Hagamos un trato

Capítulo 10

Todavía recuerdo la emoción que sentí aquel día, a la salida del colegio, Guillermo, un niño dos años mayor que yo y primo de Sofy, me pidió que fuera con él a la fiesta. Era guapísimo, cabello rubio, ojos claros, alto, último año y del equipo de futbol de la escuela. Era también el primo hermano de Sofy, quien había cumplido con su parte y le había pedido que me invitara, así como yo le había pedido a Tomy que le invitara a ella.

Llegué a casa corriendo, agitada y feliz. Entré a la cocina para contarle a mamá la buena noticia.

—¡Guille me ha invitado al baile! ¡¿Lo puedes creer?! —grité.

Mi mamá me miró atónita y luego miró a Tomy, que estaba sentado a la mesa tomando un chocolate caliente y con una rosa amarilla en la mano.

—Oh… eso es… bueno —dijo mamá y su voz no sonaba como si estuviera alegre.

Tomy se levantó de la mesa y sin decir nada salió de la casa, no sin antes cerrar la puerta con tanta fuerza, que casi rompe los vidrios de las ventanas.

—¿Qué le pasa? —inquirí.

—Creo que él venía a invitarte a ti —dijo mamá observando la rosa que quedó en la mesa.

—¿Qué? ¿Por qué? Ya habíamos hablado de que él debía invitar a Sofy —dije confundida—. Ella y yo quedamos en que yo haría que él la invitara y ella le diría a Guille que fuera conmigo.

Mamá se sentó y me observó.

—Tomás siente cosas por ti, yo ya me había dado cuenta hace rato, pero hoy lo he confirmado —agregó—, entiendo que a ti no te guste, que no lo veas como ves a Guille, pero es tu mejor amigo y tienes que ser clara con él. Si no lo haces, las cosas entre ustedes irán mal y perderás su bonita amistad, hija.

—No lo puedo creer, ¿le gusto a Tomy? —inquirí por fin dándome cuenta que mi madre tenía razón.

Ella asintió.

—¿Por qué? —quise saber.

—Porque eres bonita, porque eres su amiga y te conoce como a nadie más, porque se siente a gusto contigo…

—Yo también me siento a gusto con él, pero eso no quiere decir que lo quiera como algo más que un amigo —añado.

—Hija, no hay una regla matemática que nos enseñe de quién enamorarnos y de quién no, solo te digo que seas sincera con él, dile que tú no sientes lo mismo, pero que lo quieres como a un amigo o a un hermano, y que su amistad es importante para ti. Quizás él lo entienda —susurró mamá.

Yo la abracé, estaba feliz por lo de Guille, pero triste por encontrarme en esta situación con Tomy, nunca imaginé que podíamos ser algo más, simplemente no lo había pensado.

—Es un buen chico y un buen amigo, traten de arreglarlo —añadió mamá.

Mi mamá era una gran mujer, hablaba conmigo de mis cosas como si en realidad fueran importantes, yo era solo una niña empezando la adolescencia y sentía completa confianza en ella para contarle todo.

—Tomy y yo nos besamos en mi cumpleaños pasado —confesé.

Mamá, que ya había empezado a recoger cosas de la mesa, se quedó perpleja y me observó.

—¿Cómo? ¿Te besó? —preguntó.

—No, hicimos un trato, queríamos practicar y darnos ambos nuestro primer beso —susurré, tenía algo de vergüenza ante aquella confesión.

—Apuesto a que el de la idea fue él —añadió y sonrió cuando yo asentí—. Está claro que lo que deseaba era besarte y tenía la esperanza de que eso hiciera que tú sintieras algo por él.

—No lo había pensado así —murmuré.

—¿Qué sentiste?

—Fue bueno… fue bonito…

Mamá negó con la cabeza.

—No hagas tratos de esa clase con tu mejor amigo, Sol, confundir los límites es el camino para el desastre. Al menos si no estás segura de lo que sientes.

—Lo siento, pensé que sería una buena idea —admití.

Mamá me besó en la frente y luego me abrazó.

—Buscaremos un lindo vestido para el baile, trata de hablar con Tomy antes, ¿está bien? —inquirió.

—Lo haré —prometí.

Pero las cosas no se dieron. Tomás no me quería ver y se pasaba encerrado en su habitación con sus juegos. No atendía mis llamadas ni respondía mis mensajes, me enteré por Sofy que la había invitado al baile, mi amiga estaba feliz, y yo empezaba a sentir que no fue tan buena idea lo de intercambiar las parejas.

En ese par de días que faltaba para el baile, me puse a imaginar cómo sería que Tomy y yo fuéramos juntos, me pregunté si me volvería a besar, si me tomaría de la mano. Me imaginé a Tomy pidiéndome para ser su novia. No me desagradaba la idea, pero tampoco me parecía algo natural. A él yo lo veía como un hermano, no como a un chico.

Le dejé dos notas bajo su puerta, una solo decía que necesitábamos hablar y que dejara de hacerse del tonto y otra decía que lo quería mucho y que no quería perder su amistad. Ignoró mis dos notas, y su mamá me prometió  que hablaría con él.

El día del baile llegó, mi mamá me compró un lindo vestido y me preparé para pasar una noche divertida, intentando olvidar mi desacuerdo con Tomás. Pero no fue sencillo.

Guillermo estaba más guapo que de costumbre, pero Tomy también lo estaba. Nunca lo había visto vestido así, con un traje oscuro y corbata. El baile era de gala, y nunca antes habíamos ido a una fiesta de ese estilo. Guille me invitó a bailar, y yo accedí, pero no podía dejar de ver a Tomy bailando con Sofy, muy cerca nuestro.

Él me ignoraba, parecía que yo no existía, era como si fuera un fantasma, y eso me dolía mucho. Pero lo que más me dolió, fue ver cuando la besó. Lo vi besarla en medio de la pista de baile, como si fueran una pareja de novios de alguna película romántica.

Sentí un fuego que se me metió por dentro, tuve que aguantarme las ganas de ir a gritarle y preguntarle si acaso lo estaba haciendo a propósito, lo de ignorarme y lo de besarla. Yo sabía que ella no le gustaba, ¿por qué lo hacía entonces?

Guille me invitó a salir al patio, y yo acepté. Necesitaba un poco de aire para respirar. Caminamos por los jardines de la enorme casa de Loli, y cuando estábamos un poco alejados, él me empujó por un árbol y me comenzó a besar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.