Katherine
A la mañana siguiente desperté y como siempre mi madre estaba gritándome para que me arreglara para ir a la escuela, algo molesto porque a diferencia de mi hermana nunca he faltado. Soy buena estudiante inclusive podría faltar lo que queda del año escolar y aun así aprobaría.
El uniforme no era la gran cosa, falda crema con cuadros de color verde olivo, camisa manga larga, saco de dos botones azules con la insignia del colegio y medias largas. No utilizamos bolsos ya que todo lo dejamos en los casilleros en cambio usamos un maletín que nos proporciona el colegio para llevar nuestras tareas.
La escuela no esta lejos de mi casa solo unas tres cuadras a pie y un viaje de quince minutos en autobús. ¿si… nada lejos no? Cuando llegó puedo notar que la reja de metal pintada de negro está abierta lo cual era raro ya que siempre se mantiene cerrada hasta las siete. Sin embargo, aquí estaba seis y media y la reja abierta y un tanto golpeada, pero debe ser el sueño. Quisiera volver a dormir en esa cama. A un lado de la rejilla veo a mis amigos son las tres mejores personas que encontraras en tu vida.
Ethan es un genio de la tecnología, aunque se esperaba ya que tiene todas las pintas de un nerd pero su contextura ancha hace que parezca un tipo musculoso que alza pesas todos los días y su pelo rubio bien cortado no le favorece en nada.
La otra era Marina, se la pasa casi todo el día practicando karate o tenis en el campo del colegio. Es normal verla con una cola de caballo, su cinta roja de la suerte que me resultaba hermosa ya que tiene el cabello castaño con una tez muy pálida haciendo que note mucho y claro esta su mirada amenazante con unos ojazos negros.
Y la ultima era mi mejor amiga Eliza, apenas lograba llegarme al hombro, pero amaba su creatividad y su hermosa voz al cantar. La molestaban mucho por ser una estudiante indígena de intercambio permanente. La cierto es que ella resultaba muy mandona.
- Katherine podrías apresurarte, tenemos que mostrarte algo.
Cuando llego puedo ver que Mariana tiene un libro negro con un dibujo de un ojo cerrado. Las letras de portada no tenían sentido solo eran formas tiradas al asar.
- ¿Qué es eso? – pregunte curiosa.
- Un libro genio; da – responde con obviedad.
- Ruedo los ojos -si Mariana. ¿Pero de qué?
- No se, la verdad te esperábamos para abrirlo.
Al abrirlo solo contiene dibujos de niños y adultos viendo la televisión, pero en la parte inferior estaba una figura diferente hasta que llegamos al círculo. En ese instante el libro empezó a mostrarnos dibujos y palabras muy raras como si fueran para invocar demonios, matar a un dios, identificar a un enano. Todo era muy misterioso y nos puso un tanto nerviosos, hasta que llegamos a una pagina que solo tenia una oración. La verdad no se que paso ya que mis tres amigos empezaron a decirla a la vez.
- Principatus lamia in calígine egredietur lupi nostrae.
El libro empezó a vibrar cerrándose de golpe cayendo al piso mostrando aquella portada que ahora me parecía muy escalofriante. Mis amigos seguían parados mirando fijamente al libro como si estuviesen hipnotizados, de repente el ojo de la portada se abrió mostrando lo que parecían tres collares los cuales al cerrarse el ojo desaparecieron.
Se me helo la sangre cuando se volvió a abrir. Ahora era un ojo rojo con una línea vertical negra, el cual se movía frenéticamente buscando algo, hasta que paro al verme al mismo tiempo mis amigos de toda la infancia empezaron a gritar como si les hubieran puesto algo sumamente caliente en la espalda.
Mariana y Eliza empezaron a emanar un humo de sus espaldas. El color de sus pieles se tornó tan pálidas como si no tuviesen sangre y ni hablar de sus dientes, solo los colmillos les crecían a niveles anormales.
A Mariana le pasaba más que solo eso; en su frente empezaron a formarse unos bultos que salían a cada paso que se arrastraba por el suelo tratando de llegar a mi. Pude notar algo extraño saliendo de su falda era… ¡era una cola! Cuando volvió a alzar la cabeza de nuevo. Los bultos habían reventado y mostraban unos cuernos muy grandes y oscuros ubicados en la parte superior de su frente, sus ojos negros y penetrantes cual oscuridad de la noche fueron cambiados a un morado brillante y su voz… Dios, su voz era como si estuviera escuchando la voz de Venom, aunque más gruesa.
- Si. ¡Al fin libres!, ven mis queridos amigos. Solo era cuestión de tiempo.
A su lado se encontraban Eliza que por alguna razón parecía como si la hubieran golpeado con un rayo del tiempo pues su cabello ahora era de un tono gris y su piel lisa ahora tenia arrugas las cuales hacían una mueca de enojo.
Empecé a correr sin mirar hacia atrás. Solo podía escuchar mi respiración agitada y el sonido característico de unos zapatos al correr en cemento. Encontré mi fabuloso escondite en un tubo de construcción de un parque cercano creí que todo estaría bien, pero de repente sentí como algo pesado cayó enzima del tubo deje de respirar por unos segundos hasta que de repente una voz rasposa y algo fina empezó a hablar.
- ¿Donde estas? Se que estas aquí niña. DEJATE VER!
Sali por el otro lado del tubo, pero me detuve de golpe cuando vi los pies de mariana. Y en ese momento pude darme cuenta de que ya estaba frita si salía mis amigos de la infancia me matarían.
Y allí estaba llorando en un tubo de concreto mientras afuera mis mejores amigos o lo que quedaba de ellos trataban de encontrarme. Empecé a escuchar una discusión en un idioma el cual parecía o antiguo o desconocido. Hasta que dejaron de hablar… solo había silencio, claro hasta que de la nada parte del tubo se rompió gracias al cuerpo deformado de Ethan. Tenia pelo por todos lados y sus orejas parecían como las de un duende cuando desvié mi vista hacia la izquierda pude ver al chico del lago, pero esta vez con una espada envuelta en fuego azul en su mano derecha y el cuerpo de mariana en su izquierda.
Cuando la soltó se me acerco me dio el libro mientras arrastraba el cuerpo de mis amigos a un mismo lugar claro que le costo mas el de Eliza ya que estaba clavada en un árbol. Cuando al fin los puso juntos me miro con cara de duda.
- ¿Y bien? ¿Qué esperas? abre el libro.
- Pe…pero abrir el libro ocasiono esto.
- Confía en mi y ábrelo.
Cuando lo abrí volvió a temblar y los cuerpos de mis amigos empezaron a flotar sentía como la cubierta del libro se calentaba hasta el punto de que tuve que soltarlo. Justo cuando lo solté quedo suspendido en el aire, pude notar que empezó a emanar humo negro con detalles rojizos del cuerpo de mis amigos los cuales lentamente se dirigían al libro donde empezaron a entrar al libro al finalizar se cerro de golpe cayendo al suelo.
- Que… que fue esa cosa.
- Esas, para ser exacto y eran los espíritus de Astaroth, Licaon y Drácula.
- Esos son mitos, no son verdad y aunque lo fueran ¿porque me atacaría? ¿Yo que les hice? ¿Ahora me perseguirán a mi o a mis amigos?
- Tranquila, todo a su tiempo, ahora ven el director querrá verte.
Me tendió la mano y sinceramente ni siquiera quería tocarlo. Pero era ir con el o tratar de explicar todo esto. Era impresionante su piel era muy suave sin cayos era cálida y como si me conociera de hace mucho me abrazo, cuando me fije todo el suelo brillaba de un blanco puro. Decidí abrazarlo estaba llena de miedo.
Cuando lo solté su brazo me quede de piedra ni siquiera me había percatado que estábamos en un pasillo lleno de fotos de personas o videos, la duda me invadía al ver que se movían, el pasillo tenía una alfombra de azul metálico, sus paredes era tan blancas como si estuvieran recién pintadas, a lo lejos se veían puertas que aparecían y desaparecían.
- donde… donde estamos – pregunte llena de temor.
- esta es schola caelesti.
Escuche una voz grave pero amigable. cuando me gire estaba un hombre con un traje muy elegante, sus ojos eran de un gris oscuro era como mirar a una nube enojada, su pelo era de un rubio y peinado hacia atrás, su porte por alguna razón me parecía muy familiar.
- Yo soy el director de esta importante escuela para seres celestiales, me llamo Thanatos.
- Creo que he escuchado ese nombre, usted es el dios romano de la… de la...
- ¿Muerte? - añadió con un gesto de desagrado rodando los ojos - que puedo decir ese es mi pasatiempo, pero sí y tú eres?
- Ella es Katherine la elegida de la primera profecía.
Sin darme cuenta ese costal de plumas estaba a mi lado, pero con un traje algo parecido al de Thanatos con la única diferencia de que su saco estaba amarrado a su cintura.
- ¿Estás seguro? - Su expresión cambio de una desinteresada a una completamente nerviosa - ¿ella es… la elegida?.
- Tan seguro como que adversus animam es el arma más fuerte en todos los universos.
Un silencio muy incomodo se instaló entre todos ni siquiera sabía de qué hablaban, pero por alguna razón me sentía en casa, ese olor a libros nuevos que me invadía solo me hacía querer caminar por los pasillos, mientras hablaban me escabullía para ver más. El lugar era muy grande y divertido, al final del pasillo se encontraba un enorme jardín, sus flores eran algo raras pero hermosas, algunas moradas con esferas azuladas otras grises en tonalidades blancas junto a ellas arboles altos los cuales su madera era de un color rojo oxido y sus hojas verdes azulado. Me encontraba un poco mareada, pero eran muy bonitas, me acerque a una de las flores grises y cuando la toque se sintió como si fuese un malvavisco viscoso con un olor a azufre y a piscle.
- Yo no las tocaría si fuera tu – hablaron a mis espaldas.
Me caí del susto cuando pude percatarme era una chica algo rara su cabello era tan chocolate que parecía falso y sus ojos eran verdes claros algo inusual la verdad. Portaba un traje blanco traslucido junto a unas sandalias de cuero y unas pulseras de oro las cuales tenían un estilo de ramas muertas.
- Son flores de miedo, su olor te mete en una pesadilla eterna – me dice.
- Vaya, y porque no las queman todas y así nadie debe tener cuidado
- Fácil, son las flores favoritas del director, por cierto, ¿soy Aíran hija de Deméter y tú eres?
- Soy Katherine hija de mi madrecita, y dime ¿cómo llego a la tierra?
- Fácil salta al acantilado si sabes volar y podrás llegar sino pos… bueno, cualquier cosa estaré aquí digo no puedo salir de este jardín.
- ¿Porque lo dices?
Alzo su tobillo en el cual pude divisar que tenia una cadena casi oxidada pegada a una columna. Antes de poder decir otra pregunta saco un collar que decía EN CASTIGO POR MAL COMPORTAMIENTO, era raro parecía tan buena chica.
- Digamos que al director no le gusta que le recuerde Roma.
Lo mas raro de todo es que deseaba saber más. Sin más me senté a hablar un rato con ella.