Habibi

Capítulo 15: Migajas

Para ser honestos esperé llegar al apartamento de Ethan y encontrar una celebración, pero al entrar a la sala y ver a todos charlando sí más no me da buena pinta; lo primero que veo es a Ethan, pero al cruzar las miradas la sonrisa desaparece de mi rostro pues en el suyo hay algunos cortes que me obligan acercarme y preguntar si todo está en orden.  
— Todo perfecto. —Comenta inexpresivo lo que me incomoda un poco y me obliga a cambiar de tema. 
— Vale, entonces. —carraspeo— ¿Cómo les ha ido con Klaus? —Sonrío sacando la cámara de mi cuello para dejarla sobre la mesa frente a mí. 
Vik toma la palabra contando con detalle todo el encuentro mientras Rose me acerca una copa de vino la cual declino educada. 
Atenta frunzo el ceno al escuchar las cláusulas del contrato entendiendo rápidamente el trato casi unilateral del acuerdo. 
— Asumo qué no firmarán —claudico en un suspiro solo para recibir un asentimiento silencioso por parte de Ethan. 
Mmm vale. 
— Pues es una mierda — admito recordándome en el espaldar del sofá.— pero estoy segura de que este no será la única oportunidad de firmar. Ya llegará el producto que realmente valore su talento Y respete sus condiciones.  
Aunque no quiero mirarlo tengo que girar para sonreír cuando agradece mis palabras. 
— Bueno igual el enfoque ahora está en la presentación de La Perla. 
El comentario de Rami llama mi atención, pero la pregunta muere al llegar a mis labios cuando Ethan a mi lado se levanta en dirección a la puerta principal cuando esta es tocada de manera insistente. 
La molesta voz de Pilar inunda el lugar desviando la atención de todos los presentes. 
— Por Dios bebé ¿Estás bien? —Pregunta a mis espaldas. 
Reprimo las ganas de rodar los ojos pero la risita de Rose me indica que quizá solo quizá lo he hecho de todos modos. 
— Si, descuida luego te cuento. —Ethan responde. 
Suspiro y tomo mi celular para revisar las llamadas y los textos que nunca llegaron y así poder evitar la mirada acusadora de mi amiga.  
Rose por supuesto tiene otros planes. 
— Penny ¿tomarás las fotos de los chicos en el recital? 
Elevo la mirada y me encojo de hombros porque hasta hace unos minutos no tenía conocimiento de nada relacionado con alguna presentación en La Perla. 
— No sé de qué hablas. —Admito apenada. 
La mirada de los pelirrojos viaja inmediatamente a Ethan quién regresa a su asiento con Pilar ahora sobre su regazo. 
— La alcaldía local celebrará el día de la música y ha dispuesto varias tarimas con diferentes géneros musicales por todo el lugar, La Perla por supuesto es el escenario alternativo y nos presentaremos en el este fin de semana. 
Esa es una buena noticia. 
Sonrío de manera sincera mostrando mis dientes. 
— Felicidades —admito y tomo la cámara encendiéndola— bueno puedo tomar las fotos si gustas claro. 
¿Por qué me siento tan extraña?  
Mentir se me da tan bien como hablar, pero no puedo evitar apartar el rostro cuando Pilar besa los labios de Ethan, limitándome a configurar un poco la cámara me excuso en la reunión para tomar fotos y alejar a mis pensamientos del malhumorado chico al lado mío.  
— Si estás libre sería genial. 
Comenta Ethan al final luego de lo que pareció una eternidad y no puedo hacer más que a sentir y fotografiar nuevamente a todos los presentes. 
— Penny voy a rellenar las copas ayúdame por favor. 
Mis ojos viajan inmediatamente a mi amiga y le sonrío sincera para luego levantarme  después de excusarme y así dirigirme junto a ella a la cocina. 
— Es doloroso ver el ridículo juego entre Ethan y tú y antes de que me digas que estoy loca déjame hacerte una pregunta. 
Una vez en la cocina froto mis manos sobre el rostro mortificada manteniendo el silencio para que mi amiga continúe. 
— ¿Por qué? ¿Porque te auto flagelas  tanto? Tanto te odias qué prefieres morirte de los celos al verlo con alguien más que simplemente alejarte o encarar la realidad.  
Me desinflo. 
Contengo mis sentimientos. 
No lloro. 
Penélope no llores. 
— No lo entiendes —comento carraspeando.  
Rose detiene sus movimientos. 
— Sé lo que es la dependencia cuando la veo y me duele verte intentando encontrar la estabilidad que tanto quieres en ese capullo.  
Auch. 
Cuento hasta diez dos veces y sonrío, pero sé que solo es un amago de sonrisa. 
— No puedo estar con Ethan. 
Aseguro susurrando con el rostro desfigurado temerosa que alguien más puede escuchar mis palabras. 
— ¿Por qué? —Inquiere mi amiga. 
Me encojo de hombros. No puedo confesar aquello. No hoy, no ahora. 
Rose suspira ante mí negación y me abraza. 
— Me preocupo por ti, lo siento si mis palabras fueron muy duras.  
— Lo sé —musitó y limpio las estúpidas lágrimas antes de recomponerme—  hay muchas cosas que no sabes y que en algún momento te diré, pero no será ahora. Te lo prometo. 
Rose accidente y acomoda mi cabello tomando una postura más comprensiva. 
— Lo sé, lo siento. —Sonríe un poco— entonces hagamos algo; ve a casa y tomo una ducha luego de media hora llego para ver películas de mierda y comer helado ¿te parece? 
Río un poco y acepto de buen agrado. 
Ese es un excelente plan. 
Pero aunque es un excelente plan debo esperar al menos un par de minutos antes de alejarme de lo contrario todos notarían que algo anda mal y levantar la atención de Pilar en este momento es como pararme frente a un cañón esperando que la bala me atraviese a quemarropa. 
Molesto e innecesario. 
Así que sin más que hacer ayudo a Rose para rellenar las copas antes de entregarlas para luego desviarme al baño y tomar un respiro. No puedo seguir en negación es evidente que siento cosas por Ethan, pero no estoy dispuesta alejarme. Soy así de masoquista. 
Suspiro y me miro en el espejo, respirando profundo varias veces antes de lavarme el rostro y retomar con gesto amigable la estúpida farsa en la que me he convertido últimamente. 
Al verme Ethan se remueve en su asiento y aunque es evidente que muere por decirme algo decide simplemente desviar la mirada integrarse rápidamente en la conversación que los pelirrojos tenían junto a él. 
Vamos Penélope, esta no es la primera vez que te toca fingir que todo está bien. 
Al sentarme en uno de los asientos disponibles Pilar de muy buena manera decide cuestionarme porque no estoy bebiendo y que sea tan amable conmigo no hace más qué fastidiarme porque por alguna razón ella no me agrada. 
Su voz es tremendamente molesta. 
— Hoy no estoy y de ánimos para beber es todo. 
Comento con una sonrisa que estoy segura no llega mis ojos, pero me veo obligada a detener mis palabras cuando un ligero toque se hace presente en mi antebrazo derecho. 
Al girarme noto a Rami con su característica sonrisa de medio lado acercarse hasta hablarme al oído. 
— Mi hermano es un capullo, pero lo que sea que lo tenga de mal humor tú no eres la responsable, descuida. 
Huh, supongo que mi rostro debe estar peor de lo que pensé. 
— Descuida tu hermano me tiene sin cuidado. Me tiene preocupada es el hecho de que tenga el rostro como lo tiene. ¿Acaso no debería estar en urgencias? 
Inquiero desviando el tema perfectamente de mi estado de ánimo. 
Rami arruga rostro llevando la copa sus labios para luego soltar una carcajada seca y llena de humor. 
— No es la primera vez que se pelea y en todo caso deberías verle el rostro al otro tipo. 
¿No es la primera vez que se pelea? Aquel comentario inocente de Rami no hace más que hacerme cuestionar que tan bien conozco al chico que quiero besar hasta que quede sin aliento.  
Me detengo. 
¿Hasta quedar sin qué? 
Niego con la cabeza y sin perder la sonrisa me levanto con el celular en la mano excusándome para ir por agua. 
Me alejo. 
Necesito alejarme. 
Regresándome la cocina revisó rápidamente el celular intentando en vano desviar mi mente de los labios del tipo que conscientemente está ignorándome desde que llegué. 
Pido un taxi. 
Sirviéndome un poco de agua aprovechando que me encuentro en la cocina bebo intentando tranquilizarme una vez más cuando el dueño de todo mi estrés entra con la bolsa de guisantes dejándola sobre la encimera. 
— Lamento lo de Pilar puede ser un poco entrometida a veces. 
Lo miro. 
— Soy la única que no está bebiendo obviamente voy a llamar la atención. 
Le resto importancia a su comentario sonriendo un poco y dejando todo lo usado al beber agua en su lugar.  
— Penny… 
Ethan comienza hablar pero se ve interrumpido por sus propios pensamientos simplemente se queda callado y agradece por mi presencia, mis buenos deseos y mi acompañamiento en el recital del bar.  
s quedamos mirando por un momento y parece que va a decir algo más, pero mi celular suena sobresaltándome. Al ver el número muerdo la cara interna de mi mejilla. 
— Es mi taxi, debo irme. 
Comento antes de alejarme sin esperar una respuesta y me encamino a la sala en busca de mis pertenencias despidiéndome de todos con la mejor sonrisa en el rostro afirmando que debo irme pues ha ocurrido algo con mi gato. 
Otra mentira más que anexar a la lista. 
— Podemos acompañarte si es grave. 
Colgándome la cámara en el cuello miro a Ethan. 
Él parece no entender. 
Que entre más tiempo me permita estar aquí, es más tiempo en el que me sentiré como una mierda y es más tiempo en el que seguiré mintiéndome en que esto puede funcionar. 
Obviando la mirada entrecerrada de Pilar me alejo de todos desechando educada la proposición de Thys y salgo en busca de mi viaje a casa. 
Sé que hablaran de mí en mi ausencia, sé que se cuestionarán la  veracidad de mi ridículo pretexto, pero ya no importa, porque no debí venir en primer lugar. 
Al llegar a casa luego varios minutos enciendo solo la luz del pasillo y saludo a Odín, quien se enreda en mis piernas todo el camino que recorro hasta el baño. Poniendo un poco de música en mi celular me desnudo para tomar una ducha, pero me quedo mirando en el espejo frente a mí; el hematoma en mi pecho ha tomado un desagradable tono verde amarillento y al presionarlo duele menos, pero todavía es visible. 
Girándome sobre mi hombro izquierdo miro mi omoplato notando que el otro hematoma es igual al primero y suspiro entrando finalmente a la ducha en dónde enjuago un poco todo lo malo del día. 
La canción que sonaba se ha terminado para darle paso a una más lenta y deprimente y aunque me siento cabizbaja no necesito ahogarme más en la miseria así que como puedo me seco las manos y la cambio por una más movida y que habla sobre una salir de fiesta sin pensar en los problemas. 
Así está mejor. 
Luego de salir y de cambiarme por ropa que cubra mis hematomas salgo a alimentar a mi gato sin perder las tonadas de la música que ha tomado el lugar de único acompañante optimista de la noche. Me encuentro agotada; física y emocionalmente, mi trabajo no ha hecho más que aumentar en cantidad y mi novio, bueno, mi novio se ha pasado de copas en la mañana y me ha empujado con tanta fuerza que me ha dejado magullada. 
Lastimosamente no es la primera vez que sucede. 
Ya no es el mismo y no sé en dónde tuve la culpa. 
La música se interrumpe por una llamada entrante y me alejo de todo pensamiento soltando un quejido cuando el nombre de Sawyer aparece en la pantalla. ¿Debería contestar?  
Cierro los ojos manteniéndome completamente quieta viendo cómo una llamada rápidamente se convierte en insistentes y molestos sonidos que se rehúsan a  detenerse. 
— Contesta maldita sea. 
El gruñido masculino ahogado por la puerta cerrada me alerta y tensa mi cuerpo completo, Sawyer golpea con fuerza la madera amenazando con tumbarla por lo que me veo obligada a abrir de golpe y encararlo. 
— Tengo vecinos ¿sabes? 
Gruño de regreso apartándose cuando entra sin ser invitado. Evidentemente ha seguido bebiendo, pero no es hasta que se quita su hoodie que le veo el rostro enrojecido y con la nariz vendada. 
— Me importa una mierda tus vecinos —escupe acercándose evidentemente molesto, por instinto me separo.  
— ¿Por qué tienes el rostro así? —Inquiero sin saber realmente si quiero saber la respuesta.  
Sawyer bufa lanzándome una mirada de muerte para luego apartarme bruscamente para ir a la cocina. 
— ¿Haz visto a tus amigos? 
Oh no. 
Ethan es el único en condiciones similares al desastre frente a mí  
— ¿Por qué  peleaste con Ethan? 
Ante mi pregunta Sawyer mantiene su silencio en lo que busca lo que creo es alcohol en mi nevera. 
—Entonces si lo viste. – Ríe sin humor cerrando de golpe la puerta de la nevera, cosa que hace resonar su contenido.— Estoy cansado de él y su estúpida cara. Tú —me señala volviéndose a acercar a mí— tienes que alejarte de él. 
Toma mis brazos con sus manos y me aprieta gruñendo palabras que no entiendo. Su rostro se torna un poco rojo en lo que su mandíbula se tensa por el evidente esfuerzo que está haciendo para no golpear algo. 
Su agarre se torna violento y me veo obligada a levantar una rodilla para golpear su entrepierna liberándome. 
— Tu eres mía, no lo olvides. —Gruñe encorvado por el dolor. 
Jadeo con la vista borrosa y me alejo corriendo encerrando me en el baño con Odín en brazos, tomo mi celular  cuando n manos temblorosas y mando un texto a Rose para que no venga. No puede ver esto. Por mi parte lloro en silencio mientras escucho los pasos acercarse antes de volver a escuchar los golpes sobre la puerta. 
¿Por qué está así?  
— Amor, amor perdóname estoy ebrio y adolorido no se quede me pasa no fue mi intención. 
Tapo mi rostro con las manos y me derrumbo porque no puedo más; esto no es vida, no es estabilidad. Esto está mal. 
No merezco esto. 
Algo se quiebra dentro de mí, algo que finalmente se ha destrozado en mil pedazos y mientras todo a mi alrededor resuena con fuerza lo único que puedo escuchar son mis pensamientos. 
<<Es suficiente.>> 
— Ya no quiero estar contigo.  
Me escucho decir mientras al otro lado de la puerta todo queda en silencio. 
Se siente bien decirlo en voz alta. 
— No. Tú no quieres eso, estás molesta. —Sawyer comenta como si mis palabras hubiesen sido producto de la confusión— amor hablemos mañana ¿Si? Cuando estemos tranquilos. 
Sawyer James Ryder, eres un hijo de puta. 

 



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Editado: 05.08.2022

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