Guerra monarca (lgbt)

Capitulo 1: Rebeldía 

1999

La noche estaba tan fría que alguien andando desnudo se congelaría de tan solo salir de su casa. Aunque la noche estaba comenzando era el momento perfecto para que Mateo saliera del castillo. Una noche de luna llena, donde no hay necesidad de andar con una antorcha porque la luz de la luna se encargaba de alumbrar el camino.

Era ahora o nunca. Mateo era conocido por su gran rebeldía, aunque ser el menor de tres hermanos le daban muchos privilegios, porque era el punto débil del rey, aunque no sabía si eran privilegios, dado que en la mente de Mateo solo estaba la respuesta más lógica que había formulado: Si su padre era tan débil con él, era porque temía que la familia Georgiou hiciera lo mismo que hizo la marioneta de su hijo.

Aunque mateo era el menor, era el que más razonamientos e ideas lógicas tenía después de su hermana Greta ya que ella era la más inteligente en el ámbito de la monarquía. Luego de ello dos, de su padre y tal vez de los caballos del reino, estaba Maximus, quien era como un cero a la izquierda, como una marioneta del rey y nada más.

Mateo observo por la ventana, en la puerta principal habían muchos guardias, por lo que pensó que tomar el camino del bosque era lo más conveniente.

El rubio salió de su habitación a pasos lentos, bajo las escaleras a ese mismo ritmo para no ser escuchado por nadie. Estaba en el último escalón cuando se aseguró que nadie lo estaba siguiendo u observando. Tomo el camino a la puerta trasera y salió por esta, ahora sí, lo más rápido que podía para no ser descubierto en el último momento.

Estando fuera, cerro sus ojos y aspiro la brisa fría que impactaba en su cara, su cabello rubio volaba acorde a la brisa, no podía demorar más así que fue rumbo a las caballerizas. Corrió esta vez con desespero a llegar rápido y mientras corría observaba atrás viendo los grandes ventanales del castillo, no quería que nadie viera como escapaba.

Cuando llego a las caballerizas se dirigió al espacio en donde estaba Lila, su hermosa yegua que tanto amaba, era a la única que le podía contar todo sin que esta lo juzgara o divulgara sus secretos más íntimos, por eso la amaba, la amaba más que a su familia.

Abrió la puerta y acaricio su cabeza.

—Iremos de paseo hermosa —susurro cerca de su oreja.

Mateo dejo un beso en la cabeza de la yegua, agarro la cuerda y la saco de la caballeriza, puso la potrera encima de Lila y la ato muy bien, pero cuando está a punto de subirse sobre Lila, sintió como alguien lo agarraba del brazo.

Al girar la cabeza, Mateo se dio cuenta que quien está sujetando su brazo era Maximus, a lo que muy rápido tiro de este soltándose del agarre que le tenía su hermano mayor.

—¿Que intentas hacer Mateo? —pregunto el príncipe heredero tratando de sostener otra vez el brazo de su hermano.

—¿Que te importa? —respondió en un tono de voz firme mientras evitaba tener cualquier tacto con Maximus.

—Sabes que está prohibido salir del reino y más a estas horas de la noche —lo miro firme tratando de agarrar a la yegua para volverla a entrar a la caballeriza.

—¿Oh sí?... verdad que el hermano mayor cuida de la seguridad de sus dos hermanos —el sarcasmo que transmitía Mateo era evidente.

Maximus tenía expresión confusa, pero en menos de un segundo entendió a lo que se refería el rebelde de su hermano menor, claro que dentro de él estaba la idea de que debía hacer algo para que este no saliera del reino sin tener que llamar la atención de su padre.

—Lo que sucedió aquella noche tenía que suceder para que hoy podamos ser la primera familia como lo había soñado nuestra madre y nuestro padre.

—¿Crees que lo justo es quitarle la dignidad a una familia para quedarte con su título cuando ni siquiera te esfuerzas en ser la familia perfecta que quieres ser?

—Todo esto lo hizo nuestro padre por nosotros, yo hice todo esto pensando en ti y en Greta.

Mateo río de forma burlona al escuchar las palabras de su hermano, le quito la yegua y el tomo de la soga que la sujetaba.

—Espera Maximus, déjame ponerme de rodillas para agradecerte por todo lo que has hecho por mí.

—¡Maldita sea Mateo! solo ere un maldito infeliz que no piensa en nadie más que no seas tú mismo, nunca has hecho nada por la monarquía, nunca has hecho nada para que la familia se sienta orgullosa, para que la familia Roussos sea la mejor de todo el mundo como lo somos ahora.

—¿Que paso Maximus? —preguntó. —Pensé que los herederos al trono no tenían ese tipo de vocabulario.

Maximus estaba furioso, su mano derecha se la llevó a su mentón y acaricio este por un momento mientras su mano izquierda estaba en su cintura, no podía hacer nada más que amenazar a su hermano para que no vaya a donde sea que iría.

—Si te vas, iré a contarle a padre que te has ido del reino ahora mismo y tú decides si prefieres un buen castigo o que padre permanezca de buen humor.

Mateo río.

—Anda cuéntale a nuestro padre que me escape, tal vez así te toman en cuenta. Te lo voy a repetir Maximus, tú no eres más que una pobre marioneta que siempre vivirá haciendo el mal, aunque no quieras solo para que nuestro padre te tome en cuenta, porque si no es así, estoy seguro de que fueras un gusano buscando y escarbando en lo podrido.

—No sigas Mateo —articula el mayor.

—Ve a hacer cosas para que papa se sienta orgulloso de ti —el rubio se subió a su yegua y sujeto la soga para controlarla y desde la altura podía ver como Maximus era todo lo opuesto a una persona, desde la altura en la que estaba podía ver a su hermano mayor que parecía una sabandija. —Por cierto, ve y busca una esposa y enorgullece a papa con hijos y una familia. ¡Cierto! nadie te quiere como esposo porque temen a que contrates a un periodista para que le saquen fotos en la intimidad.

—¡Mateo, baja de ahí! —exclama con expresión furiosa.

—Que tengas linda noche… perdedor.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.