Habibi

Capítulo 4: Pocos amigos

Mi día no ha podido ir más como la mierda, recibí una carta de mi padre en la mañana la cual parece un ultimátum y me he cortado casi todos los dedos cuando intenté olvidarme de sus palabras y cocinar. La última vez que supe de Jame Waters fue un año atrás en donde me recriminaba por no ir a visitarlo, sin embargo, hoy se ha puesto un poco más creativo insinuando que es mi deber hacerme cargo de todos sus gastos y que soy tan inútil como mi madre. Genial.

Pasé la mayor parte del día pegada como un percebe a la cama llorando hasta que me he obligado a recomponerme; tomando una ducha y luego algo de comida. Pensando en hacer de este día uno un poco más productivo me sacudo un poco tomando mis cosas entre ellas mi cámara y mi cuaderno de sketches metiendo todo junto con algunos marcadores en un pequeño morral para luego salir del apartamento con la idea de distraerme un poco.

Decido tomar el autobús para acercarme a la reserva natural aprovechando el camino para aclarar un poco mi mente porque no importa cuánto intente desconectarme de mi padre él siempre encuentra una forma de culparme por las decisiones que lo han llevado hasta donde se encuentra actualmente y me toma meses poder regresar a un estado de ánimo estable en donde pueda vivir con el rastro mínimo de culpa. Sin apenas ser consciente, empiezo un conteo mental para saber cuánto tiempo me tomará olvidar el incidente de hoy.

Al llegar a la reserva me adentro a la zona de especies foráneas evitando los grupos de personas dirigiéndome directamente a los cultivos de flor de jade para poder dibujarlas en mi cuaderno; es mi flor favorita tanto por su forma como por sus colores, al ser una enredadera siempre da la sensación de que cae como en gajos mientras que el llamativo color turquesa de sus pétalos la hacen parecer gemas, a su lado las otras flores parecen simples papeles coloridos.

Ensimismada en lo que hago dejo que las horas pasen y con ellas gran parte de los rayos del sol, escuchando un poco de música con los audífonos noto como los dedos de mi mano izquierda empiezan a entumecerse un poco pidiendo a gritos que aparte los marcadores para darles un descanso y lo hago a regaña dientes abriendo y cerrando la mano para alejar un poco el dolor. Cambio el cuaderno por la cámara tomando unas cuantas fotografías de las flores entre otras hiervas aromáticas y así camino por toda la reserva disfrutando de la diversa naturaleza y el microclima fresco debido a los altos y frondosos árboles.

Acomodo los audífonos en mis oídos cuando una nueva canción se reproduce y tarareo de buen agrado en voz baja las palabras de Another Love de Tom Odell dando una segunda vuelta a la reserva para poder seguir tomando fotos incluso a los pocos insectos que pululan por todos lados. No es hasta que el sol se pone por completo que me doy por bien servida y guardo todas mis cosas emprendiendo así el viaje de regreso a casa haciendo varias paradas para poder meter algo de comida en mi estómago.

Para cuando creo poder relajarme una vez en casa el celular comienza a sonar de manera incesante anunciando la llamada entrante de Rose.

— ¿Estás ocupada?

Me desato los cordones de los zapatos meditando en una respuesta que no me comprometa durante la noche.

— Umm acabo de llegar a casa ¿cómo estás?

— Bastante bien ¿y tú? —Mi amiga habla con alguien más antes de regresar a mi— los chicos están planeando salir a comer algo antes de ir a La Perla, nos preguntábamos si querías unirte.

Me deshago de las medias estirando de paso los deditos de los pies y ahogo un bostezo.

— Ya he comido Rosi además tengo algo de trabajo pendiente. ¿Te parece si lo dejamos para una próxima?

Conozco tan bien a Rose que cuando suelta un bufido molesto sé con seguridad que ha hecho un puchero, pero lo dejo pasar porque estoy agotada y simplemente hoy es uno de esos días en los que no necesito estar en compañía de nadie.

— Vale, vale, no vendrás, pero que sepas que Ethan estará devastado.

Frunzo el ceño ante aquello, pero me veo obligada a reír un poco cuando en el fondo Rami se queja.

— Ethan no ha llegado y ni siquiera sabe lo que estás diciendo.

Rose ríe entre dientes y silencia a su novio con lo que creo es un beso.

— Vale, él no sabe nada, pero en mi defensa me ha preguntado desde hace dos días si sé algo sobre las fotos que le tomaste.

Oh, cierto, esas fotos.

— Bueno, siguen aún en la cámara, pero si las necesita puedo pasártelas.

Con voz entusiasmada Rose insiste en que se las de yo misma mandándome luego de la llamada un texto con su número, con ganas de no perder más tiempo con eso me dirijo a mi habitación en donde tomo la computadora portátil y la enciendo conectándola a la cámara para así poder pasar los archivos y mientras lo hace decido mandar un texto a dicho número para que sepa quien soy antes de llenarle el teléfono con fotos de él mismo. Ya me ha pasado anteriormente y la imagen de acosadora no es muy grata.

Su respuesta no es inmediata lo que me hace pensar que quizá está ocupado empezando así a editar una carpeta con las mejores imágenes de su presentación sonriendo ampliamente al notar la poca edición que debo hacer con las fotos, cuando mi celular suena me encuentro escogiendo las últimas fotografías.



#25908 en Novela romántica
#5957 en Joven Adulto

En el texto hay: musica, romance, jovenadulto

Editado: 05.08.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.