Hada

Capítulo 6

Ha pasado una semana desde que hablé con Vellara, no he soñado con ella, y eso me tiene consternado, no he conciliado bien el sueño, ya que en mi mente solo está ella y sus palabras sobre buscar la verdad, no me he atrevido a bajar a las cámaras subterráneas del castillo y mucho menos ir al castillo abandonado de mi tío.

Sacudo la cabeza para despejar la mente de todos los pensamientos que me abruman, debo concentrarme en luchar por mi trono, antes que mis hermanos. El sonido de la puerta hace que espabile, y dirijo mi visión hacia el objeto, puedo ver tutor de latín, haciendo una reverencia, y ya sé que ha venido a buscarme para mis clases matutinas. No tiene objeto saber latín, ya que esta lengua se está extienguiendo, y solo es usada entre brujos y criaturas extrañas, según los libros antiguos del reino. Miro fijamente al tutor, y no puedo evitar preguntar, algo que tal vez él sepa.

- Murdoc, tu has vivido mucho tiempo en el castillo, eres uno de las sabios más antigus aquí, dime ¿Ha vivido algún brujo dentro de estas paredes? - su vista se torna seria, y frunce su ceño, tal vez he tocado un tema que no debía ser mencionado. 

- Príncipe Asrael ¿A qué viene esa pregunta? - su desconcierto hace que empiece a dudar de su próxima respuesta. 

- Murdoc, cambiaré la pregunta ¿Cómo aprendiste latín? - sus ojos se abren como platos, y su piel empieza a aclararse, puedo notar que sus ojos se desvían hacia el piso, está nervioso. 

- Joven príncipe, no es un tema del que me es permitido hablar a la ligera, está prohibido - tal vez mis sospechas de que él puede conocer algo de la verdad que ha mencionado Vellara, no es tan lejana. 

- Como príncipe del reino, te exijo que me lo digas - sus manos empiezan a temblar, creo que lo he acorralado, pero debo saber, quiero saber, aunque me asusta un poco lo que pueda decir. Intento que mi rostro se mantenga firme, por otro lado Murdoc, toma sus libros y se gira sobre sus talones, va hasta la puerta, pero se detiene en el marco. 

- Príncipe Asrael, su padre es el único que puede permitirme hablar sobre eso, he hecho un juramento de sangre, en no revelar nada a los hijos del rey ni a nadie del pueblo. Si desea saber la verdad, préguntele a su padre, el rey. - cierra la puerta tras esas palabras, y me deja más intrigado que Vellara, entones si existe una verdad. 

Me dirijo a mis aposentos, recuerdo tener un plano del castillo en alguna parte, voy a toda prisa, cierro la puerta tras de mi con llave, necesito buscar con rápidez y sin interrumpciones. Empiezo por la cama, por la ropa colgada, por la mesa de estudio, por el cuarto de baño, y no lo encuentro por ningún lado, me siento en medio de la habitación, y empiezo a recordar. Mi memoria no es tan clara, aunque ver fijamente el piso, ha hecho que mi mente se aclare. 

Debajo de mi mesa de estudio, una tabla de madera está removida, y mi grata memoria vuelve, por alguna razón lo escondí, cuando lo obtuve, o mejor dicho lo tomé del aposento de mi padre cuando era más joven, retiro lentamente la mesa para evitar rayas el piso, remuevo la pieza de madera del piso, y lo encuentro doblado como pergamino. 

Antes de abrirlo, arreglo las cosas tal y como estaban, para evitar que las mucamas noten la dieferencia, antes de abrirlo, siento como el sudor frío recorre mi espalda, y se hace presente en mi frente, quito la cinta que lo envuelve, cierro los ojos para desenrrollarlo, abrojo lentamente mis páropados, y solo puedo ver unas letras escritas escritas. 

- Mihi revelare - conozco esta escritura, es latín, abro lentamente mi boca y pronuncio cada palabra, es cierto que no soy un experto pero conozco cada letra, sé que la palabra es revelame, noto como empiezan a desaparecer las palabras, y los trazos comienzan a aparecer, no puedo evitar soltarlo de golpe, y caer sobre mi parte trasera, me siento desconcertado. 

Me acerco nuevamente al pergamino, y noto como la última línea se termina de unir, puedo ver el plano del castillo totalmente dibujado, mi mano toca cada línea y parece dibujado hace mucho tiempo, la tinta está seca, y me siento asombrado, sin embargo, el sonido de un toque en mi ventana hace que mi vista vaya hacia ella. 

Mis pies no logran moverse, y puedo notar un dulce aroma en el aire, la ventana se abre despacio, pero mi cuerpo no reacciona, mi aposento se torna blanco, y solo puedo ver un vestido blanco que entra por mi ventana. Cierro los ojos instintivamente, aunque la fragancia del aire se me hace muy familiar. 

- Asrael - una voz de mujer dice mi nombre, no tengo miedo, así que abro mis ojos uno por uno, puedo ver a una mujer flotando de un lado a otro en toda mi habitación, su vestido blanco es precioso, parece hecho de una tela divina, ya que tiene un brillo sin igual. 

Finalmente, la mujer se posa frente a mi, mi vista la analiza, su cabello plateado, largo y liso, su piel es blanca como la luna, lleva una especie de corona hecha de flores, y sus orejas son puntiaguadas. Es muy hermosa. Sus ojos carmesí me miran fijamente. 

- ¿Quién eres tu?- digo indiscretamente, la mujer sonríe ladino. 

- He visto que has escontrado el mapa, que ni tu padre pudo abrir - mis ojos de asombro no se hacen esperar, ¿Cómo conoce a mi padre?.

- Somos algo cercanos, tal vez algún día lo sepas, aunque parece que lo sabras más pronto de lo que creí-dice suavemente  mientras acorta la distancia entre los dos, y siento como si hubiera leído mi mente. 




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