Guerra Por El Septimo Reino

Capitulo I


Katherine  


El cielo esta azul y despejado, por la ventana se cuelan los sonidos desagradables de la ciudad, aunque… no está tan mal. Digo, estoy en una ciudad donde tratan de que los árboles no sean ni tan pocos ni muchos. ¿Pero dónde están mis modales? 

Mi nombre es Katherine. Puede que suene muy cliché. A veces pienso que soy la chica rara que no encaja en ningún sitio. Soy tan insegura que no me doy cuenta de lo que en realidad sucede o eso es lo que dicen los terapeutas, pero mi mama suele describirme como una chica desaliñada. 

No soy de peinarme o hacer cosas en el pelo también soy muy confiable y amistosa con el hecho de que claro sin pelos en la lengua, creo que gracias a eso siempre atraigo a buenas personas evitando miradas de torpes, bueno o eso creo yo. Mi pelo es negro sin brillo, digo no es tan notable como el brilloso pelo rubio de mi hermana mayor y tal parece que hoy tengo que acompañarla a casa de su odiosa mejor amiga. 

Mi casa no es la gran cosa por fuera un castillo de dos plantas, pero al entrar para mí era como estar en un manicomio. Para mi hermana es el salón de la fama. A veces dudaba, ya que estaba casi en su totalidad lleno de fotos de mi hermana junto a medallas que había colgado, así como cintas para una fiesta. Pero de otro lado las pinturas que mi padre había dejado antes de desaparecer con la excusa de “buscar cigarros”. La peor de todas las excusas para abandonar a los hijos. 

Por más que me dijeran que eso fue lo que sucedió, algo me decía que él está tratando de volver, pero han pasado cuatro años desde su partida, sin contar el hecho que nadie tiene ni rastro de él… Ya no espero nada de nadie. 

Mientras bajaba la escalera la cual hace su típico crujir de madera vieja, logre sentir un olor. Uno dulce pero salado que me producía nostalgia y me daba la señal de que mi madre estaba haciendo su famosa sopa de pollo. Era raro que la hiciera. Solo la hace cuando alguien especial viene a casa como los abuelos. Sin tomarle importancia estaba bajo mucha presión en el trabajo gracias al cerdo de su jefe, que aprovechaba cualquier oportunidad para ligarla y aunque cualquiera hubiese sucumbido mi madre aún espera a mi padre. Al igual que yo. 

En silencio me acerque y con un salto de alegría le di un beso en la mejilla, siempre buscaba que sonriera y era increíble ver cuando lo hacía como ahora. Esos dientes perfectamente limpios y rectos y más con sus hoyuelos. La verdad sé que en el fondo de su corazón hay mucha tristeza. A pesar de que nos tiene a mi hermana y a mi sabía que extrañaba a papa, fue su amor desde la primaria. 

- Ma, ¿está todo bien? 

- Si Kate, solo quise cocinar un poco… tranquila ahora siéntate a comer que debes acompañar a tu hermana a buscar su tarea. 

- ¡Eso le pasa por estar faltando tanto a sus clases! 

Me senté y frente a mí, un plato grande de wafles con ciruela. Realmente amaba los wafles son dulces y esponjosos. 

- ¿Hay crema batida? – pregunte. 

- Si ya te la doy, y sobre tu hermana… no te preocupes sabes que a la final siempre salva el año – Suspiro. 

Cuando me la paso bañe mis wafles con crema batida. No deseaba hablar de mi hermana, normalmente siempre es un tema de fricción en la casa. Es lady perfecta, normalmente dice que soy una soñadora de ojos abiertos, pero, la verdad me da igual, estoy por mi madre. 

Cuando termino mis deliciosos wafles salgo al patio delantero y empiezo a arreglarme la boina. No me visto tan lindo tengo botas negras altas, unos vaqueros claros con una blusa blanca y una chamarra estilo jean estaba tan des combinada que me parecía lindo. 
Al alzar la mirada de golpe se escucha un sonido tan fino como el chillido de un ratón, enfocándome bien pude ver una figura pequeña de color grisáceo. Al prestarle atención me pude percatar que era uno de mis mejores amigos. Le llamo Black. 

Un bello halcón peregrino del que me hice amiga pocos días después que mi padre desapareció, lo vi asustado y herido cerca de un parque de mi escuela. Mi madre me ayudo a cuidarlo y todos los días le daba de mi almuerzo y ahora me sigue donde vaya esperando que le dé un poco de pollo con salsa tender. A veces suelo creer que me entiende. Sin darme cuenta me estaba picoteando mi bota izquierda tratando como si los cordones fueran un jugoso gusano. 

Me inclino a decirle - Si amigo, sé que tienes hambre, tengo que salir así que tranquilo. Cuando vuelva prometo darte esos pedazos de filetes que tanto te gustan- Le lance una sonrisa como un padre le lanza a sus hijos para decir: “todo estará bien”. 

- ¡No entiendo para que le hablas! – dice - Ni siquiera te entiende, vamos chu chu fuera de aquí pajarraco - decía mientras movía los brazos. 

No me he dado cuenta de que Lady Perfección había llegado atrás mío. Suele aparecer en los momentos menos indicados, con sus zapatillas estilo convers y sus jeans oscuros que hacían juego con un suéter rojo que por alguna razón tenía una cereza en el medio que decía jugo de piña en la parte posterior y unos lentes de sol que contrastaban perfectamente con su piel blanca y pelo rubio. 

- ¡Quieres dejarlo en paz! Por lo menos el escucha y no es tan molesto como tú, vamos donde tu amiga antes que me arrepienta – hice puño mis manos que se sintieron calientes. Desde pequeña he tenido eso - te salvas de que eres mi hermana porque si no fuera así juro, que no te acompañaría. 

- Lo que digas desaliñada, muévete antes que me arrepienta de invitarte a que me acompañes. 


Me inclino nuevamente para despedirme de Black. 
- me gustaría que me pasasen cosas más increíbles en esta vida amigo mío. 

Todo el camino fue muy silencioso. Es de esperarse, mi hermana y yo no somos tan unidas que digamos y no me importaba sinceramente. Tenía otras cosas en la mente, como a donde podría ir Black cuando no lo veo o donde estará mi padre. 
Estará bien, me extraña, tal vez le doy muchas vueltas… lo extraño, extraño abrazarlo y que me cuente historias de ese chico con alas blancas y ojos grises el cual ayudaba combatiendo en una guerra. 


Sabía que eran mentiras, pero amaba cuando me las contaba, sin darme cuenta ya habíamos llegado a una casa gigante y muy refinada. Es como si la hubiesen sacado de una revista de gente elegante con todo y mayordomo que atendiera la puerta. Ya había venido varias veces, hasta conocía a los mayordomos y pues digamos que ellos conocen mi nombre. 

Como es costumbre fui al patio de atrás no me gusta estar cerca de ellas cuando no se ven en mucho tiempo y mi hermana acaba de llegar de un tour de Francia, ya imaginan.  Además, el patio trasero era tan enorme como cinco estadios de fútbol, tenía espacio para estar sola. Total, ella estaría con Clara mucho rato “haciendo tarea”, conocía a Clara de las pocas veces que mi hermana la llevaba a la casa y definitivamente no me agrada, siempre busca mandarme o tratar de maquillarme. 
De las pocas veces que he entrado a esa casa siento una presión como si hubiese un aura maligna. 


Pero atrás. Atrás tenían un bosque tan grande y largo que se perdía a la vista era increíble ver unos pinos tan altos y árboles frutales, ni hablar de los animales. Una vez inclusive vi un mapache, pero se llevó mi pastelito de chocolate y desapareció. Camine tanto que la luz se perdía entre tanta vegetación y parecía no acabar así que seguí por el bosque buscaba despejar la mente, me gusta mucho la naturaleza, aunque suene raro es como si pudiera oírla, era como risas de niños y adultos. 

Después de un par de minutos la poca luz había desaparecido, estaba hay en medio del bosque en la oscuridad. Otros tendrían tenido miedo, pero a mí me gustaba mucho, aunque no veía nada sentía que estaba todo iluminado, cuando me decidí volver vi algo… algo poco inusual, una luz azul bailando a lo lejos. 


Pensé que era una linterna de algún mayordomo buscándome, le grité para decirle que estaba bien sin embargo no respondía. Me acerque corriendo, pero cuando me acerque lo suficiente pude ver bien, no era la luz de una linterna. Era una llama azul y como si tuviera vida, se movía pacíficamente en el aire, sinceramente en mi mente paso la idea de cuándo me metí a una película animada. Era raro pero hipnótico. Cuando intente acercarme un poco la llama se apartó de golpe yendo lentamente entre los árboles, una parte de mi quería correr a casa a llamar a un loquero y otra tenía mucha curiosidad. Y como la curiosidad mato al gato, la empecé a seguir y poco a poco me metía más. 
Mi pierna se atoro con una raíz que salía de la tierra luego de forcejear un poco pude zafarme y seguí corriendo hasta que llegamos a un lugar al que nunca me había acercado, tenía miedo, pero no quería dejar de seguirle, su brillo me recordaba a la luz que mi papa dijo que siguió cuando era joven, si esta luz tiene algo que ver con mi padre no la dejare ir, llegamos a un arroyo. Aun estando de noche la luz de la luna hizo que pudiera ver el lago que había al frente, parecía mentira, pero como algo tan bonito estaba tan bien escondido. 

- ¡DONDE ESTA MI PADRE! - Me volví loca, gritándole a una llama, pero estaba frustrada, no espero que lo comprendan. 

- Por favor, solo quiero saber que está bien. 

- Oh, él está muy bien mi querida niña. 


Me quede helada la llama hablo, estaba loca o ¿tal vez dormida? Es imposible que hablara y mucho menos que tuviera la voz de mi tío Albert. Esa voz grave e imponente, sin embargo, si había pasado ahora tengo muchas más preguntas. Antes de reaccionar la llama se metió a el agua, se hundió como una bola de plomo se veía que el lago era profundo, pero no sabía que tanto, su brillo se veía desde la superficie ese azul hipnótico se apagaba poco a poco hasta que de pronto todo el lago brillo de ese azul. 

Del lago empezó a salir un cuerpo, parecía magia. El agua brillaba cada vez más solo pude dar unos cuantos pasos antes de quedar de rodillas ante ese espectáculo, cuando el agua que cubría el cuerpo termino de caer pude ver a un chico o… un ángel. 

Tenía alas tan blancas que bien podían confundirse con el blanco de la nieve, sus ojos brillaban de un gris potente estaba vestido con ropa rasgada, jean y un suéter blanco. Se acerco como si el viento mismo lo trajera a mí, mientras el brillo del lago bajaba pude ver su rostro era tan hermoso su piel blanca combinaba perfectamente con su cabello despeinado, parecía un montón de nieve que le cayó de un techo cercano, tenía una cicatriz en la quijada algo descuadrada con esa perfección de cuerpo, se mantuvo viéndome como si me conociera. En un movimiento de curiosidad se inclinó y hablo, tenía una voz que parecía un cantico proveniente del mismo cielo. 

- Kurome? 

 



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En el texto hay: mitologia, magia, sobrenarutal

Editado: 21.07.2020

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