Guia definitiva: Como enterrar a 5 alfas.

3

Hernán no se percató, pero sus labios se abrieron ligeramente debido a la impresión.

—¿Necesitas algo? —Selián tomó la palabra en el silencio que se había formado, por segunda vez.

Hernán posicionó su vista en los papeles intentando saciar su curiosidad, y porque quería confirmar si sus sospechas eran ciertas.

¿Era un hombre comprometido??

Sintió un hormigueo en su estómago cuando lo confirmó, lo era.

—Oh, ¿quieres hablar de tu proyecto? —acertó, a Selián le costó entender las intenciones del omega, pero las expresiones que hacía le resultaban adorables, lo suficiente como para actuar de forma amable frente a su compañero de proyecto.

Los demás alfas quedaron algo interesados, pero no se atrevieron a hablar, nadie se atrevía a cuestionar a un Vasil, mucho menos a Selián. Pero él resultaba tener una personalidad muy cortés y agradable frente a los demás.

—Perdón, no les he presentado apropiadamente —comenzó Selián, sus palabras tomaron por sorpresa al más pequeño de las personas de ese grupo, Hernán miró a su al rededor, para terminar dándose cuenta de que la persona a la que se refería era a él —Él es Hernán, es el dueño del proyecto que el profesor tanto presume a la universidad —explicó paciente, y Hernán abrió más los labios.

Lo amaba por eso. Un alfa que reconocía estar por debajo de un omega, merecía ser amado por todos, concluyó Hernán. Todos los prejuicios que tenía por ese hombre se esparcieron, no existía lugar en su ser en que pudiera juzgarlo nuevamente.

Hernán sintió como las miradas se dirigieron a él tan pronto como Selián terminó de hablar, no eran miradas de superioridad ni de hastío, sino de admiración, no le miraron por encima del hombro, ahora, Hernán, por ese instante se sintió a su altura, incluso si era mucho más pequeño. Hernán sonrió, sonrió de una forma tan diferente a las demás veces.

—Increíble, escuché que el proyecto obtuvo un visto bueno por parte de la empresa “JUO” —expresó una alfa, dirigiéndose a sus otros amigos —Lo sé porque mi padre es el mayor inversionista de esa empresa.

Pero Hernán seguía pensando, no pudo escuchar esa noticia, aquella la llenaría de una emoción desbordante, en cambio…

Escogería la cuerda más suave para amarrar a Selián, lo merecía por tener una pizca de humanidad a comparación con todos los demás. Hizo falta que un alfa lo reconozca para que los demás lo siguieran ciegamente, como un ganado de ovejas, odiaba eso. Odiaba necesitar de alguien más para destacar. ¿Por qué las cosas tenían que ser así? Era un hombrecillo brillante, incluso su proyecto fue reconocido, ¿por qué ese alfa se llevaba todo el crédito?

Como sea. Hernán intentó que aquello no desmotivaran su objetivo.

—Claro, necesito hablar contigo sobre eso… —aclaró Hernán, sentándose en la mesa, en el lugar más cercano a Selian, nadie había tomado ese asiento, asi que Hernán no lo entendió.

Aunque detestaba admitirlo, era un omega que solapaba un atractivo descarado, no lo presumía mucho, odiaba a los alfas que se pegaban a él debido a eso y el incidente de hace mucho tiempo lo habían hecho desconfiar, pero ese momento era realmente importante.

Los alfas eran fáciles de manejar, al menos para Hernán eso estaba claro. Solo tenía que jugar un par de veces con el suave movimiento de sus piernas y girar levemente la cabeza para tocar sus labios y mirar fijamente, no era un hombre presumido, pero sus ojos eran muy alagados. Si eso no era suficiente, podía ir hacia un extremo, tal vez jugar con su cuello y la desnudes de su clavícula. Y todo eso para atraer la atención del único alfa que le interesaba.

Incluso dobló débilmente su espalda para destacar sus atributos, y el segundo movimiento fue el ganador: pegó su cuerpo al del alfa y se restregó en él, con movimientos cortos y apresurados, era la acción más desesperada que había cometido en su vida, luego estaría realmente avergonzado, pero por alguna razón, su juicio comenzó a nublarse desde hace tres movimientos atrás, mientras sentía un aroma que lo endulzaba.

—¿En serio querías hablar, o…? —musitó el alfa con una voz pesada. Hernán lo miró desde abajo, su rostro estaba colorado y sus ojos oscuros cristalizados. Lo que quería estaba totalmente claro, mierda. Hernán comenzaba a enfadarse.

Por otro lado, Selián fue muy claro, se despidió de sus amigos, movido por un deseo que desconocía. Llevó a Hernán de la mano hacia uno de los pasadizos menos concurridos de la universidad. Hernán lo siguió con cierta impaciencia, su mente estaba más que nublada, sus pensamientos estaban esparcidos de un lugar a otro.

En la oscuridad, Hernán apenas notó el rostro del alfa, pero aun así envuelto por una manta de feromonas, no dudó en lanzarse a él, y Selián no tardó en corresponder. Entre movimientos y besos apresurados, Hernán no entendió lo que estaba sucediendo, pero tenía claro una cosa que volvían todo lo demás absurdo: Se sentía completamente bien.

El olor dulce, tal como había imaginado.

Pese a su inexperiencia, Hernán optó por seguir sus instintos, únicamente lo que sabía que podría hacerle sentir bien. Se subió encima de Selián, cansado de tener que pararse de puntillas, mientras que el alfa lo sostuvo por sus glúteos y cada cierto tiempo, golpeaba su cuerpo contra la pared para aumentar la fricción entre sus miembros. Una sensación demoledora volvía la conciencia de Hernán cada vez más lejana.

Pronto el alfa comenzó a caminar, aunque el dormitorio de Hernán se encontraba hacia el otro lado, recordó que dividían a los alfas y omegas en direcciones diferentes, había una razón y esta era una de ellas. No tardaron en llegar a lo que parecía ser la habitación del alfa. No dejaron de tocarse y desearse en todo ese trayecto y las cosas se volvieron más sofocantes en el momento en que tocaron la cama.

Hernán se quitó la camisa y el alfa comenzó a recorrer cada parte del torso desnudo con besos suaves.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.