*Ethan*
Soy el primero en romper el contacto, pero me cuesta; me cuesta separarme del deseo del cual no era consciente hasta hace unos minutos, joder ¿por qué necesito respirar? La canción que sonaba termina para darle paso a una tonada que me importa en lo más mínimo porque yo solo puedo mirar a la mujer entre mis brazos. Miles de pensamientos recorren mi cabeza gritándome que la abrace fuerte y le bese como nunca nadie la ha besado, pero solo le doy prioridad a una que me indica como debo acariciar sus labios antes de volver a acercarme y eso hago.
Vuelvo a conectar nuestros labios pegándola a mí porque siento que no tuve suficiente con el beso inicial y noto gratamente como sus dedos vuelven a enrollarse en mi cabello, volviendo a ponerse de puntitas para quedar un poco más alta por lo que sin ningún problema la sujeto por la cintura para ayudarla un poco, cuando sus labios buscan los míos y le respondo con un mordisco juguetón.
Me gusta la diferencia de estatura.
Cuando respirar vuelve a ser una necesidad vuelvo a alejarme, esta vez despacio y dejando un último y casto beso a modo de despedida, Penélope quien parece regresar a la realidad me mira con ojos grandes y labios entreabiertos, su sonrisa poco a poco se pierde con los primeros esbozos del arrepentimiento.
Oh no.
— Ethan yo…
No lo digas.
— …Yo…
Dejo mi pulgar derecho sobre sus labios mientras que el resto de mi mano acaricia su mejilla.
— No lo arruines por favor. —Ruego con voz ronca.
Incluso con las pocas luces puedo notar como sus mejillas enrojecen antes de sonreír apenada al disculparse y dejarme solo en un rincón de la pista intentando recuperarme de lo ocurrido.
Tardo unos minutos en recuperarme del todo y carraspeo rascando mi nuca con una tonta sonrisa en los labios emprendiendo mi camino de regreso a la mesa, pero para mi sorpresa Penélope no se encuentra en ella.
Me acerco a la botella de tequila y miro que para mi agrado está a punto de terminarse lo que indica dos cosas; que pronto nos iremos o que pedirán otra. En silencio pido que ansias que se decanten por la primera opción. Mis amigos bailan alrededor de la mesa riendo y saltando por al menos dos canciones de las cuales no puedo seguirles el ritmo, no cuando sigo sintiendo las oleadas de sensaciones que los labios de Penélope causaron al entrar en contacto con los míos y la responsable no aparece por ningún lado, así que sin poder contenerme un minuto más me acerco a Rose tomando una botella de agua en el camino.
— Penélope está tardando ¿fue nuevamente al baño?
Rose al escucharme deja de bailar con Ruben y me mira con ojos vidriosos, claro signo de que ya ha bebido suficiente.
— No cariño, se ha ido a casa.
Oh.
— ¿Se ha ido sola? —Inquiero preocupado.
La rubia niega y alza su voz sobre la música.
— Ha insistido en que Rami la acompañara cuando le comenté que te iba a pedirte que fueras con ella —asegura entrecerrando sus ojos— ¿todo bien entre ustedes?
¿Qué le digo? No creo que sea prudente de mi parte confesarle lo que ha ocurrido entre los dos, así que sin otra opción le miento descaradamente.
— Sí, ¿por qué no lo estaría?
Al escucharme y sin perder su mirada acusadora se encoje de hombros con aspecto divertido.
— Oh, no lo sé, pero espero averiguarlo.
Se que lo hará y por eso necesito hablar con Penélope antes de que lo haga.
— Iré a alcanzarla. —Anuncio sobre la música y enarco ambas cejas cuando Rose mueve las suyas de manera sugerente. — ¡Tiene que mi celular en su cartera!
Vuelvo a mentir soltando una risa y me despido antes de escuchar algún otro comentario de su parte luego de dejarle algo de dinero para pagar lo consumido.
Es pasada la medianoche cuando el enardecido tumulto de jóvenes ebrios del lugar me permite llegar afuera del club en donde tomo un taxi sin perder más tiempo y le mando un texto al momento de meter toda mi altura en el asiento trasero.
SMS: Voy en camino, me gustaría hablar contigo.
Miro por la ventanilla esperando su respuesta la cual tarda unos largos minutos.
SMS Penny: Es tarde y estoy agotada. Hablemos cuando amanezca.
Maldigo en silencio y marco directamente a una llamada, necesito con urgencia algo más que una disculpa en medio de balbuceos. Nos besamos y fue jodidamente genial. Para mi fortuna contesta al cuarto tono, pero su voz es baja y medida lo que me indica que quizá aún se encuentre con mi hermano.
— Penny —suspiro cuando carraspea mi nombre. ¿Por qué me siento determinado?
— Ethan, no quiero ser grosera, pero ha sido un día largo.
El taxi llega finalmente y salgo tan pronto como los billetes salen de mi bolsillo para trotar hasta su pórtico, esto no puede esperar a que amanezca y tenga la excusa perfecta para justificarse.