Guerreros de Honor

Capitulo I "El comienzo del Odio"

 

Hace mucho tiempo,  antes de que el odio dominara entre los reyes de los imperios, había un lazo que los unían a todos, reinaba la paz entre ellos, a pesar de sus diferencias religiosas, culturales y sociales, llevaban una alianza y una gran amistad. El Rey Elías de “Agoz” y Alnor de “Maleoti” eran grandes amigos, compartían tierras, trabajos, habitantes y reuniones para mejorar las relaciones entre sus subordinados y hombres de confianza, su unión era como si la misma sangre corriera por sus venas, hermandad y amor, respeto y preferencia uno a  otro, y cuando juntos combatían y unían fuerzas hacían grandes hazañas y ganaban grandes batallas.

Una noche en el palacio de Agoz se encontraban todos los reyes reunidos celebrando al segundo hijo de Elías; “Eli” quien hacia tan solo días de nacer. La alegría de todos se expandía tras la gran fiesta por el heredero al trono, el varón, quien un día estaría ocupando el lugar de su padre.

-Felicidades por tu primogénito Elías, ya es el segundo y este es el heredero, un varón- levanto una copa de cristal Alnor, sintiéndose orgulloso de su amigo, con una gran sonrisa en el rostro, pensando que nada podría fortalecer más su lazo de amistad que su hijo, y el hijo de Elías crecieran y se hicieran grandes amigos, tal como ellos lo eran.

-Gracias, compañero- chocaron las copas y dieron un trago. Respiro profundo enorgullecido, alegre, como si hubiera alcanzado la mayor victoria de todos los tiempos, tener un hijo varón para todo rey era un gran honor.

-Las estrellas están hermosas ¿no crees?- dijo él mirando tras cielo descubierto de la terraza del palacio, un lugar agradable y abierto, donde Elías se sentaba en sus tiempos libres a tomar aire y observar las estrellas en las noches.

-Sí, en esta terraza la vista es maravillosa- agrego Elías mirando al cielo.

-Hoy se cumplen 24 años de nuestra amistad, un motivo más para celebrar- Alnor reía y bromeaba dándole un suave puñetazo a Elías en el brazo.

-Gracias por estos años amigo, ¡Dame un abrazo!- rió Elías estrechando sus brazos musculosos. Ambos se dieron un rustico abrazo y chocaron sus puños.

-Espero no sea el último, igual que tus hijos- bromeo Alnor soltando una carcajada.

Ambos se sentían orgullosos de haber llevado una amistad a tantos años y con muchas cosas en común, haciendo que temblaran ante su unión, que  en cada rincón del continente respetaran su lazo con gran temor y cuidado.

-Estoy seguro que vendrán muchos más- dijo el rey tomando un sorbo.

-Volvamos a la cena- Alnor tomo la espada del muro e hizo señas hacia dentro del palacio mientras atravesaba la puerta de regreso.

-Iré enseguida, debo agradecer a  Dios por mi hijo- Elías miro al cielo y entono sus palabras más sinceras. -“Padre… Hoy me has iluminado un día más de  vida, de los años que me has concebido vivir, este ha sido un gran anhelo cumplido, te pido que le des salud y que me des la sabiduría necesaria  para guiarlo como futuro rey, comandante, líder y llevarlo a tu camino de verdad, Amen-

 Alnor caminaba por el pasillo y tomo las escaleras que bajan hacia el comedor.

-¡Apártate Colit!- cayo por las escaleras Alnor.

Su espada en mano salió desprendida y atravesó a Colit, esposa de Elías, cayendo Alnor encima de ella, la sangre se esparció por el suelo y la reina soltó un aliento fuerte y un respiro profundo. Alnor se levantó rápidamente de ella.

-¡Reina Colit!- grito Ema, reina de Neshef, corrió hacia ella y la sostuvo en sus brazos, llenándose de sangre – No hables por favor, no malgaste el poco aliento que te queda-

Eli… Fueron las últimas palabras de Colit, con un  soplo de vida respiro por última vez y su corazón se detuvo, Ema retiro la espada de su pecho dejándolo libre, y su sangre se esparcía.

-¿Qué ha pasado?... pregunto Elías asustado, y agitado de correr al escuchar aquellos gritos.

-Está muerta- aclaro Ema empapada de sangre, aterrada, aun asustada y mirando el cuerpo de la reina

 Elías miro el cuerpo de su esposa aterrado, el miedo y el asombro invadió todo su cuerpo, respiraba con dificultad, aun estupefacto por lo que sus ojos miraban, no caía en cuenta de que había ocurrido. Corrió y el tomo en sus brazos, tocaba la herida de su pecho y lágrimas corrían por su rostro.

-¡Colit! ¡Colit! ¡Vuelve!- gritaba Elías desesperadamente, con toda su vestimenta llenadose de sangre -¿Cómo pudiste dejarme con tu hijo recién nacido?, eras todo lo que tenía- seco sus lágrimas y se levantó –¡Alguien explíqueme lo sucedido!- pregunto,  mirando a su alrededor. –Mientras, llévense el cuerpo de la reina servidores, necesito rreglar esta atrocidad-



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En el texto hay: muertes, profecias, batalla de imperios

Editado: 08.05.2019

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