Katherine
No había muchas cosas que no me sorprendieran pero ver a una diosa retorcerse de placer en un sillón súper caro. Eso era muy poco sorprendente, por lómenos para mi.
El señor Anubis empezo a buscar algo en su bolsillo hasta que mágicamente saco un rociador de agua con el cual roció a Freya. Por una extraña razón esta hizo un gesto como si fuera un gato molesto, acto seguido se reincorporo.
- Freya, sabes que debes controlarte. Esas cosas que haces a veces son desagradables.
- Perdón. Solo me emocione por esa pelea. Pero un trato es un trato.
Chasqueo los dedos y apareció un gato blanco el cual me daban ganas de acariciarlo si no fuera que tal vez no sea un gato. El gato tenia unas plumas doradas en la boca, seis plumas que parecían echas de oro puro pero con la excepción de que esta parecía muy suave.
El señor Anubis agarro las plumas las cuales se volvieron unas esferas doradas. Sorprendente la verdad, y no solo eso sino que lo mas sorprendente fue el agujero que apareció debajo de nosotros haciéndonos caer y caer, así seguimos hasta que aparecimos en la casa del hermano del costal de plumas.
- Ya tienen lo que querían?
- Si Taratumi, aunque debe estar llegando en un rato tu hermano para quitarnos la paz, me das una taza de té?.
Era tan raro ver la casa en tranquilidad. Isaac hablaba con tranquilidad con Kay, Airam me hacia trenzas mientras me preguntaba si ya había presentado algún poder. Era raro, ¿los poderes se manifiestan? Me preocupaba mucho como estarán los chicos, los golpearon muy feo.
Me pareció descortés preguntarle algo a los chicos de su vida privado aunque no hemos tenido la oportunidad de conocernos mucho. Solo me parecía raro nada mas.
- Chicos. Pueden hablarme de ustedes?.
Los chicos se movían inquietud en sus sillas mientras que Airam solo soltó una fuerte exhalación dando a entender que era incomodo y cansado para todos. Todo fue así hasta que Kay se levanto de la silla y con voz como si se presentara a clase dijo.
- Soy Kayrelius Jeager, reencarnación de la diosa Pele.
- Ya eso lo sabemos. Hablo cosas de ti.
- Bueno. Creo que debo decir que soy de noruega y que me gusta la pizza.
El señor Anubis escupió su té de la impresión y empezo a reírse de forma estridente, lo cual fue escalofriante ya que por segundo su cara parecía la de un perro gigante.
- Me estas diciendo que pele diosa hawaiana decidió reencarnar en un niño noruego eso si es gracioso.
Por un segundo Kay empezo a emanar humo blanco hasta que de pronto volvió ese resplandor verde y como si nada el humo dejo de surgir ese humo al instante.
- Joven Kayrelius debe empezar a trabajar su problema de ira.
Antes de yo poder decir algo, Airam se paro y con voz nerviosa y algo quebrada pronuncio su nombre seguido de sus gustos y país de procedencia al parecer es de Grecia. No me sorprende.
- Bueno. Yo soy Isaac vengo de España soy hijo de marte, y me gusta el su mai.
- Soy anubis, vengo de Egipto, soy uno de los dioses de los muertos también soy dueño de una funeraria, play boy, filántropo, influencer, y sensación de las masas.
- Que vanidoso Anubis, bueno. Yo soy Taratumi, una de las tres fases y creo que no hay mas que decir.
La puerta empezo a sonar con golpes estridentes, Kay y Isaac sacaron sus armas y las apuntaron a la puerta mientras Anubis creaba círculos en el piso, en cambio el hermano del costal de plumas solo camino lentamente a abrir la puerta.
Cuando la abrió cayeron en el piso dos cuerpos junto a otro que estaba de rodillas, eran Cristopher, Osvaldo y Edward. Atrás de ellos se veía a lo lejos algo grande corriendo en cuatro patas.
- Airam me prestas la esfera?.
- Claro.
Siempre me pregunto donde guardan esas cosas pero después recuerdo que son mágicas y no le busco explicación. La magia no debe tener explicación. Pero esa esfera Parecía agua ahora. No solo era una esfera mas.
Al Taratumi agarrarla la esfera produjo una onda de energía la cual nos echo hacia atrás, cuando mire de nuevo el señor Taratumi estaba bañado de energía verde tanta que agrietaba las paredes y rajaba el piso.
- Criatura mitología que viene hacia mi detén tu marcha o muere.
Esas palabras al parecer dieron resultado ya que esa cosa paro en seco pero no para huir. Sino porque murió, su cadáver se deslizaba lentamente hacia nosotros. Quedando a escasos metros de la puerta.
- Vaya, una quimera testaruda.
- Que fue eso?
- Mi poder, si alguien no hace la paz cuando le digo muere.
El cadáver del animal me daba escalofrió, tenia un cuerpo de león pero dos cabezas una de león con pelaje color miel y una melena enmarañada roja y una de cabra con pelaje blanco y cuernos los cuales parecían enroscarse en ellos mismos, junto a una cola que en realidad era una serpiente de color verde y ojos rojos. Pero me daba mas miedo era el poder de Taratumi.
Kay y Cristopher arrastraron a los pobres chicos a los sillones los cuales estaban llenos de vendas, manchas de sangre. Respiraban con pesadez y como si apenas pudieran en cambio Edward seguía hay de rodillas mientras anubis solo movía las manos como para sacarlo de su transe.
- Bueno. Creo que volvió a quedar en shock.
Acto seguido Anubis lo abofeteo, por un segundo pareció estar muy pálido pero después volvió q su color crema, se levanto como pudo y le dijo algo a los dos dioses que hizo que se miraran con nerviosismo.
Al volver a la sala vimos a un señor sentado, tenia una mascara blanca con líneas en los ojos y su piel por alguna razón era un poco grisácea, Taratumi. La persona mas pacifica que había visto alguna vez se lanzo a atacarlo sin titubear.
Lo cual hubiera funcionado si el tipo no lo hubiera agarrado por el cuello, era demasiado alto y fuerte. Sentía miedo, quería correr y no mirar atrás nunca mas. Lo peor fue su voz, era ronca y pesada sin contar que por alguna razón su voz tenia eco en el lugar.
- No vine a pelear, vine a dar un mensaje. Dile a tu hermano, que lo estaré esperando en la torre del norte.
Y como si fuera un extraño liquido negro desapareció ente las maderas dejando caer a Taratumi al piso, el cual ahora respiraba con dificultad. Al levantarse la casa empezo a crujir. ¿otro ataque?. Las maderas crujían, las paredes se agrietaban y como si fuera una especie de broma de mal gusto, el espacio vacío de la sala parecía crearse un portal el cual destruía cada vez mas la casa.
Hasta que de este salió un tipo con armadura negra y gris, lo mas intimidante era su casco. Parecía un demonio tenia tres pares de cuernos yendo el primer par unos cuernos grandes aunque uno era mas grande que el otro, los demas cuernos seguían el patrón. Y el área de sus ojos. Solo una oscuridad perfecta.
- Quítate la armadura en la casa, rayas el piso.
Como si fuera agua la armadura cayo derretida y desapareció sin dejar rastro, hay pude ver que era el costal de plumas.
- Lo siento, se me olvida que cuando salgo siempre salgo con armadura.
- Descuida, ahora tenemos problemas mas grandes. El estaba aquí y te dejo un mensaje.