Guerra Por El Septimo Reino

Capitulo XIV


Jashiro 

Cuando los niños por fin se duermen pude sentir ese olor a chicle, un olor que mi hermano produce cuando piensa cosas muy complicadas. Aunque la verdad debe de pensar de lo que le are por regalar la lanza de mi antiguo amor. 

Me dirigí a la cocina donde estaba, sentado bebiendo su maldito té de hierbas, algo raro es que no tomaba nada mas que no sea eso. En mi opinión es un té espantoso solo sabe a agua con pasto. 

- Muy bien hermanito, ¿me dirás porque le diste la lanza a esa chica? 

- Simple, ella la necesita. Ambos sabemos quien es ella y tu no puedes cambiar el destino siempre pasara y tu estarás atado a ella. 

- Lo mismo dijiste hace tres mil años y el que quedo atado fuiste tu. 

- Eso es muy diferente, además deberías pensar que hacer para que Anubis los ayude, quitando el hecho que también debes pensar que hacer ya que según mis fuentes hay tres fuentes mágicas que no dejaran que entres. 

- Las destruimos y listo. 

- No es tan fácil tienen guardianes y uno es. El. 

Me quede helado. El, aquella persona la cual solo por su mente retorcida destruyo todo a su paso. ¿qué hace El aquí? Acaso ahora vendrá a acabar con lo que dejo en el pasado, o solo busca lo que siempre quiere. 

No podía moverme ni siquiera respirar como se debía, todo me mareaba, sentía unas nauseas horribles y un sabor a flema en mi boca sin contar el olor a podrido que ahora sentía. Todo era como aquella vez. De nuevo no, otra vez no. Me calme cuando mi hermano puso su mano en mi hombro. 

- Hermano calma, si todo sale bien. A lo mejor y no tendrás que verlo. 

- Si… solo espero que no les haga lo mismo a los niños. 

Subí las escaleras para descansar, pero no pude conciliar el sueño, solo pensaba en diversos planes para que los niños no salieran lastimados, no soportaría mas muertos por mi culpa. Pero por mas que lo pensaba solo recordaba esa noche, esa maldita noche donde todo me fue arrebatado. 

Así estuve hasta que la puerta sonó, al fijar la mirada por la ventana me percate que ya era de día, suelo perderme mucho en mis pensamientos y pensar cosas antiguas las cuales solo hacen que me enoje cada vez más. Al bajar pude ver a los chicos ya listos con sus ropas y armas desayunando en la sala, me recordaba cuando viví un tiempo en Esparta. Buena gente malos modales, siempre querían estar con sus armas. 

- Bien terminen de comer y oculten sus armas, no queremos que los humanos nos miren como bichos raros. 

- Disculpe, pero como ocultaremos nuestras armas. 

- Bueno Kay es fácil, tu espada ponle una tela enzima y ahora mi hermano lo hechizara para que parezca una bolsa de entrenamiento, lo mismo con Cristopher y en cuanto a Isaac y Katherine pueden encoger sus lanzas, la de Katherine tiene… un botón en la parte de abajo eso lo encajera a tamaño bolsillo, y en cuanto la tuya hasta donde entendí tiene mecanismo. Los demas me dan igual que es lo que hagan los esperare abajo. 

Abajo mi hermano con un chico un tanto pequeño despeinado y con un abrigo negro a la cintura lo que era raro ya que parecía gótico con tanto negro y una piel blanca. 

- Jashiro, el es Edward. Los llevara a los dominios de Anubis y también a las fronteras de las gárgolas. Conoce Panamá como la palma de su mano. 

- Es un gusto señor Jashiro. 

- El gusto es mío semidiós. 

- Ahh no solo soy un humano común y corriente, pero gracias por el cumplido. 

No pude evitar retroceder la mano de la impresión y mirar a mi hermano el cual solo me miraba con un gesto diciendo “no seas mal educado”. Pero como que un humano será parte de la misión, va contra las reglas y porque sabe de nuestra existencia. Esto no esta bien. 

- Di… disculpa, solo que no me esperaba esto. 

- Tranquilo, todos los que han venido a hacer misiones han hecho lo mismo. Estoy dentro del sistema, solo hasta que muera o sea obsoleto. 

- El los llevara al territorio de Anubis. Pero deben tener cuidado hay muchos creyentes. 

- ¿Espera, ángeles? 

- Si, y no solo eso señor, sino que los territorios ahora están muy tensos, cada día mas peleas y mas rayos en el cielo. 

- Señal de que los ángeles mueren, lose. 

Me quede analizando, nunca me cayeron bien los ángeles. Matar unos cuantos no debe ser problema. O eso creo. 

Al salir de la casa le pedí al joven que dijera que era un semidiós, lo cual no le molesto al parecer. Nos guio todo el camino de vuelta hasta una parada donde nos montamos en un bus algo raro ya que había que pasar una tarjeta para entrar, antes eran fichas. O bueno eso era en el otro continente. 

Seguimos toda el camino mientras nos explicaba que Panamá es un lugar tranquilo, aunque con delincuencia como en otros países, con la única diferencia que la mitad de los delitos eran hechos por semidioses o criaturas mágicas. Normalmente los semidioses son conflictivos, pero no pensé que tanto. 

Nos bajamos en frente de una iglesia, no el mejor lugar he de decir, los ángeles son muy territoriales con seres que no son de su credo, y mas con otros dioses. Porque no pueden ser seres normales y hablar. No siempre es en nombre de Dios. 

- Y ahora por donde chico. 

- Bien señor Jashiro, la respuesta es allá. 

Apunto en línea recta a la iglesia lo cual fue raro ya que deberíamos tratar de alejarnos y no acercarnos a una iglesia. Debo admitir que por alguna extraña razón no había ángeles en las partes de arriba de la iglesia lo cual significa que no es un templo o que algo muy malo paso. 

Al entrar a los limites de la iglesia pude notar que vidrios estaban rotos, y que había rastros de plumas. Al abrir la puerta solo sillas rotas y mas vidrios rotos, también plumas y un poco de marcas como si un rayo hubiera estado aquí. 

- Chico, ¿que paso aquí? 

- Anubis, los dioses son territoriales, al ver que los ángeles se metían en los limites de Anubis el no pudo permitirlo, solo actuó como otros lo harían. 

- ¿Y dónde esta él? 

- Debe estar en algún lugar de esta iglesia, búsquenlo y no pisen las marcas de rayos en el suelo. Son tumbas de ángeles. 


 



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En el texto hay: mitologia, magia, sobrenarutal

Editado: 21.07.2020

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