Jashiro
El joven Kayrelius es un dolor de cabeza, no dejó de moverse mientras caminábamos en la nada. No lo culpo, la nada es un mundo algo extraño donde todo parece agua cayendo de una enorme cascada.
Cuando llegamos a donde me había dicho Anubis pude notar que estábamos bajo tierra. Era un largo pasillo oscuro del cual por alguna razón tenía olor a sal, quitando que era demasiado frio como para estar bajo tierra. No veía mucho hasta que el chico prendió su cabello en fuego, que al parecer hizo un efecto cadena que prendió antorchas que estaban en la pared.
- ¿Dónde estamos?
- En unos pasillos secretos de Panamá, de los que nadie recuerda, pero por donde pasaban esclavos y a veces riquezas.
- ¿Y qué vinimos a hacer aquí?
- Buscaremos algo. Ahora deja de hacer preguntas.
Seguimos caminando por el pasillo, cada vez apestaba mas y mas a carne podrida. El corredor era lo suficientemente ancho y alto como para meter un elefante. Las paredes tenían marcas de arañazos y en el piso pedazos de mallas y armas rotas.
Todo iba relativamente normal hasta que claro algo paso, se sintió un hedor tan fuerte que me mareo por un segundo, junto a un frio y un viento tan fuerte que las antorchas por un momento estuvieron por apagarse. De las sombras se veían siluetas las cuales al llegar a la luz pude ver. Eran cuerpos en descomposición, pero con armaduras y armas vikingas tan desgastadas por los años.
- Que, ¿que son esos?
- Draugr, son guerreros los cuales no les hicieron pila funeraria debida o no murieron como valientes y ahora vagan en este mundo protegiendo un tesoro.
- ¡Bueno, voy a quemarlos!
Debo admitir que es buena idea, aunque el joven Kayrelius no sabia como quemar zombis nórdicos. De su boca salió un rayo tan rojo que parecía sangre, si hubiera dirigido ese fuego a todo el pasillo tal vez los hubiera acabado.
Sin embargo, solo acabo con uno antes de caer al suelo de rodillas. Creo que recuerdo a uno de sus profesores decir que es muy bueno con el fuego, pero en lugares cerrados o con poco oxigeno el mismo se limitaba.
- Bien niño, quédate detrás de mi y hagas lo que hagas. No te muevas.
Al sacar mi espada pude notar que el mango cambiaba, ahora era de un cuero agradable al tacto, sin hablar que ahora tenia un filo doble junto a esto una punta redonda, recordé que esta era la forma de una espada vikinga echa para cortar no para penetrar. Algo gracioso matar zombis vikingos con una espada vikinga.
Algo que adoro de moverme en la nada es que todo el tiempo se mueve tan lento, que pareciera que la gente no se mueve, me dio suficiente tiempo para cortarles la cabeza y abrir un portal al vacío para que no vuelvan. Tranquilos solo llegaran al vacío explotaran y volverán al inframundo nórdico.
Lo único malo era que solo podía usarla cuatro veces o si no. Bueno, digamos que la ultima vez no pude pelear por un milenio. Cuando volví a la velocidad normal, los Draugr se desplomaron al abismo mientras el joven kayrelius me veía fijamente.
- ¿No podía hacer eso antes de dejarme sin aliento?
- ¿Y dónde estaría lo divertido?
- ¿Porque su espada cambio?, siempre que la saca en la escuela tiene la apariencia de una katana, pero ahora parece un abre cartas muy grande.
- Después hablaremos de eso, y de tu falta de respeto a las culturas antiguas, por ahora vamos tenemos un tesoro que encontrar.
Al seguir nos encontramos unas escaleras que bajaban, mientras bajábamos no podía evitar la sensación de humedad en el aire y el olor agua salada. Pero por alguna razón no había ningún indicio de agua en el lugar.
Al llegar al final de las escaleras pude percatarme que parecía una cámara de cuarto paredes blancas, las cuales en el medio tenían figuras de lobos con la boca abierta, en medio de la habitación la cual el piso era de arena negra. Había un cofre, estaba echo de madera oscura con relieves de metal pulido y donde se suponía que había un candado ahora solo había un trozo roto de metal.
Cuando lo abrí pude verlas, hay estaban dos piedras del tamaño y forma de huevos, en una de sus caras tenían dos runas diferentes una de la otra. Una de las runas tenía forma de efe, pero el palo central era mas largo. Y la otra parecía un reloj de arena acostado.
- ¿Que son esas cosas?
- Lo que vinimos a buscar, las runas de Frey y Balder.
- ¿Los dioses nórdicos?, frey no es el dios de los ríos y la primavera? Y creo que Balder es una aesir, pero no me acuerdo mucho de su historia.
- Sorprendente, al parecer si sabes algo de historia antigua. Bueno mételos en tu mochila y vámonos.
Al meter las cosas en la bolsa de entrenamiento junto a la espada del joven Kay, se sintió un estruendo. Al mirar arriba pude ver que las cabezas de lobos temblaban hasta que de pronto, como una manguera de presión salió agua salada lanzándome lejos del chico.
Quedé un momento inconsciente, hasta que sentí que en vez de respirar aire respiraba agua. Busque rápidamente a Kay el cual estaba flotando inconsciente a unos metros de mi, nade lo mas rápido que pude hasta llegar donde el, agarrándolo a el y su mochila, empeze a concentrarme y usando la nada logre que estuvieramos de regreso.
Ya estaba agotado quería tirarme a dormir, la ropa mojada hacia que me resultara incomodo moverme. Y no solo eso, sino que el joven Kay solo se levanto tosiendo agua. Mire a mi izquierda y de un pasillo característico de Anubis salieron el junto a Cristopher el cual por alguna razón tenia ropa quemada. Y ni hablar de los dos semidioses, tenían la ropa hecha girones y sucia de lodo.
- ¿Qué les paso?
- Larga historia. ¿Y a ustedes?
- Larga historia, y ¿ustedes también tienen una larga historia semidioses?
- Osvaldo decidido pelear contra unos trolls y digamos que salió mal.
Iba a preguntar donde estaban las dos chicas del grupo, hasta que escuche el sonido inconfundible de gente corriendo. Me fije y eran estas chicas, pero por alguna razón no tenían rasguños o algo sucio solo el sudor por correr.
- ¿Dónde estaban?, consiguieron información.
- No Isaac, pero si vimos una playa en medio de este lugar.
- Panamá esta lleno de playas. Es un paraíso por eso decidí vivir aquí.
A Anubis no le gustaba estar sucio, o quemado. Aunque lo que sí, es que se volvió muy delicado con su imagen siempre quería verse bien y oler bien, cosas de egipcios siempre tratando de verse bonitos.
- Bueno Isaac y yo conseguimos información, hoy abra una pelea ilegal y al parecer abran grifos.
- ¿Interesante, donde? ¿Y a qué hora?
- En un lugar llamado el coliseo esta a tres calles de aquí, parece como si estuviera siendo remodelado, pero por lo que vimos es solo una fachada.
- Bien vamos a cambiarnos y nos vemos aquí en diez minutos
Anubis abrió esos extraños pasadizos que era mejor dicho su medio de transporte, abrió dos uno para nosotros y el otro para el. Al cruzarlo pude ver que mi hermano estaba tomando su adorado té, no le pareció extraño ver a siete personas salir de un pasillo del inframundo.
- Bien cámbiense rápido, solo tenemos diez minutos, disculpa si ensuciamos un poco hermano.
- Descuida igual mañana viene la limpieza.