Hagamos un trato

Capítulo 30

Tengo la mirada perdida en la ventana, la noche está estrellada y la luminosidad de la luna llena se cuela por mi ventana. Nos pasamos toda la tarde hablando y recordando, no sé qué hora será, pero al fin he entendido todo lo que pasó.

Siento paz, no estoy enfadada, no estoy alterada, solo estoy, respiro y estoy.

—Me siento culpable —susurro.

—¿Tú? ¿Por qué? —inquiere.

—Porque debí estar a tu lado todo ese tiempo,  no fui una buena amiga… —admito—. Tuvo que haber sido muy duro… No supe verlo, me comporté de manera equivocada…

—Sol —dice interrumpiéndome—. Hiciste lo que podías en aquel entonces, éramos unos niños, tú también lo eras. No era tu responsabilidad cuidarme, guiarme, orientarme. Y no es que no quisieras hacerlo, sé que lo intentaste, hiciste lo que podías para que yo no me perdiera, pero tú tampoco sabías cómo… Mira, con el tiempo entendí algo, éramos los mejores amigos y éramos novios también, pero seguíamos siendo dos personas distintas…

»A esa edad, uno cree que amar es convertirse en la otra persona, acaparar su ser y su mundo. Y no es así, amar a alguien es compartir la vida con esa persona, con sus problemas, con sus dificultades, aceptándose cada uno como es. Nadie puede salvar a nadie, tú no hubieras podido salvarme a mí aunque lo hubieses intentado… Lo único que lamento de todo esto, es que en mi proceso, te lastimé a ti y tú no debías haber sufrido aquello, fue un… daño colateral —susurra.

Su voz es calma y suave, siento como si estuviera en la playa y el sonido de su voz fueran las olas que rompen contra la orilla.

—No me arrepiento de todo lo que viví, al final me hizo crecer, solo me arrepiento de no haberte podido proteger de la tormenta que me sacudió… Te amaba demasiado como para involucrarte y me he sentido muy mal por hacerlo. Luego, me enteré de que estabas saliendo con otros chicos, de que parecías haber superado el dolor y me sentí bien… porque merecías ser feliz…

—No fue así…

—Sí, lo supe cuando tu mamá me llamó y me dijo la verdad. Entonces acepté su oferta porque sentí que te lo debía, que podría de alguna manera aminorar el daño… Ella dijo que sería bueno para ambos, y debo admitirlo, lo está siendo.

Asiento en el silencio y la penumbra.

—Aprendí a vivir más en el presente, cosa que me ayudó a volver a reír, a volver a sentir, a no preocuparme tanto por el futuro ni a torturarme con el pasado. Siempre estoy sintiendo que no merezco las cosas buenas que me suceden, y con ese ejercicio simplemente dejé de pensar así. Luego, con lo de salir de la zona de confort, me he dado cuenta que he estado siendo muy duro conmigo mismo. Ya sabes, te he dicho que me he convertido en mi adulto responsable, y pues, me he convertido en ese adulto que solo exige y exige y nunca perdona… como mis abuelos —admite—, y a causa de eso me he perdido la oportunidad de cometer errores, porque bueno, me da miedo cometerlos, me han costado demasiado caro…

—Comprendo…

—Así es que… le debo mucho a tu madre…

—Yo… yo recuerdo que te sentía mal, sabía que algo no estaba bien en tu vida, y aunque sabía que era lo que te habías enterado de tus padres, pensé que lo estabas encarando mal. No entendía por qué te juntabas con esos chicos, tú nunca habías sido así, tú eras siempre perfecto, bueno, sano. Me enfadé porque quise hacerte entrar en razón y no pude, lo tomé como una afrenta personal, porque no considerabas lo que yo te estaba diciendo. Además te extrañaba, me hacías falta… por eso te perdoné cuando viniste a pedirme que regresáramos.

—Lo sé…

—Y luego, saber lo de Mariana fue… Yo no podía creer que ese fueras tú, me preguntaba quién eras, de quién me había enamorado, quién era la persona que tanto creí conocer y que al final no conocía. Dejé de creer en todo, ¿cómo podía confiar en nadie si la persona en la que más confiaba me había fallado? Te imaginaba con Mariana y me dolía, sabía que iban a tener el niño y pensé que tú y ella… Nadie me dijo nada, mamá quería que yo enterrara la historia, que la superara, que no buscara respuestas…

—En ese momento quizás era lo mejor —susurra.

—Cuando viniste antes de irte, no pude negarme a tu tregua, por más que estaba dolida. Te amaba, todavía veía en tus ojos a mi mejor amigo, a mi novio. No entendía nada… y dolía tanto…

—Lo sé, lo sé…

—Sentía que el alma se me desgarraba, Tomy, que el corazón se me había quemado y estaba en carne viva… No hay peor dolor que perder la confianza en alguien, no hay peor dolor que la traición.

—Si te sirve de consuelo me traicioné a mí mismo, así que sé de lo que hablas.

—Me era imperdonable un error así, vivía más cómoda en el rencor y en el odio, porque eso de alguna manera despertaba el enfado y hacía que doliera menos. Y no, no era feliz con nadie, ninguno de los chicos con quien salí eran tú, no confiaba en ninguno y no quería volver a sufrir… Me volví fría, dura… fuerte… Era mi manera de sobrevivir.

»Mamá enfermó y su enfermedad también me ayudó a olvidarme un poco de todo, era algo que necesitaba toda mi atención y mis energías… Dejé de lado el resto… Pero cuando se fue, solo necesitaba estar contigo… tu abrazo. Ella lo supo, por eso hizo esto —digo y nos señalo.

—Perdón… —susurra—. Mil veces perdón…

Suspiro. Anhelé tanto escucharlo decir aquello y ahora no tenía ningún efecto en mí.

—Abre la carta —digo señalando la cartulina que reposa en mi escritorio.

Él lo hace.

«Sol y Tomás:

¿Ha sido un día intenso? Lo comprendo, sí, los recuerdos pueden ser así. Me pasa mucho ahora que estoy al límite, vienen los recuerdos y me arrastran a otras épocas de alegría que ya quedaron muy atrás.

Lo malo es que también guardamos recuerdos feos, ¿no? Y los recuerdos van asociados a las emociones que sentimos en aquel momento, es en realidad eso lo que queda estampado en nuestra alma. Los unen muchos recuerdos, muchos de ellos dolorosos, pero estoy segura que muchos de ellos alegres. De hecho, diría que estos últimos son los más. ¿No?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.