Guerra Por El Septimo Reino

Capitulo IV



Jashiro 

Genial, la elegida se me pierde y no solo eso, ahora tengo que buscar a otro aprendiz si no fuese porque se lo debo a Thanatos juro que lo mandaría al tártaro. Al abrir la puerta más cerca del roble blanco pude percibir un aura humana cálida y con muchas dudas pensé “debe ser ella” asique salí corriendo a toda velocidad destrozando baldosas y dejando cada puerta de las habitaciones destrozadas, sin preocuparme por que ellas siempre se arreglan solas. Son mágicas. 

Era muy dificultoso pues son cambiantes asiendo que no supieras si al abrirla encontrarías armas, instrumentos o inclusive la entrada al Valhala. 

Ya me estaba frustrando hasta que me encontré con la maestra Meredith, la cual llevaba una camisa que decía smile con un perro muy amenazador arriba de aquella palabra, su rostro tenía unas ojeras horribles lo cual era obvio que no dormía hace mucho, me fijé en su cabello de un negro intenso con un mechón color verde le quedaba bien a mi opinión. 

- Como estas Meredith, te veo algo… agotada – temía que viera mi sonrisa forzada. 

- Algo cansada, sinceramente los ángeles de este milenio son algo… problemáticos. 

- Sí, pero aun así debes descansar, hasta los semidioses deben descansar - digo - si tu madre te viera… 

- Si mi madre me viera lo único que diría seria: porque estás aquí parada, lárgate a entrenar con la lanza y aprender los dioramas. 

Freno su hablar cuando se dio cuenta que su imitación se veía penosa. No pudimos aguantar más y nos empezamos a reír, Meredith siempre ha sido la semidiosa con la que mejor me he llevado. 

- Si, tu madre es algo exigente, pero, aun así – le recosté su cabeza a mi pecho- no me gusta que te exijas demás. 

No me di cuenta cuando se durmió, antes de que pudiera pedirle a alguien que la llevara a su habitación pude darme cuenta de que estábamos en la torre de exhibiciones llena de aparatos de todos los mundos, decidí cargarla por todas las escalinatas hasta su cuarto, cuando abrí la puerta todo estaba repleto de dibujos de un ángel de espalda, tenía muchos posters de una niña pequeña. Tenía tantos colgados y otros tantos sin terminar que daba miedo, a un lado de su cama había una pila de papeles que parecían trabajos y tareas sin terminar, cuando la deje en su cama pude fijarme en unas pequeñas criaturas que se movían debajo de la cama. 

- ¿Clare, Holly son ustedes? 

Apenas pasaron unos segundos cuando se asomaron unas narices pequeñas, me incline y eran sus dos hurones. Clare es un hurón blanco cual nieve exceptuando una mancha negra que tenía en un su ojo derecho. Holly en cambio era de un gris con el lomo negro, les tendí la mano y más rápido que un leopardo se montaron a mis brazos, su pelaje me daba cosquillas. 

- Bien, chicas les tengo un trabajo. 

- Bien porque me aburría de estar aquí- me respondió Holly escondiendo las orejas hacia atrás- desde que tomamos la poción para poder hablar no nos sacan a caminar. 

- Ya hermana deja que Jashiro hable, … ¿cuál es el trabajo?. 

- Quiero que busquen a una chica, huele a pino y humo. 

- Mas especifico, todos los seres divinos de la tierra huelen así – Holly puso las orejas hacia delante. 

- Solo busquen alguien que no tenga muñequera 

De un brinco saltaron de mis manos y se escabulleron por la ventana que da a los jardines, Salí con mucho cuidado para no despertar a Meredith al cerrar la puerta, me tumbé al piso. Había pasado tanto tiempo que no podía tomarme un respiro, trataba de despejar mi mente, pero era difícil ya que los cuartos de los profesores están muy cerca del bestiario, cuando escuche un rugido más fuerte que los demás me sobresalte tanto que corrí directo hacia los calabozos. 

Es muy confuso todos los lugares rugen, hasta que una pisada fuerte silencio a las bestias. Cuando se callaron pude notar algo, una de las jaulas de las bestias estaba abierta se veían las marcas de garras en las paredes y el piso se veía como si una ráfaga de lava hubiese pasado. 

- Mmm… al parecer tenemos un fugitivo. 

- Un felino del inframundo, últimamente han escapado muchos monstruos, pero eran bestias nunca un infierno. 

Me sobre exalte cayendo hacia atrás en mis divinas nalgas. 

- Thanatos!, deja de aparecerte, así como si nada casi me da un infarto 

- Lo siento – dice con una sonrisa ladeada y encogiéndose de hombros -solo que me acostumbre a moverme entre las tinieblas – luego arrugo su ceño - pero como decía normalmente se nos escapan algún que otro Pegaso pero jamás una criatura tan peligrosa. 

- Siempre hay una primera vez querido amigo. 

Empezamos a correr directo hacia las habitaciones de los alumnos, Thanatos soltaba juramentos y espectros en busca de esa bestia, lo único que podía hacer era buscarlo con él. No sé cómo es, como huele no puedo hacer mucho. Me hacía sentir algo inútil, bueno por lo menos no estaba de holgazán. Pasamos rápidamente por uno de los pasillos de los salones de pociones cuando unas alumnas empezaron a gritar como si hubiesen visto un ratón. 

No me di de cuenta cuando Thanatos me agarró del cuello como si fuera un trapo sucio empezó a arrastrarme hasta que llegamos a un salón donde todo estaba decorado con piso y paredes de madera y hay estaba en todo el medio de la habitación, parecía un enorme gato claro solo que envuelto en llamas y con la piel como si fuese lava, media como un autobús tanto en largo como en alto y esos ojos…  llamas directas del inframundo en mi mente me preguntaba como logro meterse a un salón el cual dé a milagro entraba. De un lado estaba él y del otro en una esquina al lado de las escobas tres estudiantes. Si no fuera por sus cabellos multicolores hubiese pensado que eran hijas de wo kong. 

- Así que tú eres un felino del inframundo, me esperaba algo más feo sinceramente. 

- ¡De que hablas! – solté muerto de miedo - es una bestia tipo infierno – volteé a verla  

- Es una de las bestias más feas que encontraras en todos los reinos y una de las más fuertes – dijo - por favor no lo mates solo captúralo tenemos que entrenar a los estudiantes con eso. 

- Está bien, con las ganas que tenia de usar mi espada. 

Sinceramente no quería ni tocarlo pero trabajo es trabajo, cuando por fin reaccione pude hacer un salto con mucha facilidad. Esa cosa por otro lado se agacho haciendo que pudiera acercarme a su lomo, al parecer era lo que esperaba ya que antes de poder establecer mi peso en el aire para poder dar un golpe se movió como un rayo y sin previo aviso me dio un golpe con su zarpa, el cual se sintió como un bate directo al estómago con un bateador tan fuerte que me mando fuera de la habitación estrellándome contra la pared. 

Hubiese sido demasiado doloroso si no hubiera caído en el campo de flores de Thanatos, por unos segundos desee quedarme hay pero mi paz fue perturbada por un rugido como si gritaras en el agua, me levante al escuchar gritos de los alumnos mire a mi alrededor y pude ver que estaba en los jardines del campus solo que ahora estaba lleno de pedazos de mármol a la vez que solo el hecho de pisar el campo dejaba un rastro de muerte y desesperación en las planta. Cuando me fijé donde estaba la criatura pude ver a la chica que estaba con las hermanas hurones. 

- Ha con que aquí estabas, te estuve buscando señorita no puedes estar por ahí sin tu brazalete. 

- Podemos hablar esto después, tal vez después que pelees con ese monstruo. 

Cuando me gire para ver el felino ya estaba al frente mío dándome otro golpe, es como si apareciera y desapareciera o eso parecía, cuando me pare pude ver un punto sin llamas, aparente mente su punto débil o simplemente se le apago por el movimiento, cuando pude pararme sentí que mis piernas se movieron solas tenía mucha tensión como si tuviese unas cadenas apretándome. 

- Maldición odio no poder matarte. 

No pude saltar bien así que tuve que mover mi cadera para no quedar rodando en el piso, cuando me fije el felino se puso como si fuera a saltar sin darme cuenta mi pie estaba en el sitio que había visto antes, era como si la presión de mi pie lo durmiera como un pequeño robot sin baterías cayera al piso. 

- ¡Mierda! – exclamo agotado - pensé que sería más difícil. 

- No exijas mucho - dijo Thanatos a lo lejos- los alumnos aunque algo poderosos son inexpertos. 

- Si, si en cuanto a ti mocosa ¿dónde creías que ibas tu sola? 

- A ningún lado solo quería saber dónde me trajo un costal de plumas. 

Thanatos estallo de risa. Hubiera perturbado a la pobre chica si lo viera, no digo que se ría mal solo que cuando se ríe suele soltar alguno que otro fantasma de su boca. 

- Al parecer las cosas nunca cambian, bueno Katherine que tal si me acompañas. 

Veía como poco a poco se iban alejando del jardín, aunque Thanatos es algo brusco con los jóvenes, no sé si sea buena idea. No era de esperar que me quedara viendo como las hermanas hurones jugaban con las flores, algo como los cachorros con mucha energía cuando me gire para ver al felino los espectros se lo estaban llevando. Ver a hombres grises arrastrar a un gato gigante de media tonelada era muy perturbador.  

El cansancio me gano y preferí tumbarme en el suelo el olor a azufre y a piscle me resultaba tan hogareño y de cierto modo tranquilizador, debe ser por las flores del miedo de Thanatos… creo que una pequeña siesta no me aria mal. 
 



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En el texto hay: mitologia, magia, sobrenarutal

Editado: 21.07.2020

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