No puedes venir a construir un corazón que estuvo mucho tiempo roto por ti, no puedes venir a llenar de ilusiones un corazón ensombrecido de tus mentiras y por más que quieras no coloques el peso de tu vida en mis hombros, que ya pesan lo suficiente. ¿No es acaso eso un acto de cobardía? Me estoy desmoronando y en lo único que piensas es que tu pilar más importante se derrumba. ¿Pero que quedá de mis escombros? ¿Que hago yo con ello? De que me sirve tu corazón si el mio ya funciona igual con o sin ti.
Cuando calle no fue por estar de acuerdo, calle por que no quería lastimarte y calle por que mi mente solo podía pensar en que eras un completo mentiroso, que siempre lo habías sido. Pero no te culpo porque cuando me preguntantes si yo confiaba en ti, asentí y sin decir ni una sola palabra te mentí, porque el no te creo resonó en mi cabeza mucho más fuerte que tu voz. Como un eco del cuál no puedo escapar.
Por eso hoy te miro a los ojos y ya no es lo mismo, porque se que ya no veo al hombre que siempre conocí, porque cuando te veo a los ojos y se que has cambiado o tal vez lo hice yo. Dicen que tu padre es el primer hombre en tu vida y hoy se que él primer hombre de mi vida ya no existe, se esfumó entre mis brazos con crudeza. Porque la luz se ha apagado en sus ojos, la alegría en sus gestos son ensombrecidos por sus constantes reclamos hacia la vida y su alcoholismo solo me muestra un hombre lo suficientemente cobarde como para mantener a esta familia a flote.
La vida ha continuado, mi corazón se ha sanado pero no es el mío el que importa en este momento y siento que haz construido tan bien tus mentiras que han consumido nuestro hogar, un hogar que se desmorona cada vez más frente a nosotros. Mi madre te ama, cada parte de ella lucha por ayudarte pero yo no deseo hacerlo y no me culpes de ello, no es egoísta. Quién no quiere ser ayudado no sirve de nada intentarlo y lo entendí, hace mucho lo hice. Pero sigues allí manteniendo a flote la daga que nos hace daño y sin querer soltarnos, pero sin ser capaz de retenernos. Porque nos estamos evaporizando ante tus ojos y eso ha dejado de dolerme. Porque el eco sigue allí en mi mente, recordandome que dejé de confiar en ti y tus promesas.
Pero después de todo te agradezco muchas cosas. A ti mi primer hombre que me enseñó a amar pero que también me enseñó lo mucho que eso duele. Me enseñaste, que incluso el hombre más correcto condena en el nombre del amor y me enseñaste lo mucho que duele aferrarse a escombros de un amor tortuoso....
"El amor propio lográ que dejes de esforzarte por sostener escombros de relaciones que no tienen futuro y te deja vía libre para disfrutar de las cosas hermosas que tiene la vida"