me tomó la mano— Sé que me odias, pero quiero recuperar a mi hermana. Te extraño, Emma.

—Christian yo..

—Solo decía.

Al verle subir las escaleras le llamé.

—Acaso tú crees que yo no te extraño, fueron veintitrés años sin pelearnos y ahora, solo te necesito. —Bajando las escaleras apresuradamente, me abrazo.

Sintiéndome en casa, agradecí por el exquisito aroma que invadió por completo mis fosas nasales. Metí mis manos debajo de su saco de vestir, cogiendo entre mis manos su camisa.

—Niños, qué pasa.

Al separarnos Christian sonrió— Nada, solo escuchaba cómo Emma me contaba de su entrenamiento. —Asentí sigiéndole la mentira, mi madre desapareció con una sonrisa fingida entrando a la cocina.

—Christian, no me lastimes. Solo te pido eso.

—Estas diciéndome que quieres..

—No, no, no. No confundas las cosas.

Al escucharlo reír, llegue a mi habitación y cerrando la puerta nerviosa, me mordí el labio inferior. Que cojones me pasa.

Mi teléfono vibro en el bolsillo de mi pantalón de chandal. Cogiéndolo conteste.

—Hey, perras. —Dije a lo que al otro lado escuché a mi tres amigas riendo.

—Que tal?

—Les hice caso —Dije adentrándome en el baño y luego en la ducha, no queriendo que Christian me escuche—, voy a intentar recuperar mi relación familiar con Christian, y de ahí pues, veré lo que siento.

Escuché como todas gritaron del otro lado , haciéndome reír.

—Que Bueno nena, —Habló Barbara— necesitas ser feliz estos meses antes de la preliminar. ¿Cuándo es?

—Después de Año Nuevo. Quizá la adelanten a febrero.

—Genial, todas iremos a verte. —Sonreí encantada y por primera vez respiré con alivio en esta mierda de vida.

Estaba tan estresada que necesitaba a mis amigas y no estar peleada con Christian.

—Tengo una idea, noche de chicas otra vez —Oí a Roxanne, y en eso ladeé la cabeza haciendo un sonido de negación—. O por lo menos ve a la fiesta, no pongas más excusas Emma, ¿Eh?

—No lo creo, O'connor me castigo sin nada de fiestas, licor o algo así.

Dije ya saliendo del baño viendo que ya no hablarían más de Christian.




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