Hagamos un trato

Capítulo 26

«Sol y Tomás.

¿Cómo está el mundo? ¿Del revés?

Hace muchos, muchos años, cuando eras pequeña, hija, solía cantarte una canción que a mí me cantaba mi abuela cuando yo era niña. Se llamaba el Reino del Revés. ¿La recuerdas? Decía así: Me dijeron que en el reino del revés, nada un pájaro y vuela un pez, que los gatos no dicen miau y dicen yes, porque hablan mucho inglés.

Bueno… cuando me enteré hace un par de años de que este lugar se estaba preparando, no dudé en planificar una visita, quería que fuéramos juntas, pero los planes no siempre se cumplen, así que cuando entendí que no sería posible, me apresuré a organizar un día allí para ustedes. Pensé que sería bueno para identificar lo que quería que entendieran en esta segunda parte de la aventura.

Sí, te conozco, y sé lo mucho que te cuesta hacer cosas sin pensarlas, irte a un lugar sin saber a dónde, sin tener la certeza de qué es lo que harás allí, sin planificarlo todo antes. Sé lo mucho que odias los deportes extremos y el miedo que te genera tirarte de una tirolesa. Espero que no haya sido demasiado, pero lo que quería era mostrarles la fuerza y la vitalidad que genera salir de la zona de confort.

Siempre escuchamos hablar de eso, pero ¿qué es en realidad? Para mí estar en la zona de confort es estar en medio de lo conocido, lo que nos es cómodo y seguro. Mi enfermedad me sacó a mí de esa zona, me robó toda la certeza y la seguridad que tenía. Cada uno de ustedes puede pensar en algo que le haya robado esa oportunidad y ver cómo han reaccionado a ello. La mayoría de las veces luchamos y hacemos hasta lo imposible por regresar a ese lugar en el que nos sentimos a gusto, pero muchas veces, como en mi caso, eso no es posible.

Hoy tuvieron que haber experimentado cosas que los sacaron de allí, cosas que no tienen mucho sentido y que le hacen a uno pensar en que el mundo está del revés. Pero a veces, no es el mundo el que está del revés, sino nosotros mismos, ¿no lo creen? ¿No se han sentido así un montón de veces? ¿Será que el mundo no encaja con nosotros o somos nosotros los que no encajamos en el mundo? Quién sabe… ¿Quién tiene la razón? No importa.

El mundo del revés solo es una manera de ver las cosas desde otro punto de vista. Me dijeron que les darían disfraces en vez de ropa. ¿Quién impuso las reglas de la moda? Me imagino que se sintieron ridículos al principio, ¿pero siguieron sintiéndose así cuando vieron que todos los demás vestían igual de ridículos? Al final, todos estamos usando disfraces, todos nos escondemos de algo o de alguien y llevamos máscaras que cambiamos constantemente según el auditorio al que nos enfrentemos. Al final todos somos niños disfrazados de adultos intentando vivir una existencia segura dentro de los límites que nos imponen las leyes de cordura social. ¿Quién ha escrito aquellas leyes? ¿Cómo sería el mundo si las leyes las impusieran los niños?

Salir de la zona de confort también tiene que ver con la capacidad de adaptarnos a las nuevas circunstancias de la vida y disfrutarlas. A mí me costó, aceptar mi enfermedad y adaptarme a ella no fue sencillo. Pero ¿qué tal les va a ustedes? ¿Cómo te has adaptado, Sol, a la idea de que el mundo que planeaste cuando eras niña no se cumplió como lo esperabas? ¿Cómo te has adaptado a aceptar que Tomás no es el chico que imaginaste y que no ha seguido el guion que tú escribiste para él? ¿Cómo te has adaptado, tú, Tomás, a la idea de que tus errores te han costado caro, pero que ya no hay nada que puedas hacer al respecto? No puedes borrar el pasado por mucha culpa que sientas o por mucho que lo desees, ¿qué has hecho al respecto?

¿Cuál es la zona de confort en la que viven? No estoy hablando de un sofá cómodo frente a una chimenea en una cabaña caliente en medio de las montañas. Estoy hablando de que la zona de confort de cada uno puede ser el rencor o puede ser la culpa, porque ese lugar, aunque no sea cómodo, nos hace sentir seguros, menos vulnerables, y nos aleja de la incomodidad que nos genera tener que enfrentarnos a aquello que tememos, a nuestros sentimientos. ¿No les parece?

Piénsenlo,

Los quiero…

Milagros.

Ya saben, el próximo sobre se abre en un mes. La tarea es ahora intentar salir de la zona de confort, afronten sus miedos, enfrenten sus dolores, escuchen su corazón».

Cuando Tomás acaba de leer la carta, los dos estamos llorando. No hacemos ni decimos nada, solo nos acostamos. Normalmente, soy yo la que se recuesta en su pecho y él quien me conforta, pero esta vez es al revés. Él se hace chiquito y casi en posición fetal se acurruca por mi cuerpo, yo paso mi brazo por abajo de su cabeza y lo contengo, le beso en la frente y lo dejo llorar. Yo también lloro, pero en medio de esas lágrimas me pongo a cantar aquella música infantil, como lo hacía mi madre cuando yo era pequeña, como lo hacía mi madre cuando quería resguardarme del mundo, cuando quería curarme de alguna tristeza.

Vamos a ver cómo es, vamos a ver cómo es el reino del revés.

***

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