Hada de hielo 3

Capitulo 3

Tanto la humanidad como las hadas estaban tomando sus propias medidas de seguridad, mientras tanto, las demás razas que estaban esparcidas alrededor del mundo, cada quien tenía un líder innato que decidieron llamar rey, en total, de las 80 mil razas distintas que había en la nave del emperador, 4 de ellos fueron nombrados reyes, 3 de ellos por su clara superioridad en fuerza bruta y tan solo 1 fue elegido por su gran conocimiento y liderazgo. Cada uno cubría un continente distinto, sin embargo, no existían barreras para los habitantes de estas razas, cada quien podía entrar y salir del continente de cualquiera de estos reyes, a excepción de las hadas quienes los exiliaron de su continente y el de los humanos que, por razones obvias, no las querían cerca.

De esta forma, el mundo comenzó a girar en torno a deseos, algunos egoístas, otros llenos de maldad y otros… llenos de esperanza, queriendo creer en la posibilidad de que el mundo pueda ser un lugar mejor.

Sin embargo… ese sueño, aún está muy lejos de cumplirse.

Nos ubicamos ahora en el continente del ala. Cinco años han pasado desde aquel suceso, ahora el hibrido entre humano y hada llamado Naila, se encontraba quizás en su punto de aprendizaje mas importante. Tanto poder… conllevaba una gran responsabilidad, ahí es donde entra Melisa, quien a estado al cuidado de ella todo este tiempo, ¿Sera capaz de contener las emociones de Naila?, una niña con mas poder que su propia madre, era impensable, pero una realidad, Naila a sus 5 años de edad, era mas poderosa que incluso Tala y Zakia en su máximo poder de la unión.

—¡Yaaaajuuuuuuuu!

Naila corría de arriba abajo sin parar por el bosque.

—No se esconderán de mi por siempre jeejje— Dice mientras observa detenidamente en la copa de los árboles.

A paso sigiloso se acercaba a un árbol hasta que, aplicando un poco de fuerza, sacudió el árbol entero mientras lo congelaba en el proceso.

—Chale, lo volví a hacer…— Dijo preocupada —Mamá me volverá a retar— Alza la mirada al cielo —Pero…— Sonríe —¡Las encontré!

Naila pegó un brinco, congeló inmediatamente el suelo y el árbol cayó en trozos de hielo mientras que ella quedaba flotando en el aire, se rio ligeramente y con una sonrisa muy grande dijo, “¡¡Perdieron!!”. Las demás hadas que se escondían de ella se rieron y la sujetaron llevándola a tierra firme.

—Eres muy buena en esto Naila— Dijo una de las hadas.

—Sin duda, eres increíble— Observa con admiración —Y tus poderes son impresionantes, congelas cualquier cosa con el mínimo esfuerzo, me es imposible pensar que alguien podría vencerte.

—Ni siquiera el señor Tala pudo y eso que en ese entonces tenias 4 años.

—Sisisi, casi que pareces una diosa Naila.

La pequeña observaba al suelo completamente roja con ambas manos en su espalda baja, la vergüenza no le permitía alzar su mirada, por lo que, de su boca, solo podían salir palabras de agradecimiento.

—Gracias haditas… no se que decir… me hace muy feliz que piensen eso de mi…— Sonríe —Espero puedan seguir jugando conmigo.

—¡Claro! — Respondieron todos.

En eso, una voz resuena en todo el bosque.

—¡¡Nailaaa!!

—Ay no… mami ya me está llamando— Dice preocupada observando el cielo —No parece que fuera tan tarde… jump… pero bueno, me tengo que ir— Dice regresando la mirada —Jugamos otro día, chaito.

—¡Cuídese mucho Naila!, ¡Aquí estaremos cuando quieras!

—Chau, chau.

Corrió rápidamente por el bosque sonriendo y sintiendo la brisa que en su rostro golpeaba con suavidad. Esto para ella no era nada, se había acostumbrado tanto al terreno rocoso y lodoso, compensando mucho el hecho de que ella… no a descubierto como poder volar por los cielos.

—¡Volviiii mami!

—Dios mío Naila, mira lo sucia que estas— Dice cruzada de brazos —¿Otra vez jugando con las hadas? — Se arrodilla para estar a su altura y limpiarle la carita.

—¡Chi!, me divierto mucho.

—Si ya veo eso, pero bien podrías jugar con tus hermanos aquí en casa.

—Ellos no pueden seguirme el ritmo, los dejaría atrás en un instante.

—No todo requiere que te estes moviendo bruscamente— Le jala ligeramente la oreja —Si tienes paciencia, puedes compartir muchos bonitos momentos con ellos, incluso conmigo.

—……— Agacha la mirada —Entiendo… intentare controlarme.

—Eso espero eh.

—Chi— Dice con un tono triste.

—Dios mío…— Se levanta suspirando —Eres igualita a él— Sonríe.

—¿Uh?, ¿A… él?

Ella quedó pensativa, dándole vueltas a algo que no se lo había planteado con mucha seriedad. Su corazón se estremeció y comenzó a desear, a imaginarse el rostro que le era imposible de recordar. Es aquí donde comenzó a cuestionarse, por qué razón… no tiene un padre a su lado.

—Bien, vamos a darnos un baño y de ahí a cenar.

—O-oki mami— Dice mientras se hundía en un mar de pensamientos.

Ambas se cambiaron y se dirigieron al baño natural que tenían atrás de casa, dentro de este ya se encontraba Irene y Evans jugando en el agua.

—Oigan ustedes dos, no alboroten mucho el agua quieren.

—Oh… ya llegaste mami y Naila— Sonríe Irene —Bienvenidas.

—Buenas madre…— Dice Evans mientras observaba a la lejanía —Hola… Naila.

—Bueñas— Se dirige al agua para estar a la par de sus hermanos —¿Cómo están?, consiguieron hacer eso que dijeron.

—Lastimosamente no, aun me es difícil crear algo como un juego de mesa, no tenemos suficientes materiales, habrá que ir al centro que es donde tienen de todo, pero ninguno de nosotros sabe volar, ni siquiera Naila, aparte de eso mami suele estar ocupada así que ni modo.

—Entiendo… pero ¿Qué pasó con el balón del otro día? — Cuestiona Naila inocentemente.

—Tu… lo congelaste— Dice Evans con algo de miedo.

—Oh… cierto… te di en la cara con eso jejej… — Observa avergonzada —¿Me perdonas?

—Lo intento… pero me da miedo que lo vuelvas a hacer.




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